Por Luisa Corradini | LA NACION
Los bombardeos impactaron un centro de control de EI en Siria. Foto: Reuters
PARÍS. - Una vez vencido el ultimátum, los militares argelinos seguían rastreando anoche en las montañas de Cabilia a los secuestradores de Hervé Gourdel, un guía francés raptado anteayer por miembros de los Soldados del Califato, un grupo jihadista argelino que juró fidelidad a Estado Islámico (EI). Ese dramático episodio marca la rápida internacionalización de la estrategia del movimiento radical sunnita.
En un video difundido anteayer, los secuestradores de Gourdel amenazaron con ejecutarlo si Francia no interrumpía sus operaciones contra EI en Irak, en 24 horas. El plazo se cumplió anoche a las 20.30 de París. Pocas horas antes de aquel video, el vocero de EI había llamado a todos los musulmanes del mundo a asesinar a los ciudadanos de los países miembros de la coalición internacional contra los jihadistas, "en particular a franceses y norteamericanos".
La respuesta de las autoridades francesas no se hizo esperar. "Francia no cederá a ningún chantaje, ninguna presión, ningún ultimátum, aun cuando se trate del más odioso, el más abyecto", dijo ayer el presidente François Hollande desde Nueva York, donde participa en la Asamblea General de la ONU.
La región de Cabilia, tradicionalmente hostil a la autoridad de Argel, escapa en buena parte al control del gobierno. En ese territorio, operan varios movimientos islamistas. Desde fines de 2005, unos 80 argelinos fueron secuestrados en esa región en busca de obtener el pago de rescate. Tres de ellos fueron asesinados.
La zona donde se produjo el secuestro de Gourdel está precisamente bajo control de un grupo islamista que hace un par de meses se separó de Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que estaba considerado el movimiento predominante en el norte de África y los países del Sahel. AQMI es la rama norafricana de la red que, desde la muerte de Osama ben Laden, es dirigida por el egipcio Ayman al-Zawahiri.
"En abierta disidencia, el grupo Soldados del Califato decidió romper con AQMI y someterse a la autoridad del autoproclamado califa Abu Bakr al-Baghdadi", precisa el ex agente de inteligencia Alain Rodier, que ahora dirige el Centro Francés de Investigaciones sobre Inteligencia.
Con el secuestro de Gourdel, el grupo acaba de convertirse en la primera franquicia internacional de EI. Hasta ahora, el sanguinario movimiento, dirigido por Al-Baghdadi, se había limitado a operar en Siria, Irak y -en menor medida- también en Jordania.
Pero la decapitación de dos rehenes estadounidenses y uno británico, la orden de matar occidentales en cualquier parte del mundo y el secuestro de un francés en Argelia parecen marcar una abrupta extensión del campo de batalla de los jihadistas de EI.
"Los recientes operativos indican que EI decidió trascender las fronteras de su autoproclamado califato para lanzar una campaña de terror a escala planetaria", confirma el especialista Mathieu Guidère, profesor de islamología en la Universidad de Toulouse.
Para Guidère, Al-Baghdadi no tenía intenciones de salir de su esfera de influencia, "pero se vio forzado" por los bombardeos de los Estados Unidos y Francia, así como por la creación de una coalición internacional para combatir a sus tropas en Siria e Irak.
Hasta hoy, EI "tenía únicamente como objetivo la Jihad local para instaurar su celebre califato", ratifica. A partir de ahora, Occidente no sólo deberá tener en cuenta la presencia generalizada de Al-Qaeda a través de todos sus movimientos locales: "Estado Islámico acaba de transformarse en una label [etiqueta]. Al acto de sumisión hecho por grupos jihadistas en distintos países árabes acaban de transformarlo en una marca registrada", precisa.
La decisión de darle una dimensión planetaria a su ofensiva "es la consecuencia lógica de la intervención masiva de la coalición internacional contra Daesh", insiste.
Sin embargo, también habría otra razón para ese cambio. Al-Baghdadi no sólo quiere consolidar su califato regional, sino extender su influencia al resto del mundo árabe.
"Y después nos ocuparemos de los demás países", reconoció uno de sus voceros en un reciente video.
Para lograrlo, necesitará mucho más que sus actuales 30.000 combatientes. Y la mejor forma de obtenerlo es mediante la propaganda.
"Para Al-Baghdadi, enfrentar a Estados Unidos, Francia y su coalición de 40 países es algo así como una condecoración, un poderoso argumento de reclutamiento. Es la prueba de que él, así como su organización se han transformado en líderes de la guerra santa global, superando a Al-Qaeda, su principal rival", analiza el francés Gilles Kepel, especialista en terrorismo internacional.
Con ese objetivo, desafiar a las grandes potencias militares, hacer frente a los bombardeos, es el mejor argumento de propaganda para obtener fidelidad y admiración de parte de individuos y grupos tentados por la Jihad.
"La ferocidad, las decapitaciones y las crucifixiones son parte de esa estrategia", señala Kepel. ¿Por qué integrarse a otro movimiento cuando EI es el mejor equipado, el más radical y el que mejor paga?
Según los servicios de inteligencia occidentales, más de 2000 europeos y 100 estadounidenses han viajado a Siria para sumarse a la Jihad. La mayoría parece haberse sumado a las filas de EI.
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miércoles, 24 de septiembre de 2014
Del sueño del califato a una campaña de terror global, la nueva estrategia de EI
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