En un cambio sustancial de su política exterior, el gobierno de Cristina Kirchner enfrió en las últimas semanas su relación con Irán
y, como contrapartida, estrechó los lazos con Israel, enemigo histórico
del régimen de Teherán. Este zigzagueo en la estrategia diplomática del
Gobierno tiene como telón de fondo la causa judicial por el atentado
contra la AMIA.
Este clima de frialdad se pudo percibir claramente el martes pasado, cuando el encargado de negocios de Irán en Buenos Aires, Ahmad Reza Kheirmand, ofreció en el Hotel Alvear un agasajo por el día nacional de su país: no hubo ni un solo funcionario del Gobierno. Apenas unos pocos diplomáticos de segunda línea de la Cancillería se acercaron al lugar y admitieron por lo bajo que el diálogo entre Buenos Aires y Teherán "está roto".
En paralelo, la Argentina tendió nuevos puentes con Israel, que despejan el clima de tensión que hasta hace poco tiempo existía entre ambos países.
Hay varias muestras concretas de que el vínculo ha mejorado sustancialmente. Entre otras señales, se prevén visitas de alto nivel político, habrá tareas de cooperación en materia de derechos humanos, un diálogo bilateral en asuntos jurídicos y una negociación que estaría por concretarse para la compra de aviones militares israelíes por parte de la Argentina.
Los gestos de la Casa Rosada a Israel e Irán son interpretados por analistas como una muestra de la falta de una política exterior clara y uniforme.
"Hay muy buen clima con Israel y estamos mucho mejor que antes", dijo a LA NACION un allegado al canciller Héctor Timerman. El parámetro "mejor que antes" que utilizó el funcionario del Palacio San Martín tiene que ver con la tensión que hace un mes y medio se desató con Tel Aviv. Esto fue cuando el ex embajador de Israel en Buenos Aires Itzhak Aviran afirmó que "la gran mayoría de los culpables [del atentado contra la AMIA] ya está en el otro mundo", y atribuyó esa acción a su Estado.
En ese entonces el Gobierno exigió a Israel que entregue cualquier información que tenga sobre el ataque y Timerman calificó los dichos de Aviran de "una extrema gravedad". Inmediatamente, la diplomacia de Tel Aviv hizo entender a la Argentina que las expresiones de Aviran corrieron a título personal y explicó que "están lejos del espíritu que impera en el gobierno israelí".
Una fuente diplomática israelí consultada por LA NACION expresó que ambos países dieron por superado el incidente desatado por los dichos de Aviran y remarcó: "Israel y la Argentina ya marchan juntos hacia una nueva etapa de acercamientos".
Para dar por superado ese momento, el 18 de marzo próximo llegará a Buenos Aires un funcionario de fuerte peso del gobierno de Benjamin Netanyahu. No trascendió aún el nombre y cargo del enviado de Tel Aviv, pero se sabe que llegará para participar del acto de conmemoración de los 22 años del atentado contra la embajada de Israel en la Argentina, que se hará un día después de la fecha real en que ocurrió ese ataque terrorista en 1992.
La visita del funcionario de Netanyahu también contemplará un encuentro con autoridades de la administración de Cristina Kirchner, para repasar la marcha de las relaciones entre ambos países.
Acuerdos bilaterales
Por otra parte, fuentes calificadas de la diplomacia israelí expresaron que en el contexto de las conversaciones en la esfera multilateral el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel y la Cancillería avanzaron en un acuerdo de cooperación tendiente a mejorar la situación de las personas con capacidades diferentes.En este caso, se trata de un acuerdo enmarcado en la política de derechos humanos de ambos países y esto se presentará en distintos foros internacionales, tanto en Ginebra como en Nueva York, según se informó.
A la vez, ambos países están preparando, para agosto, un seminario de asuntos jurídicos, en el que se desarrollarán temáticas tales como la lucha contra el terrorismo y el lavado de dinero. Allí participarán jueces, abogados, académicos y periodistas especializados de ambos países. Será un momento clave para que los dos países analicen la marcha de la investigación judicial por la causa del atentado contra la AMIA.
A la vez, no se descarta que allí surja como debate el polémico memorándum que la Argentina firmó con Irán y que fue duramente cuestionado no sólo por Tel Aviv, sino también por la comunidad judía de la Argentina.
Por otra parte, en medio del nuevo acercamiento de la Argentina e Israel, la Casa Rosada avanzó en las últimas semanas en los detalles de un convenio para la compra por parte de la Argentina de 18 aviones israelíes de combate multipropósito Kfir Block 60.
El ministerio de Defensa compraría a la empresa Industria Aeroespacial de Israel seis aviones israelíes equipados con "la última tecnología". En tanto, los otros 12 Kfir Block 60 se ensamblarían en la Argentina, con línea de montaje y técnicos israelíes.
"Estamos estudiando la oferta de Israel, que parece bastante razonable y satisfactoria para la Argentina", expresó a LA NACION una destacada fuente de la Casa Rosada, que también admitió que las relaciones diplomáticas con Israel mejoraron sustancialmente y, como contraposición, el vínculo con Irán se deterioró.
Desde enero de 2013 Teherán no dio muestra alguna de avanzar en la ratificación del memorándum por la causa AMIA, que el Parlamento argentino avaló ese mismo año por ley. En la Cancillería siguen esperando que Irán envíe una carta reversal con la ratificación de ese acuerdo. Aunque las posibilidades de que ello ocurra son "inciertas", admitieron, ya que el acuerdo fue firmado por el gobierno iraní de Mahmoud Ahmadinejad, pero unos meses más tarde llegó al poder Rohani, que tiene una línea política diferente. Por ahora, lo único concreto es el llamativo giro que dio la Argentina en su política exterior.
La cercanía antes del frío
Memorándum de entendimientoEl 27 de enero de 2013, Timerman y su par iraní, Salehi, anunciaron en Etiopía un acuerdo para crear una Comisión de la Verdad; sin avances concretos, ese acuerdo parece estar congelado..
Del editor: qué significa.
El zigzag empieza a parecer una marca registrada del Gobierno: a las señales de ortodoxia económica suma ahora este significativo giro diplomático.
El zigzag empieza a parecer una marca registrada del Gobierno: a las señales de ortodoxia económica suma ahora este significativo giro diplomático.
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