Por Edgardo Aguilera - Ambito.com
El ministro de Defensa colocó interventores del operativo de búsqueda en Puerto Belgrano y en el Edificio Libertad. A pesar de los esfuerzos mancomunados, no hubo rastros del submarino.
Británico. Ayer arribó un nuevo avión de la Fuerza Aérea Británica, un KC-2 Voyager, que tiene la capacidad de abastecer de combustible en vuelo a las aeronaves que están en patrulla.
El destino del ARA San Juan de la Armada Argentina y sus 44 tripulantes, desaparecidos el miércoles 15 de noviembre, depende ahora de los buques, submarinos, sondas, buzos y aviones de la operación internacional más grande que se ha visto en la historia de rescates submarinos. Tan pronto la Armada dio a conocer el accidente, llegaron sin cesar al Edificio Libertad, notas y llamados telefónicos de los agregados navales de los países extranjeros con el ofrecimiento de sus equipos.
Con el sí de la Casa Rosada luego de la consulta del almirante Marcelo Srur, Alemania, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos, España, Francia, Gran Bretaña, Perú y Uruguay iniciaron el despliegue de sus medios. Llamó la atención la premura del arribo de los equipos estadounidenses, un avión de la NASA fue sacado de su trabajo de investigación científica en la Antártida y asignado de inmediato a la exploración, al cuarto día arribó al país el grueso de los medios, el avión P-8A Poseidon (un avión Boeing 737-800 de la Armada de Estados Unidos especializado en detectar submarinos), necesario para la búsqueda aérea, al que también se unieron vehículos subacuáticos (el Bluefin 12D y tres Iver 580), que pueden ayudar escaneando el fondo del mar, más la campana de salvataje. El Reino Unido interrumpió la campaña antártica que estaba realizando el buque polar HMS Protector y lo desplegó en el teatro de operaciones de búsqueda junto a un avión de transporte Hércules C-130.
El despliegue de equipamiento y personal especializado es continuo en el puerto de Comodoro Rivadavia, que dista a menos de 500 kilómetros de la última ubicación conocida del submarino. Ayer aterrizó otro avión de la fuerza aérea británica, un KC-2 Voyager con capacidad de abastecer de combustible a las aeronaves que están en patrulla y así prolongar el tiempo de la búsqueda aérea en la zona.
La Armada de Chile puso a disposición el buque ASG-61 Cabo de Hornos, una de las naves científicas más modernas del mundo y que hace un mes participó de un ejercicio en el Golfo de Arauco, en la costa chilena del Océano Pacífico, en conjunto con el Comando de Rescate Submarino (Undersea Rescue Command o URC) de la Marina de los Estados Unidos, el mismo que ahora trabaja en el rescate del San Juan. Fue un simulacro de rescate y salvataje de un submarino siniestrado posado en el fondo del mar. Para la posible tarea de barrido del fondo marino, el AGS-61 cuenta con ecosondas multihaz, perfilador de fondo marino con penetración hasta 100 metros en sedimento blando. Un equipo similar aunque con mayor definición y precisión usan los marinos de los HMS Protector quienes el martes por la noche investigaron y descartaron la supuesta señal calórica que había sido detectada por la aeronave P-8 Poseidon de la marina estadounidense.
Más allá de la solidaridad de un caso que conmueve a la gran familia naval internacional, subyacen aunque no se mencionen los lazos de relaciones bilaterales de la Armada tejidas a lo largo de innumerables ejercitaciones en el mar cumplidas por décadas. Las maniobras de interoperabilidad entre armadas dan el fruto de poder interactuar con procedimientos comunes, enlazar equipos distintos y complejos, amén del idioma y volcar medios disímiles todos en una misma misión.
Volver al mundo y gozar del beneficio no es sólo una decisión política; presupone que hay instituciones como la Marina que siguieron sus contactos con otros países muchas veces a distancia de la orientación del Gobierno de turno.
Coordinar y dirigir este operativo donde se mueven por mar y aire innumerables buques y aviones sería imposible de no mediar un adiestramiento previo. El centro de comando y control está en Puerto Belgrano a cargo del contralmirante Luis Enrique López Mazzeo. El ministro de Defensa, Oscar Aguad, dispuso que haya lupa política. Asignó a la secretaria de Servicios Logísticos y de Coordinación Militar en Emergencias, Graciela Villata, quien permanece en Puerto Belgrano. Villata tiene la función que hoy preocupa: ¿tenía la Fuerza de Submarinos y el ARA San Juan el presupuesto y logística acorde con la misión ordenada? No se conoce la expertise de la secretaría en asuntos de emergencia operativa de medios militares. El rol de Emergencia de su cargo se vincula con desastres naturales y la ayuda humanitaria. Aguad completó su task force de blindaje ante la tormenta política que vendrá y puso dos escudos en el Edificio Libertad sede de la jefatura de la Armada. Están con alquiler temporario de oficina, el secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Horacio Chighizola, y el jefe de Gabinete, Raúl Ripa.
Nada cambia. Siempre se aplica la "vieja técnica": Poner algunos fusibles accesorios, pero con la condición de tener el "aroma de pertenecer" a la UCR que como sabemos, "saben hablar lindo". La historia nos ha enseñado que con solo hablar, no alcanza para solucionar los innumerables problemas que enfrentamos los argentinos, y como vemos en esta lamentable situación siempre estamos atrás de ellos. Tenemos submarinos, pero no hay elementos de rescate y hay que salir a pedirselos hasta los que fueron nuestros enemigos y su aliado durante el conflicto de Malvinas.
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