La actual agenda energética entre la Argentina y Chile continúa el camino iniciado en 2016. Apuntamos a una integración profunda entre ambos países para asegurar un abastecimiento seguro y eficiente a ambos lados de la Cordillera y, al mismo tiempo, buscamos estrechar aún más nuestros vínculos económicos.
El balance de 2016 quedará escrito en los anales de la relación bilateral entre ambos países como un hito en esta nueva etapa de integración binacional. En febrero del año pasado se inició la exportación de electricidad de Chile a la Argentina en la norteña línea Andes-Salta. Tres meses después, iniciamos el suministro de gas natural licuado, a razón de 5,5 millones de metros cúbicos al día, materializando así el acuerdo de abastecimiento a la Argentina. Lo hicimos en el Norte, desde Mejillones, con el gasoducto Norandino, y en la zona central, desde Quinteros, a través del gasoducto GasAndes.
Estas iniciativas de tanta importancia para la integración binacional se ven actualmente reforzadas mediante nuevos pasos para profundizar la integración energética. En efecto, anteayer se realizó la Macro Rueda Norte de Comercio e Integración Productiva Argentina-Chile, donde uno de los temas destacados fue precisamente continuar con los compromisos en el ámbito de la energía. En esta oportunidad tuve la satisfacción de visitar la primera línea de interconexión con la Argentina que entró en operación hace ya más de un año. Esta línea es además una puerta de entrada para una futura integración energética con el Mercosur, lo que coincide con una de las prioridades de la política comercial de nuestro país: convertir a Chile en puente entre los países del Atlántico y el Pacífico.
La interconexión con la Argentina no sólo apunta al beneficio bilateral, sino que tiene una dimensión estratégica: avanzar hacia la anhelada integración energética regional. La importancia de esta dimensión se refiere al hecho de que América del Sur es una de las zonas menos interconectadas del planeta y la energía es un motor clave para el desarrollo. En consecuencia, con esta perspectiva en mente buscamos mejorar la seguridad de suministro, lo que adicionalmente robustece y flexibiliza el sistema eléctrico.
Así las cosas, estimamos de gran utilidad haber priorizado en nuestra agenda energética de 2017 la profundización de los compromisos bilaterales con la Argentina. Nuestra política ha recibido el apoyo de la banca multilateral, que está estudiando nuevas alternativas de conexión eléctrica a lo largo de nuestra extensa frontera, entre las cuales se destaca aprovechar el paso fronterizo Aguas Negras para establecer redes eléctricas entre las regiones de Coquimbo y San Juan.
Finalmente, hay que destacar que la integración energética bilateral no sólo se restringe al ámbito eléctrico. El Memorándum de Entendimiento binacional de 2014 contempla, además de las interconexiones de electricidad, actividades de cooperación en eficiencia energética, energías renovables y el desarrollo de los sistemas de intercambio de gas. Sobre esto último estamos conversando un protocolo para establecer el marco regulatorio que nos permita llevar a cabo intercambios físicos también en gas natural.
Ambos países tienen la firme voluntad de fortalecer la integración bilateral, convencidos de que la conjunción de esfuerzos es el camino para mejorar el crecimiento económico y favorecer el progreso social.
Ministro de Energía de Chile
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