Por Guido Braslavsky (Clarin.com) - Los detalles de su tecnología de comunicación, el plan de viaje, el modo de inmersión y el funcionamiento de las alarmas.
El submarino ARA San Juan. foto: EFE
Un submarino “muy versátil”, con posibilidades de “plan A, B o C” para propulsarse, de tomar en 5 segundos la decisión de emerger ante una contingencia grave, como un incendio. Y con variantes para comunicarse y pedir auxilio, siempre teniendo en cuenta que es un arma de guerra “muda”.
Así describen al ARA San Juan expertos que conocen el buque, los secretos de la navegación submarina, e indicaciones del fabricante alemán. “Debe ser el mejor buque de la Armada en este momento, todo a nuevo”, afirman. Por eso llama la atención -y deja abiertas todas las hipótesis posibles- la pérdida de enlace primero, y que no se hayan detectado otras señales -boyas, manchas en el agua-. La esperanza: los llamados satelitales que se habrían intentado hacer, el último a las 15.42 del sábado.
Las comunicaciones
Hasta hace unos años en el submarino se embarcaba una valija con teléfono satelital. Se debía salir a superficie para llamar. Según las fuentes actualmente ese satelital está incorporado. A superficie de periscopio (18 metros bajo el agua), el submarino iza la antena principal que es HF, VHF (very high frequency) y UHF (ultra high frequency): “Es la principal herramienta de comunicación con tierra”, definen.
Control del rumbo
El submarino es como un avión, explican. Al salir entrega su “plan de vuelo”, define su trayectoria de un punto a otro, y por dónde ingresará a un área determinada, por ejemplo en un ejercicio naval. También informa rumbo y velocidad y fija una hora estimada (“ETA”, estimated time of arrival), para llegar a puerto.
En tierra hay una oficina de control 24 horas. En una carta se dibuja su trayecto y se va actualizando su posición. Hay una palabra “clave” que indica que todo está “bien” a bordo, y que se envía cada 24 horas y hasta 72 horas, dependiendo el grado de adiestramiento de la tripulación. “El submarino no habla, se emite desde tierra, el submarino pone la posición en que se halla y responde a una secuencia de mensajes que recibe. En situación de guerra ni siquiera eso, sale y no se comunica más”. La palabra “clave” tiene hora de vencimiento. El comandante del submarino está pendiente y puede anticipar la salida a plano de periscopio para que no se venza el plazo. La falta de emisión en el caso del ARA San Juan llevó a la “búsqueda de enlace” primero, y con el transcurso de las horas a la fase actual de búsqueda y rescate.
La inmersión
“El submarino nunca está en superficie. Si sale es porque algo anda mal”. En las operaciones desde la base de Mar del Plata, navega unos 40 km en superficie hasta que hay 60 metros de profundidad, y allí se sumerge. “Hay que olvidarse de Hollywood y la Segunda Guerra, que iban como un ferry en superficie y se sumergían para atacar. Todo pasa bajo el agua”, explican. Es que antes no había “esnorkel” y para tomar aire debían subir con frecuencia y abrir escotillas.
La versión del incendio
Un siniestro a bordo fue la primera versión que corrió, pero la Armada aclaró que no hay ningún indicio. En la hipótesis de un incendio, dicen quienes conocen la actividad, en segundos la nave puede llenarse de humo. La tripulación cuenta con equipos individuales de máscara y tubos para respirar, que a su vez se conectan con un sistema de provisión de óxigeno que está por todo el buque. Lo lógico sería salir a superficie y si hay propulsión, no volver a sumergirse. En el comando hay un oficial “jefe de inmersión”. Controla grupos de aire comprimido, que se accionan a través de electroválvulas o manualmente. “Si percibe una emergencia, en 3 a 5 segundos, eyecta agua que hay en tanques del submarino y es suficiente para subir y sacar la vela fuera del agua. Esa es la primera medida y se puede tomar aun no habiendo propulsión”. El jefe de inmersión puede hacerlo aún al tacto, en situaciones que no haya visibilidad por el humo, o corte total de luz.
“Cerrar escotillas”
Se vio mil veces en las películas. Pero no. Este submarino de fabricación alemana tiene un solo mamparo estanco, “complicado para cerrar, hidráulico, y hay cuatro palancas”. El diseño hace que no se pueda aislar un sector. Pero se considera tan versátil al buque como improbable que se inunde o suceda un hecho grave.
Alarmas
El ARA San Juan podría haber emitido otras señales de comunicación. O no lo hizo, o no se detectaron aún. Lleva una boya de emergencia que lanzada, empieza a emitir la posición. Otra posibilidad es la eyección de un cilindro de 50 cm de largo por 10 de diámetro, que en superficie deja una mancha verde de un kilómetro de extensión. Tiene también un teléfono “subaqua”, que permite hablar (un llamado clásico de voz) con otro buque a una distancia de 500 a 1.000 metros, según las condiciones.
El buque lleva dos balsas salvavidas, una en proa y otra en popa. Son similares a las del Crucero General Belgrano. Se accionan desde adentro y si hay abandono ya están disponibles en superficie. Hay dos estaciones de abandono: “Es el último recurso, si hay humo, o peor, agua”, dicen los expertos. El “escape” si el buque está sumergido puede hacerse a no más de 80 metros, porque el cuerpo no soportaría la presión.
En un siniestro no habría problemas con los víveres o el agua, sino sobre todo con el aire. Otros factores son el funcionamiento o no de la electricidad, calefacción, el humo o el agua.
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