Son 10 toneladas; el tratamiento cuesta $ 500.000 y procesa 10 kg por hora
Un proceso de vitrificación de las sustancias peligrosas que contienen las pilas en desuso será ofrecido por el Centro Atómico Bariloche al gobierno porteño, para que realice su propio tratamiento de las diez toneladas de pilas que ya tiene recolectadas. Semanas atrás, el destino de las baterías causó polémica. De aceptarse el ofrecimiento, se estaría instrumentando por primera vez un proyecto que fue patentado en 1991.
Un proceso de vitrificación de las sustancias peligrosas que contienen las pilas en desuso será ofrecido por el Centro Atómico Bariloche al gobierno porteño, para que realice su propio tratamiento de las diez toneladas de pilas que ya tiene recolectadas. Semanas atrás, el destino de las baterías causó polémica. De aceptarse el ofrecimiento, se estaría instrumentando por primera vez un proyecto que fue patentado en 1991.
La propuesta intenta responder al problema sobre qué hacer con las pilas, de modo de evitar que se concentren en depósitos o basurales, sin tratamiento específico. El procesamiento para inmovilizar los residuos de las pilas en desuso y fusionarlos con vidrio fue diseñado por investigadores de la Unidad de Actividad Tecnológica de Materiales y Dispositivos del Centro Atómico Bariloche. El tratamiento consiste en triturar las pilas, calcinarlas en un horno pequeño, realizar un proceso sobre los gases para evitar la contaminación ambiental y separar la parte metálica, que puede ser reciclada, del residuo que contiene las sustancias consideradas peligrosas, que luego son fusionadas en una matriz vitrocerámica. "Este bloque de vidrio que queda es inherente, y hemos realizado pruebas de laboratorio donde se determinó que no libera las sustancias contaminantes al ser sumergido en agua", explicó a La Nacion Fernando Quintana, jefe de la Unidad de Actividad Tecnológica de Materiales y Dispositivos.
Las pilas están compuestas de productos químicos y metales pesados, como el zinc y el cobre. Algunas cuentan con níquel cadmio, metal tóxico que ingresa en el organismo a través de la piel y que es necesario que sea aislado. El mercurio también está presente, pero en menor medida, ya que en la última década, prácticamente, se dejó de utilizar. La invención fue patentada en 1991, pero siempre faltó el interés oficial, según dijo Quintana, quien destacó, además, la conciencia ambiental que se ha tomado en estos últimos tiempos y que derivó en que algunos municipios, como Islas Malvinas y La Matanza, hubieran consultado sobre el proceso.
A raíz de la polémica surgida en la ciudad de Buenos Aires respecto del destino de las pilas recolectadas mediante una campaña pública, el organismo propondrá, a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica, un asesoramiento al gobierno porteño para construir una planta móvil que realice el procedimiento de vitrificación y provea el sistema. Diego Rodríguez, investigador del área, explicó a La Nacion: "Las provincias no aceptan mover el residuo. Por eso, proponemos hacer una planta móvil que esté preparada para ir donde esté el residuo y ahí mismo lo procese". La planta móvil sería del tamaño de un contenedor que pudiera ser transportado en un camión. En él se incluiría el horno para la calcinación y para el proceso de vitrificación, por un valor estimado en 500.000 pesos y una producción de procesamiento de 10 kg por hora.
Fuente: Diario La Nación
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