Por Martín Dinatale | LA NACION - Aumenta la tensión diplomática con Londres por Malvinas
Dos citaciones a embajadores casi en simultáneo, una denuncia penal y un duro intercambio de palabras reactivaron ayer con dosis de elevada tensión el conflicto diplomático que protagonizan la Argentina y Gran Bretaña por las islas Malvinas.
Losdichos de Cristina Kirchner del 2 de abril pasado, cuando objetó a Londres por el aumento del presupuesto de defensa para las Malvinas, sumado a un presunto espionaje británico a Buenos Aires y la denuncia penal de la Argentina contra las empresas inglesas que realizan actividades de exploración de hidrocarburos en la zona del Atlántico Sur, se convirtieron en condimentos perfectos para desatar una nueva tormenta.
Anteayer por la tarde, el Foreign Office citó en Londres a la embajadora argentina Alicia Castro para que dé explicaciones sobre los dichos de Cristina Kirchner. Es porque en el acto por la conmemoración de los 33 años de la Guerra de Malvinas la Presidenta dijo que el aumento de la defensa británica en las islas obedecía tanto a una postura favorable al "lobby armamentista" como a cuestiones de política interna de Londres.
En este contexto, fuentes del Foreign Office dijeron a LA NACIÓN que se objetaron esas declaraciones ante la embajadora Castro. Las mismas fuentes indicaron desde Londres que "el Reino Unido no tiene dudas acerca de su soberanía sobre las islas Malvinas y sus áreas marítimas circundantes, como tampoco del derecho de los isleños acerca de decidir su propio futuro".
La mención de las áreas marítimas respondió a la decisión de la Argentina de presentar una denuncia penal contra las empresas británicas Rockhopper Exploration, Premier Oil y Falkland Oil And Gas Limited, que llevan adelante trabajos de exploración de petróleo en la zona de Malvinas.
Unas horas después de que se conociera la citación de Castro, el vicecanciller Eduardo Zuain decidió convocar al embajador británico John Freeman para exigirle explicaciones por el silencio de Londres frente a las revelaciones del ex agente de la CIA Edward Snowden, a través de la publicación The Intercept, sobre acciones de espionaje electrónico masivo dirigidas contra la Argentina. Desde que se conoció esa denuncia, el viernes pasado, Gran Bretaña mantuvo un sugestivo silencio.
"Fue una reunión muy dura y cargada de tensión", graficó a LA NACIÓN una calificada fuente del Gobierno. El encuentro de Zuain (el canciller Héctor Timerman estaba de viaje a Panamá para la Cumbre de las Américas) con Freeman se realizó ayer y duró 40 minutos. Fue tiempo suficiente como para que el vicecanciller planteara el malestar del Gobierno por las denuncias de espionaje y se quejara por el "maltrato" que recibió la embajadora Castro en Londres. Zuain dijo que el caso de espionaje viola el derecho a la privacidad según las resoluciones 68/167 y 69/166 de la Asamblea General de las Naciones Unidas y constituyen "actos de intrusión grave, violan los derechos a la privacidad y a la libertad de expresión y pueden ser contrarios a una sociedad democrática". Según ratificaron al menos tres fuentes de la diplomacia local y extranjera a LA NACIÓN, el presunto espionaje británico a la Argentina no habría estado vinculado con las Malvinas, sino con las negociaciones que mantuvo el Gobierno con Irán por el memorándum de la causa AMIA.
El embajador británico no dio explicación alguna sobre el espionaje. "No haremos comentarios", se limitó a decir Freeman, siempre según la versión argentina, ya que la embajada británica no emitió comunicado alguno ni quiso informar sobre el encuentro en el Palacio San Martín.
La reunión entre Zuain y Freeman derivó luego en la denuncia de la Argentina contra las petroleras británicas. La Cancillería informó que junto con el Ministerio de Planificación se presentó una denuncia penal contra las empresas que realizan trabajos de exploración de hidrocarburos en la plataforma continental argentina sin haber obtenido autorización de la Secretaría de Energía y en violación de la ley 26.915 y las resoluciones de la ONU referidas a las Malvinas. En este punto el embajador británico se mostró muy preocupado por las represalias y presiones que podrían sufrir las compañías británicas.
Pero quizás el punto más álgido del encuentro haya sido cuando se abordó el tema de aumento de la defensa británica en Malvinas. Según pudo saber LA NACIÓN, el vicecanciller expresó al embajador británico el malestar del Gobierno por las declaraciones del secretario de Defensa del Reino Unido, Michael Fallon, cuando anunció el incremento del gasto militar en las islas y la introducción de nuevo equipamiento bélico, alegando una supuesta "amenaza" argentina.
"Es inverosímil y fantasiosa la idea de Gran Bretaña de una supuesta amenaza militar argentina en las islas. Nuestro gobierno siempre buscó y buscará resolver el conflicto por la vía pacífica", asestó Zuain. Sin embargo, el embajador Freeman mencionó el "hostigamiento" y las amenazas que sienten los isleños de parte de la Argentina. "No pueden siquiera consumir fruta fresca porque la Argentina no les permite a los países de la región abastecer a las islas", se habría quejado el embajador británico.
El reciente intercambio diplomático fue áspero. Ni en Londres ni en Buenos Aires se arribó siquiera a un principio de acuerdo sobre Malvinas y todo quedó peor que antes..
Del editor: qué significa. En Gran Bretaña están en plena campaña. En la Argentina, el discurso antibritánico siempre rinde. Sólo así se entiende la actual escalada
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