miércoles, 29 de febrero de 2012

Malvinas y el poder militar británico: nostalgia de un tiempo mejor

Por Fabián Calle 
Fabián Calle es politólogo, docente en la Universidad Torcuato Di Tella (Buenos Aires), la Universidad Católica Argentina y el Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Escribe sobre política internacional en varios medios especializados


Tal como en el ya lejano 1982, las fuerzas militares británicas se ven enfrentadas a un importante ajuste lanzado por un gobierno conservador en un escenario de crisis económica. En aquel momento, la idea era desmantelar parte sustancial de las fuerzas navales de superficie de la Royal Navy y concentrarse en los submarinos dotados con misiles balísticos intercontinentales que apuntaban a la Unión Soviética.

En esta oportunidad, implica reducir la cantidad de ciertas incorporaciones de unidades y tener que transitar algunos años sin portaaviones de ataque por primera vez en casi un siglo.

Otro aspecto a tomar en cuenta en el presente escenario del componente militar británico son las duras y agridulces experiencias que ha debido enfrentar en los últimos 10 años en las guerras en la que ha participado. Especialmente en las fases de guerra no convencional o asimétrica en las que se adentraron las tropas occidentales en Irak y Afganistán luego de un primer momento de euforia por el rápido colapso de los regímenes hostiles que controlaban ambos territorios.

En el caso de Irak, Londres tuvo a cargo la zona sur, emplazamiento de la amplia mayoría chiíta y con lazos de buenos a óptimos con Irán. Centenas de muertos y heridos de las tropas de su majestad y cuantiosos gastos fueron preparando el terreno para la decisión de retirar las fuerzas que se concretó pocos años atrás. Una retirada que distó tanto de ser una fuga como un éxito o victoria.

En el caso del "cementario de los Imperios", como alguién llamó a Afganistán, el sabor amargo parece imponerse en mayor medida que el dulce. De ser terroristas con los cuales no se negociaría, los talibanes se ha convertido en los últimos meses en interlocutores en complejos entramados de reuniones entre los mismos y enviados de los EEUU y aliados. Las horas de violencia y turbulencia que se viven en los últimos días desde la quema de libros del Corán, son un ejemplo del precario escenario.

Para concluir, la activa presencia del poder aéreo y de fuerzas especiales del Reino Unido en la campaña militar para derrocar a Khadafi en Libia, estuvo lejos de ser el rápido paseo que desde Londres se pensó en un primer momento. Una dura y violenta guerra civil de mas de 6 meses con remezones que aún hacen crujir la precaria paz fue lo que finalmente sucedió. En otras palabras, un panorama distante de una majestuosa y prolija operación politico-militar.

Psicológica y políticamente es plenamente comprensible que el grato recuerdo de la victoria militar de junio de 1982, que lejos estuvo también de ser un paseo para Londres, y golpes de suerte como fue la no concreción del ataque aéreo naval argentino del 2 de Mayo, vuelva una y otra vez a la dirigencia política y militar de la ex potencia hegemónica como un placebo para epocas complejas.

En un contexto más amplio y ya de alcance estratégico, la creciente priorización de los EEUU del escenario Asia-Pacífico vis a vis la interdependencia y rivalidad de Washington con el ascendente gigante chino, no hacen más que ir marginando gradualmente el rol europeo en la geopolitica mundial y en especial el rol de "garante" y "nexo amigable" que cumple Londres para Washington en las relaciones trasantlánticas. Mas aún cuando a fines del pasado año el gobierno de Cameron quedó en una minoría de 26 a 1 en la decisión de la Unión Europea de avanzar en reformas para enfrentar la crisis económica.

Fuente: Infobae.com

1 comentario:

  1. Es claro que uno tiene una imagen de cada situación, dependiendo desde que ángulo se mire.
    Mi mirada sobre el poder militar británico es muy distinta al autor de esta nota.
    En 1982 como consecuencia de la Guerra fría, el Reino Unido tenía una misión para su flota. Planear la guerra antisubmarina en el gap GIUK (brecha Groenlandia, Islandia y Reino Unido).Por tanto la serie Invincible eran portaaviones ligeros de 20.000 tn.
    Ganó una guerra con el apoyo aéreo que le brindaron los Harrier navales a bordo del HMS Invencible y los Harrier GR3 del HMS Hermes.Nunca pudo disponer para operar de más de 2 escuadrones.
    Hoy cuenta con un portaaviones llamado Malvinas en la base de Mount Pleasant, donde pueden operar varios Eurofighter Typhoon, avión de supremacía aérea muy superior a los Harrier.
    La experiencia actual de las FF.AA británicas, luego de la guerra de Malvinas, y los escenarios de Irak I, II y Afganistán le permiten tener una doctrina actualizada en guerras convencionales y asimétricas, que salvo EE.UU, nadie en el mundo tiene.
    Por tanto diría que el poder militar británico a pesar de las supuestas frustraciones obtenidas en los conflictos mencionados por el autor, aún hoy es muy superior al que tuvo en la guerra de Malvinas, tanto en equipamiento como entrenamiento.
    El interrogante puede ser la motivación (adversión al riesgo).

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