El sobreseimiento de directivos de Clarín y LA NACION deja al desnudo uno de los más perversos operativos montados por el kirchnerismo
Uno de los operativos más detestables y perversos que organizó el gobierno anterior estuvo destinado a dominar los medios de prensa independientes. En el tren desenfrenado por lograr ese objetivo, llegó a la temeridad de criminalizar a directivos de los principales matutinos, LA NACION y Clarín. Intentó así asimilar la conducta de éstos a los crímenes de lesa humanidad de la dictadura militar.
Los Kirchner habían hecho antes lo imposible por lograr la detención de Ernestina Herrera de Noble a través de la falsa acusación de apoderamiento de hijos de desaparecidos. Al no lograr ese propósito, volvieron a atacarla y, junto con ella, se desmadraron contra Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre. La nueva imputación era la de haberse apoderado de las acciones de Papel Prensa SA mediante extorsión y tortura a la viuda de Graiver, la señora Lidia Papaleo. También se los acusaba de haber pagado un precio vil por la compra de acciones de esa empresa y despojar de tal modo de bienes a los herederos de David Graiver.
No es del caso entrar aquí en la más que turbia relación de Graiver con la organización delictiva Montoneros, pero sí viene a cuento subrayar que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, secundada nada menos que por el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, confeccionaron lo que llamaron "Papel Prensa: la verdad". Se trataba de un libelo mendaz e intencionado, que fue leído por la cadena de medios oficiales por la propia presidenta y repetido hasta el cansancio por la prensa destinataria de fabulosos fondos por publicidad oficial a cambio de servilismo. Un círculo vicioso de corrupción y descaro que ha signado una época.
Fue un "relato" más, tan falso como todos los otros a los que nos acostumbró el gobierno kirchnerista. Lo cierto es que aquel delirio montado treinta años después de la década del setenta hacía agua desde el origen, pues las lamentables torturas a la señora Papaleo de Graiver, se supone que en un intento de lograr por ella la ubicación de los dineros de Montoneros en poder de los Graiver, ocurrieron meses después de la compra de las acciones de Papel Prensa y de la asamblea que aprobó la operación.
Cabe preguntarse a esta altura por qué la señora de Graiver mintió en sus declaraciones, exponiéndose a un juicio por falso testimonio. Se trató de una mentira absoluta desde el principio hasta el final, que se difundió por televisión y hasta adquirió el estatus de película, donde los "malos", o sea, los supuestos torturadores, eran los directivos acusados de los medios mencionados. Hecho de vergüenza inaudita para un gobierno que se dijo "democrático" y que termina por ser revelado en los términos de la resolución del juez Julián Ercolini. Éste sobreseyó a Herrera de Noble, Magnetto y Mitre, además de a Raymundo Podestá, ex secretario de Industria, y a Guillermo Gainza Paz, que había intermediado en la compraventa de las acciones de las que el grupo familiar quería desprenderse. El sobreseimiento fue apelado por el fiscal Franco Picardi, muy cercano al kirchnerismo.
"No existen -dijo el magistrado- elementos objetivos, imparciales y que de modo unívoco puedan llevar a considerar, cuando menos con un grado mínimo de probabilidad, que la venta de las acciones de Papel Prensa SA, acaecida hace 40 años, en noviembre de 1976, hubiera sido parte, hubiese derivado o hubiese estado condicionada por la comisión de delitos de lesa humanidad."
Dijo también que no existe ninguna vinculación entre los adquirentes de las acciones de Papel Prensa y las coacciones y amenazas sufridas por los Graiver, antes bien -agregó- habrían estado originadas por relaciones financieras entre el grupo empresario y Montoneros, no habiendo ninguna relación causal entre dichos gravísimos delitos y la compra de Papel Prensa. Por si fuera poco, consideró que los peritajes contables realizados en autos demostraron que no había existido precio vil ni desproporción en la adquisición de las acciones.
Con ser elevado el daño moral a las personas a quienes se persiguió de esta manera, cabe señalar que es también gravísimo el perjuicio ocasionado a la República, a la confianza de los ciudadanos a los que desconcertó esta patraña y a la democracia en general.
Resulta inadmisible que desde el poder se hayan generado campañas como las que el gobierno kirchnerista montó con la voluntad deliberada de amordazar a la prensa e inferir daños a empresarios periodísticos. Al hacerlo, se aprovechó, una vez más, de forma subalterna de causas como las de los derechos humanos. Ojalá exista un "Nunca más" para este tipo de persecuciones fascistas a las que el kirchnerismo se aficionó para conquistar y retener el poder.
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