Un complejo sistema de 72 cámaras para cine de animación.
El juez federal Claudio Bonadio ordenó a la Universidad de San Martín (UNSAM) devolver al Estado los equipos de animación y efectos visuales que habían sido comprados durante el kirchnerismo a un costo de 14 millones de dólares, mediante un convenio entre el entonces ministro de Planificación, Julio de Vido, y esa universidad pública. Según denuncias que investiga la Justicia, amigos K de Santa Cruz hicieron “clandestinamente negocios privados audiovisuales” con esos sofisticados equipos adquiridos con fondos públicos.
La entrega de esos bienes deberá ser hecha por la UNSAM a Hernán Lombardi, como titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, señaló el juez en su resolución, que el pasado 14 de diciembre notificó a Lombardi y al rector de la universidad, Carlos Rafael Ruta.
Los equipos están supuestamente en el edificio donde funciona el Centro de las Artes de la UNSAM, en la calle Sánchez de Bustamante a pasos de Rivadavia. Es un complejo sistema de 72 cámaras, denominado “Mocap” (por Motion Capture) que registran el movimiento humano, para transformarlo en cine de animación.
“Con esta decisión judicial vamos a recuperar bienes para su uso por el conjunto de los argentinos, que es lo que nos habíamos propuesto en todos estos casos en que se investigan hechos de corrupción. Desde el primer día lo tuvimos como objetivo y dijimos que este era un trabajo de firmeza y paciencia”, manifestó Lombardi a Clarín.
Como Clarín dio cuenta el 23 de octubre, la compra de esos equipos, únicos en Latinoamérica y similares a los que usan los grandes estudios de Hollywood, se concretó en 2015.
La intermediaria que le vendió a Planificación fue la empresa Sistemas Latinos, de artículos de ortopedia y quirúrgicos, sin ninguna experiencia en el rubro. Planificación los transfirió a la UNSAM para que los usen productoras de cine y televisión, que a su vez recibían subsidios por $200 millones.
En la denuncia que presentó ante la Justicia el abogado Ricardo Monner Sans, un testigo que pidió reserva de su identidad aseguró que “no hay universidad en el mundo que tenga estos equipos. Todo era para que lo usara la productora SINEMA, del empresario K santacruceño Mauricio Brunetti, con fines de explotación comercial, que él jamás hubiera podido comprar, porque antes tuvo una pizzería, que la fundió”.
Brunetti es sobrino de Arturo Rodríguez, ex intendente kirchnerista de Puerto Deseado. El testigo reservado declaró que Brunetti había desembarcado en la UNSAM con su propio personal. El programa Periodismo para Todos mostró que cuando estalló el escándalo en la página web de la productora se borraron nombres de su staff que podían vincularse con la UNSAM, donde negaron el uso de la máquina por parte de SINEMA.
De Vido se defendió y dijo estar “orgulloso” de haber equipado con tecnología de punta al laboratorio audiovisual de la UNSAM.
Para Lombardi, “todo fue un negocio que armaron para productoras privadas a través de las universidades”, que no tienen controles por su autarquía financiera. En el laboratorio de Ciencia y Ficción de la UNSAM, Chrysalis, los equipos fueron instalados un día antes del balotaje presidencial que terminó dando el triunfo a Mauricio Macri. Monner Sans también inició otra causa por los $36 millones que recibió Andrea del Boca por una novela que nunca se exhibió. Están investigados De Vido y la UNSAM, a través de la que se triangulaban los pagos.
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