Por Luis Ceriotto - Diario Clarín - Fueron exactamente $ 1.990,3 millones que el Tesoro Nacional transfirió para esa empresa y para Austral. A pesar de esta inyección de fondos públicos, la aerolínea pierde US$ 1,8 millón diarios.
Simulador. El presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, en marzo de este año cuando presentó los nuevos equipos de simulación de vuelo para entrenar pilotos. / TELAM
Durante los primeros siete meses de 2013, Aerolíneas Argentinas y Austral recibieron subsidios del Estado por 1.990,3 millones de pesos,
equivalentes a unos 380 millones de dólares, al tipo de cambio oficial
promedio. Las cifras corresponden exclusivamente a partidas giradas
desde el Tesoro Nacional hacia las dos aerolíneas cuyo presidente es
Mariano Recalde y fueron relevadas por la Asociación de Presupuesto y
Administración Financiera Pública (ASAP).
De esa manera, en cinco años exactos desde su estatización -ocurrida en julio de 2008- el Estado traspasó a Aerolíneas y Austral 15.182 millones de pesos, equivalentes según el tipo de cambio promedio de cada período a US$ 3.360 millones.
En lo que va del año, los subsidios se atenuaron levemente y resultaron 16% más bajos que en el mismo período de 2012. Aun así, hoy Aerolíneas mantiene un nivel de pérdidas que es equivalente a 1,8 millones de dólares por día.
Un dato clave es que esa enorme montaña de dinero, prácticamente no ha tenido ningún tipo de control en estos cinco años. La semana pasada, la Auditoría General de la Nación (AGN) emitió su dictamen sobre el Balance 2010 de Aerolíneas. El organismo que encabeza el radical Leandro Despouy debió detallar, a lo largo de tres carillas, las razones por las cuales ese balance, además de tardío, escamotea las planillas que permitan a la AGN verificar si lo que se dice allí es cierto o no. “Debido a las limitaciones al alcance de nuestro trabajo (...) no estamos en condiciones de emitir una opinión sobre los estados contables de Aerolíneas Argentinas al 31 de diciembre de 2010”, destacó el informe. “De los relevamientos efectuados quedó en evidencia la inexistencia y/o falta de funcionamiento de controles incorporados a los procedimientos que permitan la detección y corrección oportuna de los eventuales errores e irregularidades y la insuficiente comunicación entre los sectores que intervienen en las distintas operatorias”, añadió.
El trabajo de la AGN recordaba que una situación similar se había presentado al auditar el Balance 2009. Este fue el año que Recalde asumió al frente de Aerolíneas. La compañía estatizada factura por venta de pasajes aproximadamente 1.200 millones de dólares al año. De modo que si a esta cifra se le suman los subsidios del Estado que recibe periódicamente, se puede concluir que la compañía requiere entre 1.700 y 2.000 millones de dólares por año sólo para cubrir sus costos de funcionamiento.
La deuda financiera de Aerolíneas, al momento de su estatización en julio de 2008, ascendía a casi 900 millones de dólares. Una parte importante de ese pasivo eran compromisos con organismos del Estado. En la actualidad no hay datos confiables sobre ese renglón. Fuentes que conocen los números de la empresa, aseguran que, a pesar de los subsidios, ese pasivo no se achicó y que incluso se incrementó en los últimos años.
La capitalización en favor de la empresa ha sido escasa. Aerolíneas cambió la mayor parte de su flota alquilada por otros aviones, más modernos, pero igualmente alquilados. Sólo adquirió dos Boeing 737-NG a principios de 2009 y los 20 Embraer que contrató Ricardo Jaime, cuya compra sigue siendo objeto de investigación en la Justicia. Todo el equipamiento restante, desde los nuevos Airbus 330 hasta los simuladores de vuelo, son alquilados. Aerolíneas no es dueña de ese capital.
De esa manera, en cinco años exactos desde su estatización -ocurrida en julio de 2008- el Estado traspasó a Aerolíneas y Austral 15.182 millones de pesos, equivalentes según el tipo de cambio promedio de cada período a US$ 3.360 millones.
En lo que va del año, los subsidios se atenuaron levemente y resultaron 16% más bajos que en el mismo período de 2012. Aun así, hoy Aerolíneas mantiene un nivel de pérdidas que es equivalente a 1,8 millones de dólares por día.
Un dato clave es que esa enorme montaña de dinero, prácticamente no ha tenido ningún tipo de control en estos cinco años. La semana pasada, la Auditoría General de la Nación (AGN) emitió su dictamen sobre el Balance 2010 de Aerolíneas. El organismo que encabeza el radical Leandro Despouy debió detallar, a lo largo de tres carillas, las razones por las cuales ese balance, además de tardío, escamotea las planillas que permitan a la AGN verificar si lo que se dice allí es cierto o no. “Debido a las limitaciones al alcance de nuestro trabajo (...) no estamos en condiciones de emitir una opinión sobre los estados contables de Aerolíneas Argentinas al 31 de diciembre de 2010”, destacó el informe. “De los relevamientos efectuados quedó en evidencia la inexistencia y/o falta de funcionamiento de controles incorporados a los procedimientos que permitan la detección y corrección oportuna de los eventuales errores e irregularidades y la insuficiente comunicación entre los sectores que intervienen en las distintas operatorias”, añadió.
El trabajo de la AGN recordaba que una situación similar se había presentado al auditar el Balance 2009. Este fue el año que Recalde asumió al frente de Aerolíneas. La compañía estatizada factura por venta de pasajes aproximadamente 1.200 millones de dólares al año. De modo que si a esta cifra se le suman los subsidios del Estado que recibe periódicamente, se puede concluir que la compañía requiere entre 1.700 y 2.000 millones de dólares por año sólo para cubrir sus costos de funcionamiento.
La deuda financiera de Aerolíneas, al momento de su estatización en julio de 2008, ascendía a casi 900 millones de dólares. Una parte importante de ese pasivo eran compromisos con organismos del Estado. En la actualidad no hay datos confiables sobre ese renglón. Fuentes que conocen los números de la empresa, aseguran que, a pesar de los subsidios, ese pasivo no se achicó y que incluso se incrementó en los últimos años.
La capitalización en favor de la empresa ha sido escasa. Aerolíneas cambió la mayor parte de su flota alquilada por otros aviones, más modernos, pero igualmente alquilados. Sólo adquirió dos Boeing 737-NG a principios de 2009 y los 20 Embraer que contrató Ricardo Jaime, cuya compra sigue siendo objeto de investigación en la Justicia. Todo el equipamiento restante, desde los nuevos Airbus 330 hasta los simuladores de vuelo, son alquilados. Aerolíneas no es dueña de ese capital.
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