Veinte meses antes, en febrero de 2016, recién asumida la administración de Cambiemos, un memorándum interno de la Escuela de Vuelo de la Fuerza Aérea alertó sobre 11 “deficiencias observadas” en el tipo de avión de instrucción que le alquilan a FAdeA (Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín”) para la enseñanza primaria de sus pilotos. Una de ellas era la “carencia de asientos eyectables”. De ambos tripulantes, uno terminó con una fractura expuesta y el otro, con un esguince de tobillo.
Pero hay otro ítem más relevante para, hasta tanto se expida Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Militar, presagiar lo que ocurrió aquella tarde.“Tirabuzón de desarrollo inestable y de recuperación compleja”, sentenció el reporte interno sobre el Grob. Esa maniobra, acrobática, necesaria para aprender a cómo retomar el control del vuelo ante una emergencia, es la que maestro y alumno estaban realizando antes de estrellar la aeronave, según consignó la agencia oficial de noticias Télam aquel día.
¿Ahora, por qué se realizó ese memo de advertencia el año pasado? Tal vez por otra luz de alerta, un incidente ocurrido el 6 de septiembre de 2013, a los pocos meses de haberse adquirido seis aviones, de un total de 10, con un valor individual del 2,28 millones de euros (24,4 millones de contrato en total, con mantenimiento y entrenamiento de pilotos).
Un modelo matricula E-501 se deslizó por la pista sin poder desplegar su tren de aterrizaje. El punto séptimo en el apartado de “Deficiencias” del memo apuntó: “Falta de indicadores de situaciones de riesgo (Bip de tren, luces externas de tren trabado, luz de alarma de cúpula destrabada, etc.)”. Y el décimo: “Problemas de ergonomía (Posición de palanca de tren – flaps, acelerador del Instructor)”.
Meses después, ante la falta de respuestas, un grupo de diputados entonces de la oposición, encabezados por Patricia Bullrich, hizo un pedido de informes (expediente 0691-D-2014), en el que preguntaron “si el mismo (el accidente) fue producto de un error de pilotaje al que se sumó el hecho que el aparato siniestrado presentaba una falla de construcción dado que no contaba con un sistema que impidiera dicho error”.
También los legisladores reclamaron los “estudios técnicos que avalaron como más conveniente la decisión de adquirir de manera directa” los Grob 120-TP, “sin que medie un llamado a licitación pública ni un concurso internacional”. También sembraban dudas sobre Raúl Argañaraz, que era el titular de FAdeA cuando se compraron estos aviones, luego desplazado por La Cámpora. Hombre de De Vido, Argañaraz saltó a la fama por otra investigación de #BORDER, que reveló que en sus 7 años en distintos cargos de la función pública -incluidos los de FAdeA- jamás presentó una declaración jurada como funcionario. Por esa razón, la Oficina Anticorrupción lo denunció por “enriquecimiento ilícito”.
Con Arturo Puricelli en Defensa, se inició el proceso para adquirir los Grob. Pero fue su sucesor, Agustín Rossi, hoy de vuelta en la Cámara de Diputados, quien recibió ambas tandas con actos oficiales. Cerca de la ex gestión del santafecino recordaron a #BORDER que se negó a completar el resto del contrato, que incluía la adquisición de una decena más de aviones. Algo raro debió haber percibido.
La empresa alemana envió las partes a FAdeA, donde se ensamblaron, una versión aeronáutica del modelo Tierra del Fuego. Hace años que se denuncia la decadencia de la Fábrica de Aviones nacional, que hoy lejos de bautizar aeroplanos, el 18 de julio suscribió un convenio con el ministerio de Seguridad para construir seis mil vallas por un total de $66.792.000. Antonio Beltramone, de pasado en FIAT, acaba de convertirse hace un mes en el reemplazante de Ercole Felippa al frente del complejo fabril. Por el “leasing”, según fuentes oficiales, la Fuerza Aérea le paga aproximadamente 700 dólares la hora de vuelo a la FAdeA. Cada piloto debe realizar, en promedio, entre 148 y 200 horas para completar el entrenamiento, según publicó Border Periodismo.
Seis días después del primer incidente, el 12 de septiembre de 2013, el Director General de Educación Eduardo Mario La Torre, de quien dependía la Escuela de Vuelo, fue reemplazado por Enrique Víctor Amrein, nombrado jefe de la Fuerza Aérea por Mauricio Macri el año pasado.
¿Otra coincidencia del pasado con reverberancia actual? El último de los firmantes del pedido de informes fue el ex diputado Oscar Aguad, al frente de la cartera de Defensa desde mediados de este año, bajo cuya gestión se estrelló el Grob. “Es responsabilidad de la Fuerza Aérea elegir los aviones que utiliza, no depende de nosotros”, respondieron a #BORDER desde el Ministerio, donde dicen desconocer el memo de 2016 (entonces estaba Julio Martínez). La consulta periodística fue hecha pocos días antes de la desaparición del submarino ARA San Juan.
Desde la Fuerza Aérea, excusando que hay una investigación en marcha, brindaron poca información, encriptada en su léxico militar. “No se puede establecer ninguna hipótesis (sobre el accidente), hasta tanto no se haya expedido el organismo que entiende en la cuestión”, se deslindaron. Vamos a las estadísticas: un relevamiento del Centro de Estudios Nueva Mayoría consignó que desde 1986 a 2013 hubo 82 accidentes con aeronaves militares; 59 de ellas (el 73%) pertenecían de la Fuerza Aérea.
Ahora bien, no desmintieron el memo interno, al cual calificaron de “documentación que incumple la canalización establecida a través de canales (sic) oficiales”. El reporte culmina de manera categórica: “La mayoría de los ítems mencionados afectan la adecuación del G-120TP a la Currícula del CBCAM (Curso Básico Conjunto de Aviador Militar) en el desarrollo de casi todos los Capítulos de vuelo, en factores que implican cierto riesgo, tanto Operacional (menor aptitud operacional de los Aviadores Militares egresados, con el consiguiente aumento del esfuerzo posterior para contrarrestar las deficiencias generadas en el proceso de instrucción), como Patrimonial (potencial ocurrencia de hechos dañosos producto de las características propias de la aeronave, la etapa a aplicar y a posteriori, la idoneidad adquirida por el Oficial egresado)”.
¿Se adecuaron los aviones post-memo? La Fuerza Aérea aclaró que no. “El sistema Grob presta servicios en la actualidad, respetando el diseño, las especificaciones y los rangos de operación establecidos por el fabricante, no habiéndosele realizado ningún tipo de modificación al mismo”.
Después del accidente, los Grob estuvieron unos días sin utilizarse. La Fuerza Aérea admitió que quedan cinco en operaciones de los diez (uno quedó destrozado y algunos se “canibalizaron”, jerga para describir aeronaves en tierra que sólo sirven por sus partes como reemplazo). “La dilación en cuanto a los servicios prestados por el sistema se produjo por el vencimiento de la relación contractual que existía y la renovación de la misma bajo nuevos parámetros”, explicaron. Mario Frigerio, tío del ministro del Interior, extendió el convenio de leasing con FAdeA desde la Subsecretaría de Investigación, Desarrollo y Producción para la Defensa.
Funcionarios y militares de la actual y la anterior gestión deberían dar explicaciones más precisas sobre el estado de los aviones. Y no esperar que todo se sepa ante una tragedia.
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