Por Mauricio Giambartolomei - LA NACION
Harán un espacio verde sobre dos kilómetros de la traza actual
El tramo de la Illia que en dos años se prevé que se convierta en un espacio ecológico. Foto: Emiliano Lasalvia
El matrimonio entre la villa 31 y la autopista Illia está a punto de quebrarse. En los próximos meses avanzará un proceso de licitación para desviar unos dos kilómetros de la traza a terrenos ferroviarios. De esta manera, no circularán más vehículos entre las viviendas del barrio. El proyecto comprende el trayecto entre el peaje de Retiro y la Avenida 9 de Julio, lo que seguirá garantizando el tránsito fluido entre el centro porteño y su conexión con la zona norte de la ciudad.
Las bases de hormigón y los carriles de la nueva Illia florecerán a varios metros del trazado actual que se mantendrá en pie, aunque cumpliendo otra finalidad. Allí se pretende construir un corredor verde, un espacio abierto al público, para unir por otras vías las villas 31 y 31 Bis con el resto de la ciudad. Serán 45.000 metros cuadrados que pretenden convertirse en un pulmón ecológico.
Para antes de fin de año se espera finalizar la licitación y asignar los trabajos a las empresas que desarrollarán la megaobra. El financiamiento saldrá de la venta de una porción de los terrenos pertenecientes al Tiro Federal Argentino que serán absorbidos por la administración porteña. Además se gestionarán créditos internacionales.
La construcción comenzaría en 2017 y el plazo de ejecución es de dos años. Para eso aún se deben definir aspectos importantes del plan, por ejemplo, la traza final porque se están estudiando diferentes alternativas posibles.
La información surge de fuentes ligadas al proyecto. Además, confiaron a LA NACION que ingenieros y técnicos están analizando variables y el posible impacto que el nuevo tramo podría provocar en el área, sobre todo teniendo en cuenta que en los terrenos ferroviarios transitan las formaciones de las líneas Mitre, San Martín y Belgrano.
El nuevo trazado circularía entre la línea de viviendas de la villa 31 y 31 Bis, y el espacio verde donde se encuentra la Facultad de Derecho, la plaza de las Naciones Unidas, el Centro de Exposiciones y el Parque Thays. Se descarta que la Illia se ubique por encima de alguna edificación.
"Sería lo óptimo correrla, pero no es necesario. Nuestro proyecto incluía la intervención de la Illia, pero con acciones de mitigación, liberando una porción de los bordes y corriendo las viviendas que están debajo", opinó el arquitecto de la FADU-UBA Javier Fernández Castro, ante la consulta de LA NACION. El profesional tuvo a su cargo el proyecto inicial de la urbanización de las villas 31 y 31 Bis en 2002, que se convirtió en ley recién en 2011. "Si se quiere urbanizar de una vez por todas, empezar por el corrimiento de la Illia es hacerlo por el lado equivocado. Hay que comenzar con el tendido de los servicios públicos, ahí se iniciaría la urbanización", agregó.
La obra, que será anunciada en los próximos días, se suma al proyecto para construir el Paseo del Bajo (ex autopista Ribereña) lanzado en abril pasado. Se trata de una vía rápida por donde circularán camiones y ómnibus de larga distancia, y avenidas exclusivas para vehículos particulares. Tendrá cuatro carriles sobre el eje Huergo-Madero hacia el sur del conurbano -desembocarán en la Autopista Buenos Aires-La Plata-; habrá otros cuatro sobre Alicia Moreau de Justo, con sentido al Norte, que empalmarán con la Illia. La inversión total se estima en unos 650 millones de dólares.
A diferencia del Paseo del Bajo, cuyo objetivo primordial es el reordenamiento vehicular, la nueva Illia se plantea otros objetivos. "No es sólo una obra vial, sino un proyecto de integración social", dicen los responsables. El proceso de construcción de la nueva traza aún no fue elegido, pero se descarta que se levante el asfalto del tramo actual. El pulmón verde sería instalado sobre la estructura de un kilómetro y medio que surca por el medio de la villa. Es decir, sería un espacio verde en altura, al que se le construirán accesos para los vecinos.
"En el barrio la llamamos «la autopista manchada con sangre» por toda la historia trágica que tiene detrás. La mayoría de los vecinos estuvimos en contra de la construcción desde sus orígenes", recordó César Sanabria, habitante y referente de la 31. Y agregó: "Si se concreta el proyecto, lo importante es que se contemple la apertura hacia el corredor verde para que exista una integración. Hasta ahora se pusieron rejas y mallas metálicas, todo para excluir al barrio".
La villa 31, una de las más antiguas de la ciudad, se originó por iniciativa del Estado y en el contexto de la crisis de 1929. En aproximadamente 9500 viviendas construidas en altura (algunas de hasta seis pisos) habitan unas 13.000 familias, un total de 43.000 personas. La integración de todo ese bloque habitacional con el resto de la ciudad es uno de los objetivos esenciales del proyecto de la nueva Illia.
"Me gustaría que en el futuro me pregunten por el barrio 31, no más por la villa 31", suele decir el jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que antes de asumir se fijó, como una de sus políticas de gobierno, la urbanización de las villas y los asentamientos de la ciudad. La de Retiro muestra síntomas de que se transformará en forma definitiva.
Semanas atrás, el gobierno porteño anunció que mudará allí el Ministerio de Educación como parte de las obras incluidas en el Plan de Infraestructura. El edificio tendrá una escuela inicial, un colegio primario y un centro de apoyo para las personas que deseen terminar el secundario. El proyecto se encuentra en la etapa de concurso de ideas y los trabajos se empezarán en 2017. También se planea un segundo polo educativo que surgirá de la ampliación de las escuelas ya existentes: Banderita y Padre Mugica.
La misma fuerza política a nivel nacional y local agiliza la puesta en marcha de la urbanización. La Administración de Bienes del Estado (AABE) concedió, en marzo y abril pasados, dos permisos de usos para "generar obras de construcción, ampliación, adecuación, acondicionamiento, reforzamiento estructural, modificación y demolición" en las tierras que se encuentran en jurisdicción nacional. Además autoriza a "mensurar, parcelar, lotear o subdividir" los predios. "Este es el primer paso para lograr la transferencia dominial a los vecinos", aseguró el titular de AABE, Ramón Lanús. Con esos títulos los vecinos podrían acceder a los servicios públicos. El verdadero fin de la urbanización.
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