Por Silvia Naishtat - Diario Clarín
Ilustración de Pablo Blasberg |
En un almuerzo en Madero Tango, franceses y argentinos celebraron el último martes lo que será una primicia mundial, el primer trigo transgénico, y esta vez nacido y desarrollado en la Argentina. Cuentan que Monsanto lo intentó sin éxito en 2004. El trigo estará en el mercado en 2016, tras una inversión de US$10 millones y una vez pasadas las etapas regulatorias y de pruebas.
El hallazgo del gen estuvo a cargo de un equipo liderado por la bióloga molecular Raquel Chan, del Conicet, y la Universidad Nacional del Litoral. Los científicos aislaron uno de los 50.000 genes de la estructura del girasol, el HAHB4, que ayuda a esa planta a resistir la escasez de agua, y lo introdujeron en el trigo, además del maíz y la soja.
Los derechos de explotación del HAHB4, patentado para beneficio de la universidad y del Conicet, fueron cedidos por 20 años a Bioceres, propiedad de más de 230 productores agropecuarios. Federico Trucco, presidente de Bioceres, destacó que a diferencia de otros transgénicos, el modelo con trigo es bien distinto. “Le da un gran potencial al cereal y está pensando para producir más alimento”. Así, se asociaron con la francesa Florimond Desprez, una firma familiar, y crearon Trigall Genetics para comercializarlo a nivel global. De acuerdo con Gustavo Grobocopatel, fundador de Bioceres, este gran salto es fruto de la interacción del Estado, la universidad y los privados y permitirá expandir la frontera agrícola con el trigo.
Entre tanto, Man Mohan Kohli, asesor en trigo de Bioceres, con partida de nacimiento en la India y discípulo del genial Norman Borlaug, que revolucionó la agricultura con los llamados trigos enanos para México, emprendió una gira por Irán y Turquía buscando más material genético del cereal.
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