(La Nación) - Los acuerdos firmados por los presidentes por ahora sólo contemplan financiación potencial
MOSCÚ (De un enviado especial).- La "asociación estratégica" que Cristina Kirchner firmó ayer con Rusia encierra un claro mensaje geopolítico, en momentos en que Vladimir Putin se dibuja como un rival arquetípico de las potencias occidentales. En lo económico es una alianza en potencial, sin rastros aún de la avalancha de inversiones que anticipó el Gobierno.
Los dos presidentes firmaron 24 convenios bilaterales. En casi ninguno se habla de dinero, sino de "cooperación integral", "memorandos de entendimiento", "análisis de posibilidades", "declaraciones conjuntas de intenciones".
Los gigantes energéticos rusos -Gazprom, Lukoil, Rosatom- se comprometieron a analizar eventuales negocios, pero no firmaron nada parecido a un cheque. Incluso sus ejecutivos señalaron en la reunión con la Presidenta sus dudas por las restricciones económicas para girar divisas desde la Argentina.
Un ejemplo de los anuncios menguantes de esta gira fue el acuerdo entre YPF y Gazprom, la segunda productora de gas del mundo, para explorar Vaca Muerta. El convenio que firmó aquí el presidente de la petrolera argentina, Miguel Galuccio, habla de "trabajar conjuntamente para la realización de nuevos proyectos de exploración geológica, extracción, transporte de hidrocarburos y generación de energía en territorio argentino". Es sólo un posible primer paso para una negociación que termine en inversiones concretas.
El otro anuncio estelar en el que trabaja desde hace tiempo el ministro de Planificación, Julio De Vido, es la adjudicación sin licitación a Rosatom de la obra de una nueva central atómica, después de las dos que el Gobierno le encargó a China.
Lo que se firmó es un convenio por el cual la empresa desarrollará una propuesta y el Banco de Desarrollo ruso analizará la posibilidad de financiarla. En la comitiva argentina veían difícil que esta administración llegue a firmar algún día el contrato. El sucesor de Cristina Kirchner decidirá qué hacer.
El único que pudo hablar de plata durante la gira fue el empresario Eduardo Eurnekian, que vino a firmar los contratos para construir la presa hidroeléctrica Chihuido, en Neuquén, una obra de 1900 millones de dólares. El dinero lo presta Moscú al 6,5% y la tecnología será provista por empresas rusas..
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