El histórico circuito donde se corrió la F1 hoy está muy abandonado. El proyecto del macrismo prevé cederlo en concesión a privados por 30 años a cambio de que restauren la pista y las tribunas. Hay críticas.
Fue escenario de momentos históricos del automovilismo argentino y sede de la Fórmula 1. Pero hoy es casi un fantasma. El Autódromo porteño está deteriorado al punto tal que ya ni siquiera se usa para las categorías clásicas como el TC y el TC 2.000. El Gobierno porteño tiene un plan para recuperarlo pero con una concesión a privados por 30 años, quienes podrían poner comercios, un museo y hasta un hotel. Esta iniciativa ya genera discusiones con la oposición.
El Autódromo Oscar y Juan Gálvez fue inaugurado en 1952 y alojó 20 veces el Gran Premio de Fórmula 1 de Argentina, más otros diez grandes premios de motociclismo e innumerables carreras de las categorías locales. Sin embargo, en los últimos años se fue deteriorando y hoy sólo aloja categorías zonales.
El punto más bajo en su historia lo alcanzó el 20 de julio pasado, cuando la Justicia porteña lo clausuró justo en la previa de una carrera de Súper TC 2000 (se corrió igual sin habilitación). Las inspecciones habían detectado riesgo de derrumbe en ciertas instalaciones, falta de protección en el tendido eléctrico, ausencia de luces de emergencia en las escaleras de las tribunas y otras irregularidades. La concesión actual vence el año que viene y está en manos de Autódromo Ciudad de Buenos Aires S.A. (ACBA).
Desde entonces empezó a cobrar fuerza el proyecto del macrismo, que ahora llegó a la Legislatura y está siendo tratado en las comisiones. La idea es crear un fideicomiso con empresas que tengan la explotación del predio durante 30 años, y que estén obligadas a recuperar la pista, las tribunas y el resto del predio, que tiene 160 hectáreas. Claro que a cambio les darían permisos para edificar locales comerciales y gastronómicos, un hotel, un museo temático y otras instalaciones para recaudar dinero, además de crear una escuela de pilotos, entre otras iniciativas.
En el Gobierno porteño aseguran que todas las actividades estarán relacionadas con el automovilismo y la industria automotriz, como concesionarias o show rooms para las fabricantes. También afirman que el Estado conservará el poder de veto sobre algún proyecto, y que se les dará participación a las instituciones del automovilismo y el motociclismo.
El proyecto de ley plantea que la cesión se haga tras una licitación, y que las empresas puedan descontar del pago de Ingresos Brutos las inversiones que hagan en el Autódromo, que podrían rondar los 50 millones de dólares.
Para el PRO, esta iniciativa permitiría no sólo recuperar la pista para el deporte sino que también crearía muchos empleos, ayudaría a impulsar el Sur de la Ciudad y se integraría al Distrito del Deporte, creado por ley en diciembre último.
Pero la iniciativa tiene sus críticas. Adrián Camps, legislador del Frente ECO, aseguró: “La concesión implicaría edificar donde hoy hay espacios verdes. Por un lado el macrismo dice que quiere que haya una plaza cada cuatro cuadras pero por el otro le entrega a privados un sector amplio en una de las últimas reservas de espacio verde de la Ciudad.
Tampoco está explicitado en el proyecto de ley cuál sería el canon que deberían pagar los concesionarios”. En tanto, Alejandro Bodart, diputado del MST, agregó: “Según el PRO, esto haría más atractivo al autódromo. Pero es falso: el Estado bien podría modernizarlo y administrarlo sin privatizar ni dar exenciones fiscales ni, lo que es más grave, habilitar indirectamente la venta de esas tierras por simple decreto como sucede con el fideicomiso”.
El lunes pasado funcionarios del Ministerio de Desarrollo Económico visitaron la Legislatura para darles a los diputados detalles del proyecto. La aprobación no parece sencilla, porque necesitan 40 votos sobre 60, y además la ley debería ser votada una vez, luego pasar por una audiencia pública obligatoria y finalmente por una segunda aprobación.
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