Resignación o rechazo ante las denuncias de corrupción

Por Martín Bravo - Diario Clarín
Para los manifestantes consultados por Clarín, no empañan las virtudes del Gobierno.

Militantes, integrantes de las agrupaciones oficialistas, familias sueltas que se acercaron a apoyar al Gobierno y también a presenciar los shows argumentaron sus presencias en la Plaza de Mayo con diferentes motivos y desde diferentes lugares. Sobre las denuncias de corrupción y lavado de dinero que complican al kirchnerismo, se sucedieron reacciones similares: la negación o la resignación, sin que en ningún caso alcance a tapar lo que remarcaron como virtudes.

Emilia Murúa, de 74 años y “peronista desde los 12”, viajó desde Rosario en un micro de la Agrupación Parque Casas. “Estoy conforme con todo, no me puedo quejar. ¿Lo mejor? Que me aumenta dos veces al año”, aseguró, y desestimó las denuncias: “Yo no creo, lo hace un periodista que no es serio. Saca a ventilar trapitos y eso lo tiene que hacer la Justicia”. Gustavo Gómez, administrativo, y Olga Obregón, que trabaja en la municipalidad de Florencio Varela, llegaron en uno de los micros (“un montón, 30, 40...”) que dispuso el intendente Julio Pereyra. “ Siempre van a inventar cosas, ¿por qué no lo prueban? Quieren generar odio hacia la Presidenta, pero mirá cómo está esto ”, negó Gómez la corrupción, uno de los principales motivos de queja en la protesta del 18 de abril. Como principal virtud del Gobierno, remarcaron “la ayuda social al pueblo y la perseverencia para sacar el país adelante”.

Eber Galván -19 años, estudia magisterio- viajó desde Catamarca en un micro de La Cámpora. Se acercó hace un mes en esa agrupación, “por un amigo que milita hace rato”, y contó a este diario que mira el programa de Lanata pero que no cambia su mirada del Gobierno: “El país está progresando”. Enrique Velázquez, albañil, salió a las 20 del sábado desde Oberá, Misiones, en un micro fletado por la agrupación de la diputada provincial Sonia Melo: “Me gusta cómo Cristina maneja el país, su proyecto de trabajo, hace lo posible para que el país vaya al frente”. Sobre la corrupción, se limitó a decir: “No me gusta, tendría que haber un poco más de seguridad”. Mario Barcena viajó desde Ischilín, Córdoba, en uno de los cuatro micros del Movimiento Nacional Campesino Indígena: “Este Gobierno nos dio la posibilidad de organizar y expresar nuestras necesidades. Antes no era así.

Los que hablan de corrupción son los que el Gobierno les toca el bolsillo.

Se dicen tantas cosas... Hay que seguir la lucha, no detenerse en eso”.

Entre las columnas de agrupaciones, sindicatos, intendentes circularon familias que llegaban por su cuenta. Adrián Luques, ferretero de Villa Lugano, fue a la Plaza con su mujer Martina y su hija Maia. “La modificación de la Corte, la Asignación Universal por Hijo, la política de derechos humanos”, valoró del Gobierno, y argumentó sobre las causas del empresario kirchnerista Lázaro Báez: “ Sobreprecios con la obra pública hay en todas partes del mundo, y acá no hay pruebas contundentes. Hay que combatir la corrupción, que actué la Justicia y que vayan en cana, pero hay que controlar a todos los sectores y no sólo al Gobierno”. A unos metros Ivana, apurada por alejar a su bebé del sonido de los bombos, contó: “Vinimos porque creíamos que íbamos a poder ver a Silvio”. Del Gobierno apoyó “las políticas de inclusión”. Antonio Corizzo -óptico-, su mujer Ana y su hija Romina llegaron en tren desde Adrogué. “Hace 10 años que estamos trabajando, tratando de mejorar gracias a las políticas de este Gobierno”, dijeron, y sobre la corrupción Corizzo replicó: “Que muestren las causas de otros también. La Justicia tiene que investigar más rápido pero a todos, al oficialismo y a la oposición”.

Pobre patria mía. ¿No estan cansados de mirarse el ombligo? Parece que no. A continuar con la ineptocracia...