El acto tuvo lugar en el Centro de Convenciones y Exposiciones Thesaurus. Según declaró el funcionario, es de vital importancia “hacer un manejo sustentable de los camélidos usando un conocimiento ancestral e incorporando técnicas de diseño, hilado y manufactura que permitan salir de Malargüe productos de alto valor agregado y alta rentabilidad”.
La ejecución del modelo tecnológico quedará en manos de los miembros del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el INTI, la municipalidad de Malargüe, y productores de la Cooperativa Agropecuaria de provisión, transformación y comercialización “Payún Matrú”, con amplia experiencia en el manejo del guanaco silvestre.
Juan Antonio Agülles, intendente de Malargüe, indicó que el dinero recibido será destinado a la compra de equipamiento y máquinas para el armado de un taller textil a instalarse en la zona de La Salinilla, al este de la Reserva Natural La Payunia, donde habitan miles de guanacos silvestres.
Tanto la lana de guanaco como la de vicuña y llama podrán “procesarse en Malargüe y venderse a destinos internacionales como Inglaterra o Italia, donde son muy requeridas”, explicó el jefe comunal.
Este incentivo permitirá que unas treinta familias, al menos inicialmente, empiecen a procesar la lana bajo nuevas y más modernas tecnologías. También podrán sumar todo el procesamiento de la fibra del chivito para juntar volumen y comercializarlo en mayores cantidades.
“Guanaco Argentino” es un proyecto que apunta a mejorar la calidad de la fibra del camélido doméstico a partir del desarrollo de técnicas reproductivas, mejoramiento genético e innovaciones en el manejo de rebaños; incorporar valor a las fibras; permitir la trazabilidad de los productos para lograr su ingreso en los mercados internacionales; y fortalecer la cadena de proveedores generando empleos calificados. Se extenderá a todas las provincias dedicadas a la cría de este animal.
En tanto, el futuro taller textil tendrá como principal objetivo crear una cadena de valor para la fibra y productos textiles derivados de los animales. Así, será posible unir la conservación del medio ambiente con la mejora de la situación socio-económica de pequeños productores en condiciones de vulnerabilidad social.
“No sólo se trata de incorporar tecnología, ciencia e innovación, sino también de fomentar el arraigo y la calidad de vida de nuestros productores rurales”, concluyó Barañao.
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