El contraalmirante retirado Tomé cuestionó el silencio de la Armada ante los recortes de gastos.
Con un presupuesto insuficiente, salarios bajos, falta de incentivos y la incorporación de medios navales sin tener capacidad de recursos para mantenerlos, solo se ingresa en el camino del colapso. Lo único incierto es el momento en que ocurrirá. A esa conclusión llega el contraalmirante retirado Manuel Guillermo Tomé, quien advierte sobre la necesidad de que la Armada realice una fuerte autocrítica, a la luz de la tragedia del submarino ARA San Juan.
"Lo que no existe entre los argentinos es la autocrítica. Y es eso lo único que podría convencernos de cuáles son las cosas que hicimos mal, para comenzar a transitar un nuevo camino", expresó a LA NACION el exjefe naval, que ocupó la dirección general de Inteligencia de la Armada entre 2011 y 2015 y luego condujo la misma área en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Tomé, de 58 años, tiene en claro que en 1984, tras la recuperación de la democracia, comenzaron a llegar a la Armada los medios navales que la Argentina había decidido incorporar en la última presidencia de Perón, en 1974. "Así llegaron las seis corbetas MEKO-140, las cuatro MEKO-360 y los submarinos, entre ellos el ARA San Juan, entre otros buques. Pero después sobrevino una estrechez de recursos que impidió mantenerlos y las conducciones superiores de la Armada no dijimos nada", aseguró el contraalmirante Tomé, quien pidió el retiro hace dos años, cuando notó que el gobierno de Macri no lo iba a tener en cuenta para un ascenso.
"A partir de 1983 los sucesivos gobiernos democráticos emplearon cuatro ejes para disciplinar a las Fuerzas Armadas y devolverlas a su rol natural: el presupuestario, el salarial, el plexo legal y los derechos humanos", describió. En ese contexto, explicó, el presupuesto en el área de Defensa "pasó a ser el más bajo de América Latina, en relación con el PBI, y el 80% se consume en gastos de personal, lo que degrada el mantenimiento de los medios materiales: buques, submarinos, aeronaves, piezas de artillería y armamentos".
En materia salarial, la propia dictadura militar "desenganchó" los haberes castrenses de los sueldos del Poder Judicial y en los años 90 se promovió el pago de suplementos, que escondían salarios en negro. "El resultado es que hoy un militar gana menos que un integrante equivalente de las fuerzas de seguridad. La diferencia es mayor en comparación con un agente de la Policía de la Ciudad", describió. Ello, sumado al desprestigio de las Fuerzas Armadas y a que "la sociedad las percibía como una corporación delictiva, contribuyó a desdibujar en la práctica el rol de la Defensa en el país", explicó el exjefe de Inteligencia naval, que condujo el área al mismo tiempo en que el general César Milani cumplía la misma tarea en el Ejército.
Tomé señaló que "con la creencia de que ya vendrían tiempos mejores se mantuvo ese pensamiento mágico hasta la actualidad. Hicimos un empleo intensivo de los recursos materiales; los seguimos usando sin una adecuada cadena de mantenimiento, los continuamos utilizando con menores capacidades militares, luego sin armamentos, posteriormente sin sensores y, por último, muchas veces navegaban o volaban con dificultad", planteó el oficial naval retirado.
Frente a este contexto, que hoy sale a la luz por la crisis del submarino, Tomé lamentó que se haya impuesto la cultura naval inserta en la frase "no seré yo el que cierre o pare la Armada". Hoy es consciente de que ese atavismo cultural "jugó en contra de la innovación y la promoción de cambios". Por eso reclama la autocrítica de quienes participaron de las sucesivas conducciones superiores de la fuerza, entre los que se incluye.
Después de los ocho años en que condujo la Armada el almirante Jorge Godoy, designado por Néstor Kirchner, hasta que en diciembre de 2011 fue desplazado al ser procesado por espionaje, sobrevinieron sucesivamente cinco almirantes en la conducción naval: Carlos Alberto Paz (relevado por el escándalo de la Fragata Libertad), el submarinista Daniel Alberto Martin, Gastón Fernando Erice, Marcelo Eduardo Srur (pasado a retiro por la desaparición del submarino ARA San Juan) y, ahora, interinamente, el vicealmirante José Luis Villán.
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