Un albañil recibió $ 1500, pero no sabía que la estaba denunciando; el juez Rafecas archivó el caso,
La diputada nacional, Elisa Carrió. Foto: Archivo / Fabián Marelli / LA NACION
La Justicia puso al descubierto un complot para armar una causa contra la diputada Elisa Carrió por sus bienes. Descubrió que le pagaron, con engaños, $ 1500 a un albañil para que firmara una denuncia contra la legisladora y que -por las dudas de que esto no funcionara- presentaron dos denuncias más, calcadas, una de ellas anónima.
El juez federal Daniel Rafecas archivó la causa contra Carrió a pesar de que la fiscal Paloma Ochoa -cercana la procuradora Alejandra Gils Carbó- quería impulsar la investigación. Además, el juez pidió investigar a los que aparecen como artífices de la maniobra contra la legisladora de Cambiemos.
El caso se inició en noviembre del año pasado con una denuncia que presentó un señor Saúl Enrique Paz, en la que decía que la legisladora se había enriquecido de manera ilegal.
Carrió siempre fue una figura incómoda para algunos sectores. El año pasado, a mediados de año, denunció al entonces jefe de la bonaerense Pablo Bressi, hoy fuera de su cargo, y a fin de año se enfrentó con la número dos de la ex SIDE, el organismo de inteligencia, Silvia Majdalani.
En coincidencia con esas batallas políticas se dio esta maniobra que ahora Rafecas puso al descubierto. El juez citó dos veces al denunciante Paz, pero éste nunca fue. En el ínterin se presentó una nueva denuncia contra Carrió, casi calcada, un "copiar y pegar" de la anterior. Esta vez fue presentada por el abogado Mariano Noel Valdez. Rafecas ya tenía una denuncia anterior y la segunda se adjuntó a la primera.
Como el denunciante no aparecía, y para que las causas se inicien es necesario que los denunciantes ratifiquen personalmente, como testigos, lo que pusieron por escrito en la denuncia, el juez mandó a la policía a buscar a Paz.
Y lo trajo a Comodoro Py 2002. Paz es un albañil que hizo la escuela primaria y que a fines del año pasado estaba desocupado. Uno de los amigos con los que jugaba al fútbol, Alan González, le pidió que le saliera de testigo en un juicio laboral y le dio 1500 pesos. Alan González vive en Derqui, en un barrio de inmigrantes peruanos, y siempre viste bien, dijo Paz. "Yo a la diputada Elisa Carrió sólo la conozco por la televisión. Desconozco el contenido de la denuncia y por lo tanto no ratifico la denuncia. Yo nunca tuve la voluntad de denunciarla a Carrió. Yo no sabía que lo que estaba firmando era una denuncia, porque pensé que estaba firmando unos papeles para salir de testigo para Alan."
Dijo que incluso Alan lo trajo a Comodoro Py en su camioneta, le hizo firmar un papel y lo dejó allí para que se volviera a su casa en el ferrocarril San Martín.
El juez analizó el asunto, comprobó que la otra denuncia era un calco de ésta y descubrió que había una tercera, anónima, que fue supuestamente pasada debajo de la puerta de la Fiscalía N° 10, a cargo de Paloma Ochoa, la fiscal de este caso. El juez le dio vista a la fiscal para que opinara si correspondía impulsar la denuncia. Ochoa instó la acción, pero el juez rechazó esa posibilidad y archivó el caso.
Sostuvo que las denuncias "no pueden ser consideradas un instrumento legítimo", pues "se ha demostrado que no responden a alertar a la autoridad acerca de un hecho ilícito, sino más bien a una maniobra presuntamente fraudulenta destinada a generar un estado de sospecha, en este caso, respecto de una funcionaria pública".
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