jueves, 21 de septiembre de 2017

El espionaje militar quedó a cargo de abogada cordobesa

Edgardo Aguilera Por Edgardo Aguilera - Ambito.com
María Noel Costa se convertirá en la segunda mujer en la historia de la Argentina en dirigir una central de espionaje, al asumir la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica del Ministerio de Defensa (DNIEM). 

El ministro Oscar Aguad eligió a esta abogada cordobesa para la tarea en base a la confianza aquilatada por el conocimiento personal, su expertise en derecho penal y el apego a la política de género, una constante de Aguad en toda su trayectoria pública. Siempre bellas mujeres, claro. 

El debut del género femenino en una actividad -inteligencia-.hasta entonces reservada para hombres, salvo la ficción satírica de la agente 099, ocurrió en la gestión del entonces ministro Arturo Puricelli. La predecesora de Costa fue Lourdes Puente de López Llovet. A diferencia de la elegida de Aguad; Lourdes, como se la conocía en el ambiente de los espías, estaba formada en la especialidad. Había dirigido oficinas de análisis en el legendario Servicio de Inteligencia Naval (SIN) luego reciclado bajo el acrónimo DIIA, dirección de inteligencia de la Armada. 

La designada Costa es profesional del derecho recibida en la Universidad de Córdoba, se abrió camino en la Justicia ejercitando la defensa en el fuero penal. A principios de 2017 concursó y obtuvo el tercer lugar en el orden de mérito para acceder al cargo de juez de cámara en el Tribunal Oral Federal Nº 3 de Córdoba. 

La DNIEM a su cargo es uno de los tres organismos que junto a la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal que depende del Ministerio de Seguridad y la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), cabeza y autoridad de toda la estructura, conforman el Sistema de Inteligencia Nacional. 

Reglamento

Este organismo de espionaje en el área de la defensa comenzó a funcionar en 2004 tras la reglamentación de la Ley de Inteligencia Nacional Nº 25.520.

El desafío actual de la flamante directora es producir inteligencia estratégica relacionada con las amenazas del marco externo para asesorar al ministro de Defensa. La agenda está marcada por la próxima Cumbre del G-20 que congregará en el país a los mandatarios más importantes del planeta. La reunión de información requiere entre otras fuentes un ida y vuelta con centrales extranjeras siempre que haya relaciones fluidas y confianza mutua. Algunos gestos locales enfriaron la conexión con los Estados Unidos. Por caso, semanas atrás, la contralmirante estadounidense Martha Herb, directora del Colegio Interamericano de Defensa (CID), recibió palabras muy duras del embajador Pablo Tettamanti, su interlocutor en la visita de cortesía al Palacio San Martín. 

Tettamanti recientemente desplazado de la Dirección de Seguridad Internacional, Asuntos Nucleares y Espaciales, criticó el programa de intercambio y formación académica del Colegio Interamericano con una diatriba referenciada en el paso de ex dictadores militares latinoamericanos por sus aulas. Antes, Herb había explicado a Horacio Chighizola, viceministro de Defensa, los nuevos programas académicos destinados a funcionarios del sector. Otra señal fue la ausencia del representante argentino a una reunión bilateral en la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, del inglés Defense Intelligence Agancy) principal órgano de inteligencia del Pentágono (Departamento de Defensa de los Estados Unidos). 

La tarea de recuperar el diálogo tiene un ayudante de peso en la subsecretaría de Asuntos Internacionales. Retornó al cargo José Vila, un analista senior de la ex SIDE que cubrió funciones en los Estados Unidos. El regreso de Vila al edificio Libertador quien había renunciado a principios de año, respondería no sólo al fin de una interna radical, sino a la necesidad de contar con una voz experta en el complejo escenario de amenazas no tradicionales.

Prejuicio

La directora Costa tendrá que lidiar con el eterno asunto del presupuesto y torcer el prejuicio de la jefatura de Gabinete sobre el exceso de personal que habita en los organismos militares. Otro asunto conexo es el crecimiento de las demandas judiciales del personal civil de inteligencia de las Fuerzas Armadas por reclamos salariales. 

La escala del haber se regula en paralelo con los aumentos a uniformados, utiliza como referencia máxima el salario del coronel y equivalentes. El Gobierno nunca corrigió el tema de los suplementos no remunerativos que perciben los PCI (acrónimo de Personal Civil de Inteligencia) en tanto sí lo hizo para los militares. Se manejó la opción de reducir drásticamente el número de agentes e incorporarlos al estatuto de la AFI. La iniciativa corregiría un error histórico que fue la creación de un estatuto de agentes castrenses separado del régimen laboral único para los estatales de inteligencia.

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