A juzgar por sus movimientos, la firma Borges sabe separar la paja del trigo. Y enmedio del mayor conflicto con el campo del que se tenga memoria, se puso en lista de espera. Quiere comprar tierras y fábricas para producir aquí aceite de oliva.
Dato curioso: Borges es la número uno del rubro en Europa y viene a buscar en la Argentina lo que le está faltando en su España natal. Así, sigue los pasos de las también españolas Fragata, Agro Sevilla y Guadalquivir que ya echaron raíces.
Y aunque se necesita capital (US$ 14.000 para implantar una hectárea y 10 años de paciencia), los árboles en la Argentina alcanzaron su madurez, mientras en Europa se encuentran envejecidos. Una ventaja adicional es la contra estación respecto del hemisferio Norte, en un producto que pierde calidad con el tiempo.Desde hace siglos, el aceite de oliva es considerado una delikatessen.
Cuenta la leyenda que en Babilonia, al médico se le llamaba "asu", por conocer sus sabores. Y en el nacimiento de la civilización, fenicios y griegos lo diseminaron por el Mediterráneo. Por cierto, Argentina figura en el radar como productor de enorme potencial.El negocio del aceite de oliva mueve US$ 150 millones en el país y también atrae a bodegas tradicionales que lo unen al vino en su catálogo de marcas. Por aquí es reciente: creció estimulado por generosos beneficios impositivos en áreas castigadas por el clima.
Hay hombres de fortuna como el rey del juego Cristóbal López, Roemmers (laboratorios), Sutton (hotel Alvear), Liberman (ex VCC) y Mastellone (La Serenísima) involucrados en la producción. Pero la novedad es que existen fideicomisos para invertir y grupos que se ocupan de arrendar y producir a gran escala.
Es el caso de Gianfranco Andreani, dueño de Yancanelo y Luar, con fincas en distintos puntos de Mendoza que suman 1.500 hectáreas. Contabiliza una facturación de US$ 10 millones y crecientes embarques a Brasil y EE.UU. Andreani elabora, además, para terceros.
Sin duda, el aceite de oliva es de las producciones agropecuarias que hoy cantan victoria. Y un dato no menor: al ser una exportación de valor agregado paga sólo 5% de retenciones.
Fuente: Por: Silvia Naishtat para Diario Clarín