POR ERIC SCHMITT Y HELENE COOPER - New York Times
WASHINGTON — Cuando el almirante Harry B. Harris Jr., el comandante militar estadounidense de más alto rango en el Pacífico, ordenó hace poco que el portaaviones Carl Vinson “navegara al norte” desde Singapur, no estaba consciente de la impresión más amplia —e incorrecta— de que estaba movilizando una fuerza de ataque para confrontar a Corea del Norte.
Cuatro días después, cuando el general John W. Nicholson Jr. lanzó la bomba convencional más poderosa en el arsenal estadounidense sobre un complejo de túneles en la parte este de Afganistán, Nicholson inadvertidamente envió la señal a los dictadores en Siria y Corea del Norte de que podrían ser el siguiente blanco de la “madre de todas las bombas”.
En lugar de simplemente alcanzar objetivos tácticos, el momento en que se dieron las acciones sorprendió a sus jefes en el Pentágono, molestó a aliados nerviosos y tomó a la Casa Blanca por sorpresa. Los episodios ilustran cómo es que incluso los comandantes de campaña más veteranos no logran tomar en cuenta las ramificaciones más amplias de sus decisiones operativas, y algunos funcionarios actuales y pasados sugirieron que la decisión del presidente Donald J. Trump de dar rienda suelta al ejército crea un riesgo mayor de aún más tropiezos.
El general John W. Nicholson Jr. (izq.), comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán. (Massoud Hossaini/Associated Press)
Los funcionarios estadounidenses dijeron que Nicholson no había solicitado la autorización de Trump, del secretario de Defensa Jim Mattis o del general Joseph F. Dunford Jr., presidente del Estado Mayor Conjunto, antes de lanzar la gigantesca bomba, una GBU-43/MOAB.
Y no parece ser que la Casa Blanca tuviera conocimiento de la ubicación del grupo de portaaviones cuando el secretario de Prensa Sean Spicer o el teniente general H.R. McMaster, un asesor de seguridad nacional, comentaron públicamente al respecto.
Nicholson ya tenía la autoridad necesaria para bombardear el complejo de túneles y también la tenía durante la administración Obama, dijeron funcionarios estadounidenses. Pero funcionarios actuales y pasados del departamento de Defensa dijeron que si Barack Obama aún fuera presidente, Nicholson probablemente habría verificado con sus jefes antes de hacer uso de la bomba no nuclear más poderosa del país, debido a que la Casa Blanca de Obama le había dejado en claro al Pentágono que el mandatario quería ser consultado en decisiones importantes de ataques.
Trump dejó en claro que no quiere ser consultado sobre todos los ataques y que quiere que los comandantes de campaña tengan más autoridad para proceder con celeridad contra enemigos.
La bomba fue lanzada en un momento de por sí tenso para la seguridad estadounidense, con una narrativa que comienza a afianzarse de un Pentágono sin ligaduras, liberado de las restricciones de la era Obama.
El estallido de la “madre de todas las bombas” en Afganistán. (Departamento de Defensa de EU)
“Los comandantes siempre quieren más libertad para actuar según sus propios criterios”, dijo el almirante James A. Winnefeld, vicepresidente jubilado del Estado Mayor Conjunto. “En ocasiones esos mismos comandantes podrían no percibir cuáles de sus decisiones tendrán consecuencias a nivel estratégico”.
Un funcionario del departamento de Defensa, quien no tenía autorización para hablar públicamente del tema, dijo que Mattis cuestionó el propósito del ataque después de que se realizó.
En el caso del Carl Vinson y su ruta, la confusión comenzó el 9 de abril cuando la oficina de asuntos públicos de la Tercera Flota de la armada emitió un comunicado de prensa donde decía que Harris había ordenado al Carl Vinson, un portaaviones de clase Nimitz con propulsión nuclear, y su fuerza de ataque —dos destructores y un crucero— que partiera de Singapur y “navegara al norte” hacia el Pacífico oeste.
Pero el comunicado omitió toda mención de un ejercicio naval secreto con Australia que Harris nunca quiso sugerir que estaba cancelando, dijeron funcionarios de la armada. Por lo tanto, una vez que el Carl Vinson zarpó de Singapur el 8 de abril, de hecho navegó al sur, hacia el Océano Índico, la dirección opuesta a la que Harris había dicho que iba.
“Las palabras importan y habrá un costo para la credibilidad de EE.UU. en Asia por este error”, dijo Brian McKeon, principal funcionario de políticas del Pentágono al cierre de la administración Obama. “En vista de lo que está en juego, los funcionarios de alto nivel deberían haber tenido mayor cuidado en comprender los hechos y corregir las versiones una vez que se enteraron de ellas”.
Mark Landler contribuyó con reportes a este artículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.