Llegaron cuatro aparatos de adiestramiento básico Beechcraft Texan II de un lote de 12 adquiridos nuevos a los Estados Unidos. Estas aeronaves se suman a 10 entrenadores de origen alemán que también se comprarán.
Entrenamiento. Una docena de Beechcraft Texan II se compró a los Estados Unidos.
El Gobierno decidió concentrar el esfuerzo presupuestario operativo de la Fuerza Aérea en tareas de entrenamiento de jóvenes pilotos. La llegada de los cuatro primeros aparatos de adiestramiento básico Beechcraft Texan II de un lote de 12 adquiridos nuevos a los Estados Unidos confirma la posición.
Estas aeronaves se suman a 10 entrenadores de origen alemán que también se compraron nuevos a la empresa Grob Aircraft en 2012, 8 ultralivianos Tecnam fabricados bajo licencia italiana en Mendoza y, además, el parque de adiestradores se completa con los Tucano fabricados por la brasileña Embraer que la fuerza tiente en actividad en la Escuela de Aviación Militar desde la década del 90. Toda una flota de entrenamiento cercana a los 35 aparatos de distinto origen y logísticas aunque con prestaciones que podrían considerarse similares -si no redundantes- en cuanto a las etapas de formación del aviador militar. La incorporación de las máquinas estadounidenses agrega una nueva línea de sostén y mantenimiento a una misión donde la eficiencia y ahorro en el gasto aconseja disponer de un único sistema aéreo de entrenamiento.
La etapa del adiestramiento avanzado sigue confiada al jet subsónico criollo IA-63 Pampa, aunque su fabricación dista de una producción en serie que garantice la demanda de las altas de pilotos a la única escuadrilla operativa de guerra la de A4-AR Fightinghawks basada en Villa Reynolds, San Luis. La contracara del esfuerzo en la formación de aviadores de combate es la carencia de aeronaves específicas para esa misión.
La administración Macri, tras la desprogramación del Mirage dispuesta por el Gobierno anterior, decidió que el país no tenga aviones supersónicos. La guadaña de recursos dejó a pie a la elite de los pilotos y cercenó la vocación que ahora encuentra una salida alternativa en el mercado aerocomercial de las low cost. Se contabiliza un éxodo de casi un centenar de pilotos militares y siguen fluyendo interesados a ocupar plazas en la aviación civil.
En la ceremonia de recepción de los aviones que se llevó a cabo el lunes pasado, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, dijo que la adquisición "llevó mucho tiempo y esfuerzo", pero que "valió la pena" porque cubre la necesidad "vital" de los pilotos argentinos de entrenarse en unidades de nivel medio.
La operación fue una compra directa a la empresa Beechcraft que se hizo bajo el formato de un programa denominado FMS (sigla en inglés de Foreign Military Sales, traducido, ventas militares al extranjero) del Gobierno de los Estados Unidos. En este programa la administración estadounidense interviene asegurando que el precio que paga el país adquirente por un determinado bien o equipo militar es el mismo que la empresa seleccionada le cobra a las instituciones militares norteamericanas. La operación bajo FMS no tiene financiación.
Argentina debe afrontar los u$s157 millones del contrato por 12 aviones Texan II con recursos propios y en un cronograma que es ni más ni menos que al contado. Recibe aviones contra pago consolidado.
Extraña decisión de Mauricio Macri, aprobar una operación a contramano de incansables recomendaciones hechas en reuniones de seguimiento de Defensa acerca de negociar "G to G" (de Gobierno a Gobierno) y con financiación. El doble estándar quedó expuesto en la suspensión de la compra a Francia de 4 navíos de patrulla para la Armada. La negociación entre Argentina y Francia, a diferencia de la entablada con EE.UU., contempla la financiación del 100 por ciento (avalado por el Estado francés) del contrato de 360 millones de euros.
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