La desaparición del submarino ARA San Juan puso en debate el rol de la Fuerzas Armadas como asimismo más de uno se sorprendió al deber que la Argentina cuenta con submarinos ya que poco se conoce sobre su actividad.
¿Para qué Argentina necesita submarinos? De acuerdo a los especialistas internacionales uno de los principales conflictos actuales del mundo es la disputa que lleva adelante China por el control del mar en Asia. Ocurre que el mundo se vuelca cada vez más al aprovechamiento del mar por los recursos que encierra como la pesca o la explotación de los recursos energéticos.
Cabe recordar que el 25% del territorio nacional es marítimo y otro 25% corresponde a la Antártida. Resulta paradójico que mientras el mundo se pelea por el control del mar, en este terreno Argentina también muestra una notable ausencia del Estado.
De acuerdo a informes oficiales el 90% del equipamiento de las Fuerzas Armadas tiene entre 30 y 50 años, aunque irónicamente, el ARA San Juan es relativamente moderno, ya que comenzó a operar en 1985.
El presupuesto que la Argentina destina a sus Fuerzas Armadas es de 0,9% del PBI, mucho menos del cerca de 1,5% de la región. Pero de ese porcentaje, el 80% se lo llevan los sueldos y, si se descuentan los gastos de funcionamiento, es decir la nafta, indumentaria, etcétera, lo que queda para nuevo equipamiento es prácticamente nada.
Volviendo a la lucha por los recursos marítimos que tiene el país un dato a tener en cuenta es que las exportaciones provenientes de la pesca rondan los 1.500 millones de dólares anuales y superan a las exportaciones de carne vacuna.
Pesca sin control
Un informe reservado de la Auditoría General de la Nación (AGN) que se hizo entre junio de 2015 y mayo de 2016 al cual accedió en forma exclusiva ámbito.com revela que en el organismo encargado de controlar la pesca, que es la Subsecretaría de Pesca de la Nación, dependiente del Ministerio de Agricultura, se detectaron numerosas irregularidades en el control de la pesca en el litoral marítimo argentino. Su incapacidad está dada para controlar las capturas de pesca tanto por la carencia de recursos humanos como materiales.
El extenso trabajo -de más de 400 páginas- expone las siguientes falencias:
• Faltan recursos humanos y materiales aplicados a la función de la subsecretaría.
• Las balanzas que dispone el organismo son escasas, Mar del Plata, que es el principal puerto pesquero, son sólo dos. Los datos se toman en planillas en forma manual.
• La información es altamente dependiente de las declaraciones juradas de las pesqueras, ya que la mayoría de las actividades no llegan a ser fiscalizadas por las carencias de recursos de la subsecretaría. Según sostiene el trabajo de la AGN "el sistema informático es obsoleto y por lo tanto no es confiable".
• Se observa la falta de inspectores.
• El monitoreo satelital de los buques es ineficiente.
• Las oficinas son precarias.
• El sistema de telecomunicaciones tiene bajos niveles de servicio. No cuenta con un sistema de monitoreo automatizado que permita el seguimiento y generación de alarmas ante el posicionamiento de un buque en zona de veda a una velocidad que presuma que está realizando tareas de pesca.
• La infraestructura que da apoyo a las distintas operatorias de control de la pesca y de descarga de buques en los muelles es inadecuada. Como ejemplo indica que "los tableros de abastecimiento eléctricos son insuficientes, lo que habilita a los operarios a apelar a alternativas rudimentarias de suministro, tal como conectar una balanza de control de peso para la descarga de un buque a la batería de un vehículo particular".
• Se verificó que las balanzas utilizadas para el control de la captura no pertenecen a la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura y no están homologadas por autoridad competente. El dato curioso es que las balanzas son propiedad de los armadores o de las empresas que adquieren el producto (la pesca).
