Furor en el mundo y nuevo nicho de los chefs, son el catering ambulante más elegido mientras esperan una legislación que los deje recorrer las calles porteñas
Valeria Rojo y Juanjo Gonnet saborean rolls de Morfa, de Pablo Erli, en un evento de la Usina del Arte. Foto: LA NACION / Ignacio Coló
Tras cinco horas de conferencias, el eCommerceDay da un respiro a sus 1500 asistentes. Para Valeria Rojo, ejecutiva de cuentas de Global Mind, es el momento ideal para acercarse a uno de los food trucks que esperan en el patio de la Usina del Arte y optar por un almuerzo que promete mucho más que el sándwich de quiosco. "Conocí los food trucks hace tres meses, en el Social Media Day. Volver a encontrarlos hoy es una alegría", dice mientras saborea un roll de carne elaborado por Morfa en una combi Volkswagen de 1988. Junto a Valeria está Juanjo Gonnet, que también eligió un roll, en su caso de vegetales.
En Viena |
También pueden verse en Londres (con opciones como Speck Mobile, especializado en schnitzel austríacos, o Rainbo, un Ford de 1948 que vende gyozas), pasando por todo Europa, Canadá, Australia e incluso América latina, desde México hasta Chile.
A NIVEL LOCAL
Hace apenas unos días, Ernesto Catena Vineyards presentó la nueva botella de su vino Animal con una fiesta primaveral en la que destacaba el food truck de Nómade, un Chevrolet decorado con stencils de colores. "Tienen una estética muy trabajada y propuestas distintas", opinó Jorgelina Torea, organizadora de eventos de 31 años, mientras degustaba el Min Pao, un esponjoso pan al vapor relleno de cerdo braseado y vegetales.
Ernesto Lanusse es el creador de Nómade y es también el presidente de la Asociación Argentina de Food Trucks. "Los food trucks son una solución muy versátil para una ciudad. En Buenos Aires, cientos de miles de personas almuerzan todos los días fuera de su casa. Nosotros les ofrecemos el concepto de bueno, bonito y barato. Una comida con onda, que no le exige al cliente pagar por toda la estructura de un restaurante. Claro que no son cosas excluyentes. Podés ir a Tomo 1 o a Chila, y vas a tener una experiencia alucinante. Y al otro día venís a Nómade y disfrutás una baguette de pollo al curry con un agua de tamarindo."
En San Isidro, el actor Fabio Alberti deleita con las hamburguesas de su propio camión de comida. Foto: Fernando Gutierrez
Los food trucks suman chefs y restaurantes reconocidos, en versión a cuatro ruedas. Matías Kyriazis, propietario de Paraje Arévalo, ofrece su icónico huevo cocido a 63°, mientras que el diseñador Ricardo Lafon está terminando de armar para La Cabrera el primer ómnibus con parrilla a las brasas, que se estrenará en la feria Masticar (del 16 al 19 de octubre en El Dorrego).
El Chevrolet Grumman de Bon Bouquet Crêperie es comandado por los hermanos Martín e Iván Bouquet (de Croque Madame), mientras que Fabio Alberti ofrece en San Isidro hamburguesas con la sacrílega salsa de tomates Peperino Pómoro. La Comarca apuesta a las pizzas, Hollywood Dogs va por los panchos caseros en fiestas como Lollapalooza y The Food Truck Company estuvo en el lanzamiento de la temporada primavera-verano 2015 de Herencia Argentina.
También las grandes marcas están atentas a la tendencia. Knorr fue pionera con su Soup Truck; este año se sumaron La Salteña, y ahora es el turno de Granja Iris con su Pancho Truck, donde los comensales pagan su pancho compartiendo una foto en las redes sociales. "Muchas marcas nos llamaron para hacer algo, pero por ahora apostamos al espíritu emprendedor que tienen los food trucks en el mundo. Entiendo que las marcas aprovechen esta escenografía como promoción y no me preocupa. Pero si un día McDonald's baja 200 camiones a la calle, bueno, eso ya será otra cosa", plantea Ignacio Cosentino.
"Hoy, todavía, no podemos circular por las calles. Pasó lo mismo en todo el mundo, sólo que acá va más lento. Primero salen los camiones, luego salen las leyes. Nosotros estamos trabajando con ciertos sectores del gobierno de la ciudad que creen mucho en el proyecto, pero hay otros que son más reacios. Y esto tiene un costo: ya algunos proyectos cerraron, otros están a la espera", explica Pablo Martín Erli.
"El espacio público sólo está habilitado para vender salchichas, chorizos, hamburguesas y manzana con caramelo. Si querés cortar una fruta, está prohibido. ¿Qué lográs con eso? Que gane la mafia y la comida procesada. Vas al centro y está lleno de maxiquioscos que venden para comer por fuera de cualquier norma. Vas a los parques y pasa lo mismo, o peor, hay vendedores de paco. Buenos Aires es única. Pocas ciudades en el mundo utilizan tanto el espacio público como nosotros. Acá todavía vamos a la plaza con los chicos, a correr al parque. Los food trucks son la mejor manera de defender esos espacios. Debemos hacer pruebas piloto por barrios, armar paradas rotativas, coordinar licitaciones", enfatiza Ernesto Lanusse.
Mientras tanto, la opción es chequear las redes sociales. "Mi empresa está en Núñez, donde no hay muchas opciones para comer. Soy la primera en escribirles a los food trucks en sus fanpages pidiéndoles que vengan", asegura Valeria Rojo, mientras disfruta del sol en la Usina del Arte, antes de entrar otra vez a sus talleres del eCommerceDay.
Producción de Lila Bendersky .
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