viernes, 24 de noviembre de 2017

Submarino ARA San Juan: las baterías, posible origen de la explosión, habían sido reparadas

Por Daniel Gallo y Fernando Rodríguez - LA NACION
Se mantuvieron las carcasas, pero se cambiaron a nuevo todos los elementos internos
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Las baterías del tanque 3, entre las principales hipótesis de la falla en el ARA San Juan

En la lotería de las hipótesis sobre el trágico destino del ARA San Juan , el pack de baterías tiene prácticamente todos los números para el infausto premio de causante de la explosión que provocó su desaparición bajo las aguas del Mar Argentino.

El estado real de esos generadores fue puesto en tela de juicio por algunos de los deudos de los 44 tripulantes y, sotto voce, por marinos de vasta trayectoria en la fuerza. Los cuestionamientos se centraron, fundamentalmente, en los trabajos de reparación de media vida que se le realizaron al S-42 en el Taller Naval Almirante Segundo Storni -ex astillero Domecq García-, que demandaron siete años, entre 2007 y 2014.

Calificadas fuentes de la Armada confiaron a LA NACION que los elementos de batería estaban en condiciones de uso y que aquella repotenciación realizada en el país -con supervisión del fabricante alemán- se cumplió satisfactoriamente. Y recalcaron: "Si el San Juan salió a hacer su misión es porque estaba en óptimas condiciones para hacerlo".

El San Juan navegó desde su base, en Mar del Plata, hasta Tandanor "en superficie, debido a las serias limitaciones de sus baterías y motores diésel principales, poniendo en evidencia la necesidad imperiosa de su reparación", según contaban las crónicas de la época. Calificadas fuentes de la Armada argentina dijeron a LA NACION que las emisiones de hidrógeno de las baterías ya ponían en riesgo a la tripulación y al propio barco.

Lo mismo le había ocurrido al gemelo del San Juan, el Santa Cruz -botado en el astillero Thyssen Nordseewerke, de Alemania, en 1983-; según los especialistas, el estado de las baterías convertía a la nave en una "bomba de tiempo". La sucesiva carga y descarga de las baterías genera gasificación y emisión de hidrógeno. Su concentración más allá del 2% -por el calentamiento- es muy peligrosa y por encima del 4% es capaz de producir una explosión catastrófica. Los submarinos tienen dispositivos que lo captan y los transforman en vapor de agua.

Tandanor se encargó de las tareas más grandes: el corte del casco resistente en la sección de popa -y su posterior resoldado- para poder extraer los generadores eléctricos y reemplazarlos, y rectificar los cuatro motores diésel; el recambio de todos los mástiles izables (con un trabajo sobre el cabezal del snorkel que incluyó flaps de descargas de gases y de toma de aire, entre otros), y el reemplazo de la planta de aire comprimido, de los compresores de aire acondicionado, los equipos de destilación de agua y la renovación de planta hidráulica, bombas y diversos sistemas eléctricos.
Las baterías del ARA San Juan fueron repotenciadas en el Complejo Naval
Las baterías del ARA San Juan fueron repotenciadas en el Complejo Naval.

Se extrajeron, por supuesto, los 960 elementos de batería de plomo ácido que proporcionan energía eléctrica al motor eléctrico de propulsión (MEP) que, en su momento, fue quizás el motor eléctrico de corriente continua más grande del mundo.

De su renovación se encargó la Armada, que en el propio Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar) -que agrupa a Tandanor y al astillero Storni- tiene áreas específicas que dependen de ella.

Los elementos de batería nuevos tienen un costo aproximado de 10.000 euros, multiplicado por 960, una fortuna. Por eso se decidió usar las mismas "jarras" -carcasas- y cambiar todos sus elementos desgastados y el ácido, lo que se conoce como "replacado". Como se dijo, personal del astillero alemán supervisó las tareas y el INTI verificó las soldaduras. El proceso de verificación lo hizo un conocido fabricante de baterías de auto. Garantiza seis años de uso de la batería con el 100% de su capacidad. Las viejas liberan más hidrógeno y requieren más control después de los siete años.

Tras su salida al mar, en 2014, el San Juan realizó satisfactoriamente múltiples misiones, incluidas largas travesías oceánicas, explicaron expertos de la Marina. Sostuvieron que, en el caso actual, un descontrol del hidrógeno podría haber causado una deflagración, aunque insistieron en que lo más probable es una explosión por una batería cargada expuesta al agua de mar.

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