Por Martín Dinatale | LA NACION
El Senado trata en estos días la aprobación de un polémico
acuerdo entre la Argentina y China para la instalación de una estación espacial
de exploración lunar en el paraje Bajada del Agrio, en Neuquén, a 1380
kilómetros de Buenos Aires. Pero mientras el Congreso debate el tema,
excavadoras y cientos de obreros trabajan rápidamente en la construcción de esa
planta que forma parte de uno de los más acariciados sueños de Pekín en
territorio argentino.
La decisión de Cristina Kirchner y su par chino, Xi Jinping,
de avanzar con la estación espacial por encima de cualquier aval parlamentario
no es el único dato llamativo del proyecto. Los "anexos reservados"
que contienen la letra chica para el desarrollo final de la estación espacial
que se firmaron con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae)
están bajo siete llaves y empiezan a despertar sospechas. En medio de ese
hermetismo, sólo se dio a conocer una parte del texto del acuerdo marco para su
aprobación en el Congreso.
Los obreros avanzan
en el paraje neuquino Bajada del Agrio en la construcción de una estación
espacial china. Foto: LA NACION
Legisladores de la oposición y, en reserva, oficiales de las
Fuerzas Armadas se mostraron preocupados por una cuestión sensible: la
posibilidad de que la estación espacial china, instalada en un predio de 200
hectáreas, en el futuro inmediato sea usada por Pekín con fines militares.
Hay más dudas que encierra el acuerdo que aprobó la mayoría
kirchnerista en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y que se
tratará en el recinto pasado mañana. Según los ocho artículos del acuerdo
marco, se prevé una exención impositiva total para los chinos por los 50 años
que durará la concesión de tierras; la Argentina "no interrumpirá las
actividades normales" que se realicen en la estación espacial; los
empleados de China que trabajen en Neuquén se regirán bajo la legislación de
Pekín y el gobierno chino "mantendrá indemne a la Argentina de toda
obligación que surgiere de reclamos de cualquier naturaleza".
Los obreros que trabajan en Neuquén bajo el auspicio del
gobernador Jorge Sapag esperan terminar la estación e instalar la antena
espacial en febrero de 2015. Así lo dijo el secretario de Gestión Pública de
Neuquén, Rodolfo Laffitte.
Si las obras están tan avanzadas, ¿para qué se necesitará de
un aval del Congreso para ratificar el acuerdo de Cristina Kirchner y Xi
Jinping? En el Gobierno respondieron a LA NACION que las obras en marcha forman
parte de la autarquía que tiene Neuquén para firmar acuerdos con otros países y
que el trabajo actual sólo forma parte de la "construcción civil" de
la planta. El equipamiento espacial llegará luego, con los empleados chinos.
El secretario de
Gestión Pública de Neuquén, Rodolfo Laffitte, explicó los alcances de la obra
en marcha. Foto: LA NACION
La Comisión Nacional de Actividad Espacial (Conae) y la
Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de
Satélites (CLTC) trabajarán en conjunto en Neuquén una vez que se instale la
estación espacial. Pero, según establece el acuerdo, la Argentina sólo podrá
utilizar 10% de tiempo del trabajo de la estación, es decir, "2 horas 40
minutos por día para actividades científicas y tecnológicas". Laffitte
aclaró que el momento de empleo de este tiempo dependerá del uso de la estación
y los vuelos que tenga China al espacio profundo.
Tanto la letra chica del acuerdo de la Conae con CLTC como
el pacto del gobierno de Neuquén con China figuran en anexos reservados que no
se hicieron públicos en el Senado.
Fuentes calificadas de las Fuerzas Armadas dijeron a LA
NACION que hay mucha preocupación por el eventual uso militar de la estación
china en territorio argentino y no descartan que desde las antenas que se
instalarán en Neuquén puedan realizarse tareas de seguimiento de misiles. En el
Ministerio de Defensa explicaron que nunca fueron consultados por este proyecto
con China.
La Conae descartó tajantemente la posibilidad de un uso
militar de la estación espacial. El secretario general de la Conae, Félix
Menicocci, se presentó el miércoles pasado en la Comisión de Relaciones
Exteriores del Senado para explicar los alcances del acuerdo firmado entre los
dos países. Allí negó que vaya a estar implicado personal militar chino en el
proyecto. Algo similar dijeron a LA NACION fuentes de la embajada de China en
Buenos Aires.
Para el especialista en temas internacionales Felipe de la
Balze, "la estación satelital en Neuquén, en particular la mencionada red
de telemetría, seguimiento y control, es una tecnología de uso dual civil y
militar. Tiene además de sus usos civiles, usos militares de enorme relevancia
y que podrían implicar a nuestro país en un futuro conflicto militar entre los
Estados Unidos y China".
LA OPOSICIÓN
El senador Fernando "Pino" Solanas (UNEN), que
integra la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, al igual que los
radicales Juan Carlos Marino y Ángel Rozas y el socialista Rubén Giustiniani
mostraron duros reparos al acuerdo que se dispone a aprobar el kirchnerismo en
el recinto esta semana.
"El acuerdo no especifica si el personal que empleará
China será militar o no. Pero en caso de ser militares, el ingreso al país debe
estar sujeto al régimen especial de la ley 25.880 de ingreso de tropas",
dijo Solanas.
El legislador de UNEN evaluó que la tecnología utilizada es
"sensible y de uso dual, civil/militar, ya que China tiene integrados
estos programas y se utiliza también para el tracking [seguimiento] de la
actividad aeroespacial y misilística". Además, Solanas dijo que están
comprobados los lazos de CLTC con los organismos militares chinos, con el
Centro Nacional de Control y Seguimiento Misilístico del Espacio y, lo más
destacado, el CLTC depende específicamente del Departamento General de Armamento
y de la Comisión Central Militar del Ejército Popular de Liberación de China. También, se supo que el director de la CLTC sería a la vez
jefe militar del Departamento de Armamento General del Ejército chino.
A su vez, el senador Marino dijo que el proyecto que se
construye en Neuquén será "una verdadera cesión de soberanía de territorio
argentino a China". El lugar sería custodiado en el futuro por la
Gendarmería y no podrá ingresar cualquiera.
En el caso de que haya personal militar chino en la estación
de Bajada del Agrio y haya un proyecto militar detrás, las objeciones por las
exenciones impositivas por 50 años, la legislación laboral con la que se
trabajará allí y la participación de la Conae en el proyecto apenas pasarán a
ser una pequeña anécdota..
Felipe de la Balze es economista, no tiene la mas pálida idea de astronomía ni de ciencias al igual q Pino Solanas y Rozas. Además esta la CONAE q es civil. Fabio Monti
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