(La Nación) - El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires plantó 60 ejemplares jóvenes de jacarandás en dos parques de la ciudad, 28 en Parque Los Andes y 32 en Parque Chacabuco.
Una cuadrilla de la Dirección General de Espacios Verdes, dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, se encargó de plantar los árboles en las veredas que rodean los parques, de manera que pasaron a formar parte de los más de 430.000 ejemplares distribuidos en plazas, parques y veredas de la ciudad.
El jacarandá fue el árbol elegido de acuerdo con el axioma que guía el Plan: "El árbol indicado en el lugar adecuado". Esto quiere decir que para decidir qué especie se planta y dónde, se toman en cuenta factores como el ancho de las veredas, las características topográficas, el arbolado histórico o el aumento de la biodiversidad.
El Plan Maestro de Arbolado tiene como fin aumentar la biodiversidad, la variedad y el equilibrio de los ejemplares en la ciudad. "La biodiversidad es un criterio central para planificar la arborización de la ciudad, no solo por razones paisajísticas. Una mayor variedad de especies ayuda, por ejemplo, a prevenir una posible disminución del arbolado en caso de que una plaga ataque a una especie en particular", explicó el ingeniero agrónomo Jorge Fiorentino, jefe del cuerpo de asesores técnicos de la Dirección de Espacios Verdes.
Los jacarandás fueron donados por la empresa Coca Cola para compensar otros árboles que fueron cortados en la plazoleta Alférez Sobral.
CALLES CELESTES
El jacarandá es un árbol nativo de las yungas del noroeste argentino y se transformó en uno de los árboles más representativos de la Ciudad de Buenos Aires, cubriendo las calles y avenidas con flores celestes que aparecen en el mes de noviembre. Es la especie nativa más popular dentro del arbolado de alineación, con un 3,6% del total.
Estos árboles tardan alrededor de 15 años en alcanzar el tamaño de un adulto y su vida promedio en la ciudad es de unos 70 años, aunque en Buenos Aires se han encontrado ejemplares de más de 100 años. En su hábitat natural pueden vivir hasta 200 años.
El Plan Maestro de Arbolado prevé un sistema de compensaciones que busca reponer las distintas especies de árboles que se extraen durante diversas obras que se llevan adelante en la ciudad, como la construcción de subtes, la traza del Metrobus o distintos arreglos que realizan las empresas de servicios. "Cada árbol que se extrae debe ser repuesto. Cómo y dónde es algo que decidimos nosotros en función del Plan Maestro", señaló Néstor Benchaya, gerente operativo de Arbolado. Esto implica elegir qué especies van a continuar y cuáles van a ser discontinuadas. "Todavía faltan plantar unos 600 árboles para lograr compensar las especies que se quitaron", concluyó Benchaya.
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