• Otra irregularidad o falta de control que detectó la AGN es que en los buques no controlados las actas de pesca son presentadas por los armadores o los capitanes de los mismos, que tienen carácter de declaración jurada, sin ninguna otra verificación posterior.
• La cantidad de inspectores que dispone la Subsecretaría de Pesca no alcanza para cubrir la demanda operativa existente. Pone por ejemplo que en el puerto de Rawson, hay sólo tres inspectores se ocupan de controlar el peso de captura de un buque pesquero a la vez, mientras otros seis barcos siguen descargando.
Falta del control
La Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SSPyA), a cargo de Tomas Gerpe, depende del Ministerio de Agroindustria (a partir de hoy a cargo de Luis Etchevehere), es responsable de velar por el desarrollo sustentable de la actividad.
Algunas funciones de la subsecretaría son: conducir y ejecutar la política pesquera nacional y regular la explotación, fiscalizar las capturas máximas permisibles por especie establecidas por el Consejo Federal Pesquero; emitir las cuotas de captura anual por buque, por especie, por zona de pesca y por tipo de flota; entre otras.
Otra de las funciones fundamentales de la subsecretaría de Pesca es la de "establecer e implementar los sistemas de control necesarios y suficientes de modo de determinar fehacientemente las capturas en el mar territorial y la Zona Económica Exclusiva y desembarcadas en puertos argentinos habilitados y el cumplimiento y veracidad de las declaraciones juradas de captura", según indica la AGN.
Sin embargo, la actividad de captura de datos "resulta inadecuada debido a la escasez de recursos humanos y materiales aplicados a ella, y a la generalizada presencia de procesos e interfaces manuales propiedad de empresas pesqueras o comercializadoras", dice la AGN.
Un ejemplo es que en el puerto de Mar del Plata, donde se concentra más del 50% de las toneladas desembarcadas en el país, la Subsecretaría de Pesca cuenta con solo dos balanzas y solo una de ellas estaba operativa al momento de la auditoría.
Otra falencia detectada es la subsecretaría "no tiene la cantidad necesaria ni de inspectores para fiscalizar todos los partes ni de balanzas, de modo que los inspectores toman los datos directamente de instrumentos no homologados".
Asimismo detectaron que los datos que efectivamente pueden ser corroborados por un inspector se apuntan a mano y deben volcarse en forma manual en el sistema web con el agravante que "una vez que están en el sistema, los datos quedan registrados en una base obsoleta que no garantiza la integridad ni la confiabilidad de la información". Otro párrafo del informe de la AGN indica que "dadas la reducida frecuencia de los reportes (uno por hora) y la falta de un sistema de alarmas, la protección de estas zonas queda sujeta a la pericia y proactividad del personal interviniente".
Conclusiones
En síntesis, el informe de la AGN indica que la información que produce la Subsecretaría de Pesca tiene "un sistema de limitada confiabilidad". La falta de confiabilidad de la información afecta para "la percepción de tasas, el diseño de las políticas pesqueras y la protección del recurso". Concluye señalando que "la manifiesta debilidad del sistema condiciona su efectividad para contribuir con el objetivo de velar por el desarrollo sustentable de la actividad".
La AGN recomendó a las autoridades nacionales "desarrollar e implementar un sistema que recolecte automáticamente los datos de posición, velocidad y dirección de los buques, filtre los resultados de acuerdo a los criterios fijos (zona de veda, tipos de arte de pesca, etc.) y genere alarmas cuando se cumplen condiciones que se contrapongan con la reglamentación".
Asimismo recomendó que realicen inversiones para: formalizar el Área de Sistemas; equipar tecnológicamente a los distritos pesqueros; desarrollar un sistema de control y gestión que cubra completamente la actividad pesquera desde una única plataforma actualizada.
Resumiendo la AGN recomienda al Estado que efectúen inversiones para llevar a cabo una tarea eficiente. Esperemos que esta recomendación sea escuchada y no caiga en saco roto como ocurrió en el pasado.
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