Por Mariano De Vedia - LA NACION
Se recibieron en bases de la Armada y se investiga si partieron desde el ARA San Juan; llegaron más barcos y aviones extranjeros
La corbeta Espora partió ayer de la Base Naval de Mar del Plata rumbo a las operaciones. Foto: LA NACION
Sobre el cierre de una jornada dominada por las preocupaciones y los malos pronósticos, el Ministerio de Defensa anunció anoche, cerca de las 21, que en distintas bases de la Armada se detectaron siete intentos de comunicaciones por vía satelital que habrían sido realizados desde el submarino ARA San Juan, cuyo rastro se perdió hace ya cuatro días, con 44 tripulantes a bordo.
Los intentos se habrían producido entre las 10.52 y las 15.42 y habrían durado entre cuatro y 36 segundos, aunque no se llegó a establecer contacto. Ante la novedad, se pidió la colaboración de una empresa estadounidense especializada en determinar la ubicación precisa de la emisión de las señales.
A lo largo del día, el paso del tiempo y las malas condiciones meteorológicas en la zona del operativo de rescate habían conformado un escenario cada vez más preocupante, ante la falta de señales positivas en la búsqueda y el rescate del submarino. La última comunicación había sido a las 7.30 del miércoles, a 432 km del golfo San Jorge.
En el centro de operaciones se turnaban ayer trece barcos y seis aviones nacionales y extranjeros, con resultados negativos. Se comenzaron, incluso, intentos de búsqueda en la profundidad del mar, en medio de fuertes inclemencias y olas de seis y siete metros, que dificultaban la visión y la posible localización.
Conocida la novedad de los intentos de llamadas, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, tomó el control operativo en la Capital y mantuvo informado de las novedades al presidente Mauricio Macri.
A diferencia de los días anteriores, en que la Armada insistía en la posibilidad de localizar al ARA San Juan en la superficie, ayer al mediodía se informó a los familiares de los tripulantes que "no se descartaba ninguna hipótesis", incluso que la embarcación se encontrara sumergida, con perspectivas desfavorables.
El vocero de la Armada, capitán Enrique Balbi, indicó que en las últimas horas se había explorado sin éxito el 80% de la superficie prevista para el rastrillaje por aire.
Participaron de la exploración aérea, sin resultados, el Hércules C-130, de la Fuerza Aérea, la aeronave P-3 Orion, de la NASA, un avión Tracker y un B-200 de la Aviación Naval. En tanto, la Base Aeronaval Almirante Zar, de Trelew recibió al P-8A Poseidon, un avión de la patrulla marítima de la US Navy.
Por la tarde arribó al área de búsqueda el buque polar británico HMS Protector, de la Royal Navy, reveló a LA NACION el vocero de la Armada, confiado en que la nave contribuirá a perfeccionar la búsqueda. Se espera que contribuya a ampliar el potencial de búsqueda en profundidades. La aparición de los intentos de llamadas podrían hacer replantear las operaciones.
Los barcos operaban ayer por turnos -tres embarcaciones por vez- y el rastrillaje se extendía sobre una superficie delimitada por un área rectangular, de 216 por 306 kilómetros, cuyo centro está marcado por la posición que el submarino transmitió el miércoles por la mañana.
El Nato Submarine Rescue System de Francia es una de las tecnologías de búsqueda más avanzadas del mundo.
"Los buques capean el temporal", graficó Balbi, al sintetizar las dificultades con que se enfrentan las naves rescatistas.
Mientras tres de los buques intervenían en la operación, otros siete se preparaban "en demanda" para ingresar y reemplazarlos en los turnos siguientes. Entre los barcos argentinos que participan de las operaciones están las corbetas Rosales, Drummond, Espora, Spiro y Robinson, los destructores Sarandí y La Argentina, los buques oceanográficos Austral y Puerto Deseado, los avisos Puerto Belgrano e Islas Malvinas y el transporte San Blas.
Las expectativas
Balbi se mostró optimista durante la jornada, aunque consciente de que la decisión de elevar el estado de búsqueda a la categoría SAR constituyó un reconocimiento de que la situación se había agravado. Anoche, el vocero naval dijo que la noticia de los intentos de llamadas "es muy esperanzadora".
Ante una consulta de LA NACION, voceros del ministro Aguad desestimaron anoche que se hubieran localizado otros intentos de comunicación desde el submarino durante los días anteriores, como había trascendidos en ámbitos ajenos a la conducción de la Armada.
A la par del rastreo de las comunicaciones, las operaciones de búsqueda continuarán.
En medio de una fuerte expectativa, se espera que esta noche o mañana llegue a la zona de operaciones el avión C-5 Galaxy, de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, con tecnología de avanzada para actuar en situaciones de emergencia. Según pudo saber LA NACION, la aeronave arribará con un equipo especializado en el rescate de submarinos siniestrados bajo el agua. Llegará con una cámara hiperbárica, una campana de buceo y vehículos sumergibles no tripulados, conocidos como ROV (Remotely-operated Underwater Vehicles), con capacidad para trabajar bajo 200 metros de profundidad. Según fuentes castrenses, opera mediante un cordón desde un buque y reúne instrumentos que aquí no existen.
