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Más allá de las críticas esgrimidas en los últimos tiempos, las relaciones diplomáticas que Cristina Kirchner selló con China y Rusia continuarán firmes en el próximo gobierno por dos motivos sustanciales: por un lado, los principales candidatos presidenciales no creen que sea conveniente romper el vínculo con esas grandes potencias en un mundo multipolar y, a la vez, los acuerdos polémicos que se suscribieron en medio del secretismo permanecerán intactos según algunos gestos que se vieron esta semana desde Pekín y Moscú.
Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri ya dieron señales de que mantendrán las relaciones de la Argentina con China y Rusia porque resultan rentables para la economía argentina. Aunque hubo una aclaración: los líderes de Pro y del Frente Renovador deslizaron que podrían revisar aquellos acuerdos secretos que firmó Cristina Kirchner con esas potencias con relación a temas de energía nuclear o la instalación de la polémica estación espacial de China en Neuquén.
Sin embargo, desde China y Rusia, al igual que desde la Casa Rosada, consignaron a la Nación algunas señales inequívocas de que esos acuerdos polémicos persistirán en un nuevo gobierno.
La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que depende de la Presidencia, confirmó que en los próximos días se comenzará a instalar en la estación espacial de Bajada del Agrio en Neuquén la "etapa electrónica" de la obra con la antena satelital situada en las bandas 9 (UHF) UIT, banda 10 (SHF) UIT y banda 11 (EHF) UIT. "Se trata de aparatos electrónicos que vienen de China para el avistaje espacial y son muy delicados", expresaron a la Nación los voceros de la Conae, que absorberá sólo un 10% del trabajo que realice la empresa estatal china Sattelite Launch and Tracking Control General (CLTC) en las tareas de avistaje lunar en la estación de Neuquén. Esa estación estará emplazada en 200 hectáreas bajo el control de Pekín, con una exención impositiva por 50 años y será manejada por personal chino, aunque no se sabe aún si éste será civil o militar.
Varios expertos internacionales y fuentes de las Fuerzas Armadas ya alertaron que la contraparte china responde al Ejército Popular de China. Pero en la Conae remarcaron a la Nación que la empresa estatal china envió una carta a las autoridades argentinas en la que esa compañía insistió en que la CLTC es "una organización civil del gobierno de China" y no va a estar operada por personal militar.
La decisión de CLTC y de la Conae de avanzar con la obra en Neuquén respondería a la idea de tenerla completada en gran medida en diciembre próximo, cuando asuma el nuevo gobierno. Es probable que eventualmente si Macri o Massa llegan a la Casa Rosada revisen ese convenio que tiene dos anexos secretos. Pero para ese entonces, por el avance de las obras y los documentos firmados de compromiso, será muy difícil volver atrás. Algunos diplomáticos allegados al canciller Héctor Timerman advirtieron a la Nación que "revisar y desactivar un convenio internacional con una obra avanzada será poner a la Argentina en una situación de inseguridad jurídica y bajo severas amenazas de represalias diplomáticas o económicas".
La embajada de China en la Argentina no respondió a las consultas de la Nación, aunque el embajador Yang Wanming reiteró en varias oportunidades que China no tiene intereses militares en la estación espacial de Neuquén.
Por otra parte, los convenios que firmó Cristina Kirchner con Vladimir Putin para la instalación de centrales nucleares con tecnología rusa también van camino de ratificarse en el próximo gobierno más allá de las críticas que sufrieron por sus niveles de secretismo. En una entrevista que concedió a la Nación Serguey Krivolapov, el vicepresidente regional y CEO de Rosatom América Latina, la empresa estatal rusa encargada de la construcción de una sexta central nuclear en la Argentina, no dio lugar a dudas sobre el avance de los convenios firmados.
"Los proyectos en la industria nuclear y su planificación son tan amplios que exceden el plazo de las actividades de cualquier gobierno. Una nueva central nuclear es un proyecto de casi 100 años", dijo Krivolapov. El representante de Rosatom aclaró que "esto implica relaciones por los próximos 100 años y la decisión de este tipo de proyectos no depende del gobierno, sino de la voluntad de las personas. Así, el gobierno puede cambiar y las necesidades de energía nuclear serán satisfechas con la construcción de la central nuclear".
Rusia se dispone a realizar en la Argentina la construcción de la sexta unidad de energía nuclear. Pero sus costos y financiamiento total no están definidos claramente hasta ahora. "La Argentina tiene una gran oportunidad de convertirse en el primer país de América latina con una planta nuclear de tecnología rusa", dijo el CEO de Rosatom.
Rosatom trabaja en 29 países con proyectos de energía nuclear y confía en desarrollar su proyecto en la Argentina hasta el final. El secretismo respecto de los detalles de ese proyecto fueron muy cuestionados. Irma Argüello, que es la mayor especialista en temas nucleares y dirige NPSGlobal, lamentó ante la Nación que no haya más transparencia en el manejo de estos convenios. "Sería bueno que el Gobierno aclarara muchos detalles del proyecto con Rusia si es un plan a largo plazo", dijo.
Empero, el politólogo y especialista en Rusia Marcelo Montes apuntó a la Nnación que será difícil una vuelta atrás: "Largo plazo y seguridad jurídica son esenciales para Rusia, en su vinculación con la Argentina. Tampoco importa el perfil partidario del futuro gobierno. Con la propia Estados Unidos, Rusia mantiene aún hoy negocios que datan de los noventa", dijo.
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