Héctor Gambini - Editor del diario Clarin
La necesidad de aumentar los patrullajes en el GBA requiere acomodar piezas, pero el refuerzo de gendarmes propuesto será menor a los policías que ayer trabajaron en el River-Boca.
Uno de los gendarmes enviados al conurbano, vigilando la peatonal de Quilmes. FOTO PEDRO LAZARO FERNANDEZ
No alcanzan. La insistencia del gobierno de la Provincia, que terminó doblándole al brazo a la ministra de Seguridad para volver a enviar gendarmes al Gran Buenos Aires, tuvo sus frutos a medias. Hoy terminan de llegar los 6.800 gendarmes asignados a 33 municipios del conurbano pero no hay caso. No alcanzan.
Cuando la ministra nacional Patricia Bullrich y el ministro provincial Cristian Ritondo firmen este mediodía el acuerdo con los intendentes, nadie interrumpirá las sonrisas para la foto con cuentas incómodas.
Aunque la cantidad de gendarmes que va a cada municipio no es la misma -lo hacen en proporción a la población- un simple cálculo general mide el estado de cosas: 6.800 dividido 33 da 206 gendarmes por distrito. Divididos en tres turnos de 8 horas, serían 68 en cada lugar. Una gota en una pileta olímpica. Que ninguno se levante con fiebre.
Por eso la propuesta de la Nación de agregar 1.200 más tras reemplazarlos por militares en la custodia de objetivos estratégicos es bien recibida en la Provincia. "Bienvenidos sean", repetía ayer un alto funcionario del gabinete de Vidal. El conurbano sigue complicado. Este fin de semana hubo 5 asesinatos en un mismo barrio de Ciudad Evita, en La Matanza, en apenas 24 horas.
Los policías que van a quedarse a patrullar el Gran Buenos Aires tendrán su incentivo de horas adicionales para compensar la diferencia que harán los que vayan a la Costa por el Operativo Sol, donde cobrarán 700 pesos de viáticos por día. Eso les rinde 21.000 pesos extras por mes, lo que en la mayoría de los casos duplica sus salarios.
Si se concreta el cambio de militares por gendarmes, la movida tendrá un nuevo intríngulis político para el Gobierno: poner a militares en funciones de seguridad interior está prohibido por ley. Argumentarán que la custodia de objetivos estratégicos no es lo mismo que salir a patrullar las calles, pero hará falta que algún juez comparta esa mirada si la oposición ve allí una nueva oportunidad para golpear al Gobierno, tras la seguidilla de tropiezos oficialistas en el Congreso.
El convenio que firman hoy Bullrich y Ritondo con los intendentes fija un plazo de un año para la cesión de los gendarmes. Y un acuerdo para que representantes de las tres jurisdicciones (Municipio, Provincia y Nación) decidan por dónde deben patrullar. ¿Para qué este triunvirato? ¿No es más fácil que decida el intendente, que conoce mejor que nadie su zona? "Hay intendentes e intendentes...", dice otra fuente. La decisión compartida es para que Provincia y Nación sepan qué se hace con cada hombre "prestado".
Entre tanta obsesión por el control, mañana Bullrich presentará una denuncia formal para que se investigue a los grupos que llaman por las redes sociales a "saquear y voltear" al gobierno a fin de año. A algunos de sus pares de Cambiemos llevar ese tema a la Justicia les parece una exageración. "Le estamos subiendo el precio a grupos que no existen", rezongan. Bullrich tuvo que explicarles en privado que lo hace porque "hay una senadora del Frente para la Victoria" detrás de esos inverosímiles llamados al caos.
Algo más. La movida para agregar 1.200 gendarmes al GBA representa un refuerzo de casi un 20% a los que ya están. Pero sigue siendo un gran esfuerzo para una cantidad mínima. En la cancha de River, ayer, hubo 1.472 policías federales sólo para controlar un Superclásico sin hinchas visitantes.
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