El programa supone la construcción de 120 aviones de combate por un valor de 7.800 millones de dólares para sustituir a los aviones de fabricación estadounidense F-4 y F-5 de la Fuerza Aérea surcoreana. Recordemos que Indonesia también participa en el programa, de ahí que aporte el 20 % de financiación, junto al 60 % del dinero aportado por Corea del Sur y otro 20 % aportado por el grupo industrial elegido, según se anunció en abril del año pasado.
El programa KF-X se aprobó en 2010 y contempla la fabricación de 120 unidades de este caza de cuarta generación entre 2023 y 2030. Hasta hace no demasiado tiempo la viabilidad de este programa era incierto ya que ha sido retrasado en numerosas ocasiones con los correspondientes rumores que apuntaban a un sobrecoste del proyecto.
De esta manera Lockhed Martin volvería a imponerse a Airbus en el mercado surcoreano, después de que en 2013 el F-35 se impusiera al Eurofighter Typhoon en un contrato para el suministro de 40 aviones de última generación. Hasta cierto punto era de prever un resultado de este tipo si tenemos en cuenta la especial relación estratégica que une a Corea del Sur y a Estados Unidos y que se materializa en la presencia de fuerzas estadounidenses en el país como frente a la amenaza del vecino del norte. En ese marco no es sorprendente que los programas de adquisición de material militar de este país tengan en Estados Unidos a uno de los principales suministradores. Existe colaboración previa entre KAI y Lockheed Martin en el área de aviones de combate, ya que desarrollaron el entrenador avanzado o de ataque ligero T-50. (J.N.G.)
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