viernes, 19 de junio de 2015

En la autopista Illia, se redujeron en un 90% las denuncias por daños a autos

Por Josefina Marcuzzi  | Para LA NACION
Tras la polémica por el enrejado, los delegados vecinales están conformes con el resultado; los automovilistas, más tranquilos
 
Foto: LA NACION
En su momento, la instalación de la reja que separa la Villa 31 de la autopista Illia generó fuerte polémica entre quienes estaban a favor y en contra de su presencia. Hoy, nueve meses después de concretada la obra, la empresa estatal Autopistas Urbanas (AUSA) informó que las denuncias y reclamos por daños a vehículos en la autopista Illia se redujeron en un 90%. En el tiempo comprendido entre enero y mayo de 2014 se registraron 97 reclamos de este tipo, mientras que en el mismo período de 2015 las denuncias fueron sólo nueve.

El enrejado antivandalismo fue colocado en septiembre del año pasado, en medio de una fuerte polémica entre quienes consideraban necesaria su instalación y quienes estaban en contra de separar la Villa 31 de la autopista Illia.

El alambrado se extiende a lo largo de 550 metros y el tejido fue colocado, en su momento, sobre muretes de cemento de unos 65 centímetros de alto. "Cuando una acción concreta de gobierno atiende a una necesidad colectiva y se logra mediante consenso y diálogo permanente con la gente, seguramente sea un éxito; éste es un ejemplo testigo de haber puesto foco en las coincidencias tanto de las familias que viven en las villas 31 y 31 bis como de quienes circulan por la autopista Illia", dijo, orgulloso, Gonzalo Mórtola, coordinador general del programa de mejoras para las villas 31 y 31 bis.

Ramón Ojeda, delegado vecinal de la manzana 13 del barrio Cristo Obrero de la Villa 31 bis, comentó: "Nosotros hicimos un relevamiento general con la gente frentista a la autopista; siempre les pareció inseguro, tanto para los propios vecinos de la villa como para los automovilistas. Teníamos un grave problema con los chicos, que estaban siempre muy cerca del paso de los vehículos".

Lo cierto es que no solamente se redujeron considerablemente las denuncias por daños a vehículos, sino que además ya no se registran llamadas por el cruce de personas o animales en la autopista Illia.

Las diferencias respecto del enrejado surgieron fundamentalmente entre quienes estaban a favor de su instalación y quienes consideraban que era una forma de seguir excluyendo a los habitantes de las villas 31 y 31 bis. "Quienes estaban en contra eran vecinos que no vivían cerca de la autopista, que no sufrían en carne propia el peligro de estar pegados a un carril de alta velocidad. No hay dudas de que esto es un beneficio para todos", agregó Ojeda.

En conjunto con la obra del enrejado, el gobierno porteño construyó una plaza del lado de la Villa 31 y sumó canteros con espacios verdes en ambos lados de la autopista Illia. "Estamos seguros tanto nosotros como nuestros hijos y quienes transitan por la autopista", concluyó Gabriela Barros, delegada vecinal de la Villa 31.

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