Durante su última jornada en esta ciudad, en la que cada rascacielos resulta digno de una postal, Mauricio Macri cuestionó ayer la demora de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) -el ente tripartito creado para administrar la limpieza de ese curso de agua- en contratar, con apoyo internacional, las tareas de saneamiento necesarias.
Macri y su equipo de gobierno llegaron hasta esta metrópolis de 22 millones de habitantes para intentar aprender de la experiencia de saneamiento en marcha en el río Suzhuo Creek que, según una presentación en video proyectada ante Macri, ya logró depurar 1,4 millones de metros cúbicos de agua, con una inversión de 2900 millones de dólares.
El programa de saneamiento comenzó a aplicarse en 1997. "Hace 20 años la situación se parecía a la del Riachuelo, supongo, con los habitantes y las industrias descargando sus aguas residuales al río", sostuvo Zhu Shiqing, vicedirector de la Agencia de Recursos Hídricos de Shanghai, de la que depende el saneamiento del río.
Y relató los pasos dados por Shanghai para lograr el éxito:
-Obstaculizar la fuente de la contaminación mediante la erradicación de las industrias, la construcción de tuberías para recolectar las aguas servidas y de reservorios para almacenar el caudal de lluvias, que aquí caen contaminadas, de manera de limpiarlas antes de drenarlas hacia el río.
-Hacer fluir el curso de agua, mediante la movilización artificial de la corriente, originalmente estancada.
-Evacuar el lecho de barro contaminado, pese a que todavía no encontraron una solución para su depuración, tal como el día previo había informado al ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera, el gerente general de Tratamiento del Agua de la Shanghai Chengtou.
-El embellecimiento de las riberas. Curiosamente, en el Riachuelo la Acumar empezó por el último paso.
-Obstaculizar la fuente de la contaminación mediante la erradicación de las industrias, la construcción de tuberías para recolectar las aguas servidas y de reservorios para almacenar el caudal de lluvias, que aquí caen contaminadas, de manera de limpiarlas antes de drenarlas hacia el río.
-Hacer fluir el curso de agua, mediante la movilización artificial de la corriente, originalmente estancada.
-Evacuar el lecho de barro contaminado, pese a que todavía no encontraron una solución para su depuración, tal como el día previo había informado al ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera, el gerente general de Tratamiento del Agua de la Shanghai Chengtou.
-El embellecimiento de las riberas. Curiosamente, en el Riachuelo la Acumar empezó por el último paso.
Cabe recordar que la Capital aún no aportó los 300 millones de pesos a la Acumar, según la ley de emergencia que se sancionó hace dos años.
Fuente: Por Angeles Castro - Diario La Nación