Marc Coma, ex piloto de motos y multicampeón, ahora director deportivo de A.S.O., la empresa organizadora del Dakar, explicó cómo se prepara la carrera y habló sobre la permanencia en la Argentina.
La próxima edición del Dakar será muy significativa. El rally raid más extremo del mundo cumplirá 40 años de existencia desde que lo creara Thierry Sabine, y celebrará 10 en Sudamérica y también en la Argentina, el único país que siempre ha sido testigo de esta aventura durante la última década. El Dakar pasó por 20 provincias argentinas, algunas de manera esporádica, y también por lugares que se han convertido en míticos, como las dunas de Fiambalá, en Catamarca, o las arenas del Nihuil, en Mendoza. La edición 2018 largará desde Lima, Perú, el 6 de enero. Pasará por Bolivia, y finalizará el 20 de enero en Córdoba, Argentina.
Marc Coma, con 41 años, ya es una leyenda en el Dakar: lo ganó en 6 ocasiones, y en su extensa trayectoria se impuso sucesiva y alternativamente varias veces en las competencias más exigentes de la especialidad, como el rally de los Faraones, el de Abu Dabhi, y en el campeonato mundial de Rallies Cross-Country, siempre sobre una moto. Desde 2105 es el director deportivo del Dakar, y pocos días atrás le concedió una entrevista exclusiva a Weekend para explicar la cara que menos se ve del rally, aquella que tiene que ver con los preparativos y la elección de los lugares y recorridos.
W: Tras finalizar un Dakar, ¿cuándo se empieza a trabajar para el próximo?
M.C.: Prepararlo es un proceso largo. Hay una parte de nuestro departamento de relaciones exteriores que antes que se largue la edición 2018 ya está trabajando para acordar por dónde va a pasar la edición del ’19, evaluando el perfil sociopolítico de los países. Pero además, debe haber una coordinación entre la gestión diplomática y la deportiva para ver si todo es viable. Primero debe haber una conexión de enlace terrestre entre los países interesados. Y las opciones que buscamos y las que ofrecen los países deben ser posibles desde lo logístico y deportivo.
W: Tres condiciones que deben tener cada país para ser candidato al Dakar…
M.C.: Hay más de tres. Necesitamos un contexto político-económico favorable, con un interés cierto del país por recibir la prueba. Luego debe haber condiciones deportivas y logísticas. Estos tres elementos deben existir, si no la prueba es inviable. Para recibir al Dakar necesitamos el involucramiento de los gobiernos y de sus instituciones.
W: Una vez que la cuestión diplomática y económica está cerrada, ¿cómo se trabaja sobre el terreno?
M.C.: Ahí vemos según la experiencia que tenemos sobre cada país, si ya estuvimos varias veces o si es nuevo. Por ejemplo, en la Argentina, donde llevamos 10 años, la fase de exploración es más corta porque ya conocemos lo que se puede hacer y lo que no. Pero en países que vuelven a entrar, como ahora es Perú, tuvimos que realizar una extensa tarea de exploración para lograr un recorrido atractivo, para saber si el terreno puede aguantar todo el paso de la carrera, por ejemplo si se va a degradar en caso de lluvia, si se puede pasar por determinadas zonas.
W: ¿Cuánto tiempo lleva ese trabajo y cómo es?
M.C.: Trabajamos con distintos equipos, algunas veces dos a la vez, durante dos o tres meses. Cada equipo está conformado, mínimo, por dos vehículos 4×4 totalmente equipados y autónomos, esto es que cada uno lleva un mecánico y piezas de recambio por cualquier incidente, víveres y equipos de comunicación. Así, tienen unos mil kilómetros de autonomía. Si es necesario, dormimos en el desierto. En esa fase de exploración, muchas veces vamos a lugares de difícil acceso donde ha pasado muy poca gente.
W: ¿Qué buscan en esa fase de exploración?
