(defensa.com) - Los científicos
presentaron el proyecto "Belgrano a Marte", que busca conocer las
consecuencias fisiológicas del aislamiento prolongado en condiciones
extremas.
El continente antártico es reconocido como el análogo
terrestre más fiel de los aspectos bio-psico-sociales que podrían
ponerse en juego en futuros viajes espaciales. Por eso, un equipo de
investigadores argentinos y europeos conducirá el estudio “Cronobiología
del aislamiento antártico: la utilización de la Base Belgrano II como
análogo espacial”, un experimento para evaluar el impacto que tendría un
año de aislamiento extremo en los ritmos biológicos del ser humano.
La experiencia, también conocida como
"Belgrano a Marte", se desarrollará en el continente blanco durante todo
2014 en la base Argentina Belgrano II. Participarán científicos
argentinos del CONICET y la Universidad Católica Argentina, la
Universidad Nacional de Quilmes, el Ejército Argentino y la Dirección
Nacional del Antártico (DNA), dependiente del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto de la Nación.
Además estarán presentes investigadores europeos de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, la Agencia Espacial Alemana, la Universidad Médica de Graz en Austria y la Universidad de Borgoña, Francia.
“Con esta experiencia queremos estudiar los mecanismos autonómicos subyacentes, es decir que no dependen del control voluntario, y conocer su implicancia en el mantenimiento del alerta. Esto algo que no ha sido descrito aún, aunque previamente sí se analizaron las alteraciones en el ritmo sueño-vigilia en la permanencia prolongada en bases antárticas”, explica Daniel Vigo, doctor en ciencias médicas e investigador adjunto del CONICET en el Departamento de Docencia e Investigación, Instituto de Investigaciones Biomédicas (BIOMED, CONICET-UCA).
Vigo, quien además dirige el equipo de científicos argentinos de Belgrano a Marte, fue uno de los participantes argentinos del proyecto Mars 500, la primera simulación de una misión humana completa a Marte. El estudio se realizó en colaboración con la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y sus resultados fueron recientemente publicados en la revista Aviation Space and Environmental Medicine.
Para Agustín Folgueiras, médico del Ejército Argentino a cargo del trabajo de campo en la base antártica, es muy emocionante formar parte de una actividad de esta magnitud. Folgueiras será el encargado de realizar estudios a los participantes del proyecto para la recolección de los datos, además de la supervisión, el control y la evaluación de los mismos.
Además estarán presentes investigadores europeos de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, la Agencia Espacial Alemana, la Universidad Médica de Graz en Austria y la Universidad de Borgoña, Francia.
“Con esta experiencia queremos estudiar los mecanismos autonómicos subyacentes, es decir que no dependen del control voluntario, y conocer su implicancia en el mantenimiento del alerta. Esto algo que no ha sido descrito aún, aunque previamente sí se analizaron las alteraciones en el ritmo sueño-vigilia en la permanencia prolongada en bases antárticas”, explica Daniel Vigo, doctor en ciencias médicas e investigador adjunto del CONICET en el Departamento de Docencia e Investigación, Instituto de Investigaciones Biomédicas (BIOMED, CONICET-UCA).
Vigo, quien además dirige el equipo de científicos argentinos de Belgrano a Marte, fue uno de los participantes argentinos del proyecto Mars 500, la primera simulación de una misión humana completa a Marte. El estudio se realizó en colaboración con la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y sus resultados fueron recientemente publicados en la revista Aviation Space and Environmental Medicine.
Para Agustín Folgueiras, médico del Ejército Argentino a cargo del trabajo de campo en la base antártica, es muy emocionante formar parte de una actividad de esta magnitud. Folgueiras será el encargado de realizar estudios a los participantes del proyecto para la recolección de los datos, además de la supervisión, el control y la evaluación de los mismos.
Se van a elaborar cuestionarios y mediciones no invasivas que incluyen el uso de sensores para cuantificar el ritmo sueño-vigilia y el ritmo circadiano de temperatura corporal periférica, la colocación de un equipo de electrocardiografía Holter para medir el ritmo cardíaco, la realización de pruebas informáticas de alerta y percepción temporal, y la toma de muestras biológicas para cuantificar las hormonas cortisol y melatonina, relacionadas con el estrés y el ciclo sueño-vigilia, respectivamente.
“Este estudio aumentará nuestro entendimiento de los mecanismos que controlan los ritmos biológicos y contribuirá a generar medidas que posibiliten su recuperación cuando se ven alterados. A futuro podremos idear mecanismos para reducir la fatiga y aumentar el rendimiento de sujetos con profesiones altamente demandantes, acotar las tasas de accidentes derivados de la disminución del estado de alerta. (Luis Piñeiro, corresponsal en Argentina)
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