Antes de conocerse la novedad de los llamados, el clima era más bien pesimista y se robustecía la posibilidad de que el ARA San Juan hubiera sufrido alguna avería que afectara el sistema eléctrico o la alimentación de las baterías. Incluso, que hubiera sufrido un incendio, lo que de todos modos no se descarta.
La jornada había comenzado con un mensaje del papa Francisco, que expresó su cercanía "en estos difíciles momentos" a los familiares de los 44 tripulantes. Lo hizo en una carta dirigida al obispo castrense, Santiago Olivera, que acompaña a la comunidad de la Armada en la Base Naval de Puerto Belgrano.
Con la colaboración de Darío Palavecino
En el centro de operaciones se turnaban ayer trece barcos y seis aviones nacionales y extranjeros, con resultados negativos. Se comenzaron, incluso, intentos de búsqueda en la profundidad del mar, en medio de fuertes inclemencias y olas de seis y siete metros, que dificultaban la visión y la posible localización.
Conocida la novedad de los intentos de llamadas, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, tomó el control operativo en la Capital y mantuvo informado de las novedades al presidente Mauricio Macri.
A diferencia de los días anteriores, en que la Armada insistía en la posibilidad de localizar al ARA San Juan en la superficie, ayer al mediodía se informó a los familiares de los tripulantes que "no se descartaba ninguna hipótesis", incluso que la embarcación se encontrara sumergida, con perspectivas desfavorables.
El vocero de la Armada, capitán Enrique Balbi, indicó que en las últimas horas se había explorado sin éxito el 80% de la superficie prevista para el rastrillaje por aire.
Participaron de la exploración aérea, sin resultados, el Hércules C-130, de la Fuerza Aérea, la aeronave P-3 Orion, de la NASA, un avión Tracker y un B-200 de la Aviación Naval. En tanto, la Base Aeronaval Almirante Zar, de Trelew recibió al P-8A Poseidon, un avión de la patrulla marítima de la US Navy.
Por la tarde arribó al área de búsqueda el buque polar británico HMS Protector, de la Royal Navy, reveló a LA NACION el vocero de la Armada, confiado en que la nave contribuirá a perfeccionar la búsqueda. Se espera que contribuya a ampliar el potencial de búsqueda en profundidades. La aparición de los intentos de llamadas podrían hacer replantear las operaciones.
Los barcos operaban ayer por turnos -tres embarcaciones por vez- y el rastrillaje se extendía sobre una superficie delimitada por un área rectangular, de 216 por 306 kilómetros, cuyo centro está marcado por la posición que el submarino transmitió el miércoles por la mañana.
El Nato Submarine Rescue System de Francia es una de las tecnologías de búsqueda más avanzadas del mundo.
"Los buques capean el temporal", graficó Balbi, al sintetizar las dificultades con que se enfrentan las naves rescatistas.
Mientras tres de los buques intervenían en la operación, otros siete se preparaban "en demanda" para ingresar y reemplazarlos en los turnos siguientes. Entre los barcos argentinos que participan de las operaciones están las corbetas Rosales, Drummond, Espora, Spiro y Robinson, los destructores Sarandí y La Argentina, los buques oceanográficos Austral y Puerto Deseado, los avisos Puerto Belgrano e Islas Malvinas y el transporte San Blas.
Las expectativas
Balbi se mostró optimista durante la jornada, aunque consciente de que la decisión de elevar el estado de búsqueda a la categoría SAR constituyó un reconocimiento de que la situación se había agravado. Anoche, el vocero naval dijo que la noticia de los intentos de llamadas "es muy esperanzadora".
Ante una consulta de LA NACION, voceros del ministro Aguad desestimaron anoche que se hubieran localizado otros intentos de comunicación desde el submarino durante los días anteriores, como había trascendidos en ámbitos ajenos a la conducción de la Armada.
A la par del rastreo de las comunicaciones, las operaciones de búsqueda continuarán.
En medio de una fuerte expectativa, se espera que esta noche o mañana llegue a la zona de operaciones el avión C-5 Galaxy, de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, con tecnología de avanzada para actuar en situaciones de emergencia. Según pudo saber LA NACION, la aeronave arribará con un equipo especializado en el rescate de submarinos siniestrados bajo el agua. Llegará con una cámara hiperbárica, una campana de buceo y vehículos sumergibles no tripulados, conocidos como ROV (Remotely-operated Underwater Vehicles), con capacidad para trabajar bajo 200 metros de profundidad. Según fuentes castrenses, opera mediante un cordón desde un buque y reúne instrumentos que aquí no existen.
Antes de conocerse la novedad de los llamados, el clima era más bien pesimista y se robustecía la posibilidad de que el ARA San Juan hubiera sufrido alguna avería que afectara el sistema eléctrico o la alimentación de las baterías. Incluso, que hubiera sufrido un incendio, lo que de todos modos no se descarta.
La jornada había comenzado con un mensaje del papa Francisco, que expresó su cercanía "en estos difíciles momentos" a los familiares de los 44 tripulantes. Lo hizo en una carta dirigida al obispo castrense, Santiago Olivera, que acompaña a la comunidad de la Armada en la Base Naval de Puerto Belgrano.
Con la colaboración de Darío Palavecino
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