M.C.: Que haya un interés deportivo. Tratamos de evitar rectas interminables que no aportan nada. Cuando estamos en dunas buscamos algún paso complicado en que los pilotos deban aplicar navegación y habilidad conductiva. Si es en montaña, que haya buenas curvas, con subidas y bajadas. No debemos olvidar que los gobiernos deben validar nuestra propuesta de recorrido por el medioambiente y la cultura por si tocamos algún parque nacional o una reserva arqueológica, y así evitar cualquier zona sensible.
W: ¿En general qué sucede con eso, hay muchas discusiones?
M.C.: Luego de la evaluación y de realizar la traza del recorrido la enviamos a todos los ministerios para su análisis. Algunas veces, funcionarios de algún organismo oficial van al terreno para ver directamente la zona para evaluar el recorrido. Siempre buscamos tener una comunicación fluida para evitar cualquier tipo de inconveniente con los lugares y sus habitantes.
W: En este rally la logística es clave, ¿cómo se organiza?
M.C.: Cada Dakar requiere de una organización especial. Si bien hay muchos años de experiencia, la logística de cada campamento, de los traslados, la movilidad aérea o terrestre, se va implementando casi a la misma velocidad que se construye el recorrido deportivo. Siempre tenemos planes alternativos por distintas contingencias imprevistas que se puedan dar.
W: ¿Cuánta gente trabaja en la organización?
M.C.: Durante el evento unas 600 personas que trabajan en las áreas deportiva, logística, prensa, alimentación, etc. Hay gente de A.S.O. (Amaury Sport Organisation, uno de los principales organizadores de eventos deportivos en Francia), prestadores privados, voluntarios, agentes oficiales, etc.
W: Antes hiciste referencia a los 10 años que el Dakar lleva en la Argentina. ¿Por qué se dio esta continuidad?
M.C.: Creo que en el 2009, cuando yo era piloto y aterrizó en Sudamérica, desde el minuto uno descubrimos una conexión especial de la gente con esta competencia. Toda la familia Dakar quedó sorprendida por el recibimiento y ese vínculo casi mágico ha hecho que el Dakar ya lleve una década en este país. Incluso, con la gran difusión que tiene nos ha permitido dar a conocer lugares que incluso muchos argentinos desconocían.
W: ¿Cuál es ese contexto favorable que encuentran en Sudamérica y en la Argentina, en particular?
M.C.: A nivel deportivo los países son interesantes, ofrecen extensiones, desiertos, geografías variadas. Eso es muy importante. A nivel geopolítico hay una situación muy buena para recibir el evento. Ese es un aspecto clave. Sin las dos cosas no se podría realizar el Dakar. Desde el punto de vista de imágenes, en Sudamérica hay una variedad sorprendentemente rica mientras que en Africa todo es muy parecido. El abanico de condiciones que deben afrontar los competidores es mucho más amplio aquí.
W: ¿Con la llegada a Sudamérica bajó el número de pilotos europeos y subió el de sudamericanos?
M.C.: Al comienzo de nuestra llegada aquí los locales eran pocos. Pero, a medida que fueron pasando los años, se equilibraron las participaciones. Y un dato, en Argentina se ha generado una cultura Dakar y estamos hablando que este país ya es una de las cinco primeras nacionalidades que participan.
W: Uno de los cuestionamientos de los pilotos europeos es que aquí se perdió la gran cantidad de arena que tenían en África…
M.C.: En las últimas dos ediciones algunos pilotos se quejaron que hubo un poco menos de arena que en otras. Pero este año, con el recorrido que tenemos les sobrará arena. El Dakar está en constante evolución y algunos años hay más arena y otros, menos. Creo que estaremos ante un Dakar histórico donde la arena será uno de los principales protagonistas.
W: ¿Crees que en algún momento el Dakar regresará a Africa?
M.C.: Al día de hoy creo que es muy difícil. Al Dakar le queda mucho por descubrir en Sudamérica. Y el contexto que hoy encontramos en esta región no lo encontramos en los países africanos.
Nota completa publicada en revista Weekend 544, enero 2018.
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