Por Miguel Jurado (Clarin.com) - Buscan aprovechar terrenos del Estado en varias provincias para aumentar la densidad de las ciudades, y así hacerlas más sustentables. Los casos de Rosario, Mendoza, Neuquén y otras.
Vista aérea de la estación Rosario Norte, del ferrocarril Mitre, junto al río Paraná, uno de los propiedades inmuebles del Estado nacional.
Ahora lo que se viene es un aluvión de proyectos urbanos ¿Viste lo que fue Puerto Madero? Bueno, como eso pero ni tan grandes ni tan glamorosos, y la mayoría, fuera de Buenos Aires. El tema es que en la Argentina, las ciudades crecen más de la cuenta, no en población sino en tamaño. Las ciudades se desparraman y desde la recolección de la basura hasta llevar la electricidad a cada casa se hace cada vez más caro. Menos sustentable ¿Me entendés?
Claro, vos te preguntarás ¿Qué tiene que ver eso con los proyectos urbanos? Es que para solucionar la dispersión urbana, ya hay funcionarios que piensan usar algunos terrenos que el Estado nacional tiene en ubicaciones privilegiadas. “El 95% de la tierra en manos del Fisco está en áreas urbanas centrales”, me informó Ramón Lanús, presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). Y de paso, deslizó otro dato: los mayores propietarios de terrenos ociosos en el interior del país son el ferrocarril, el Ejército y Vialidad Nacional.
El funcionario, que además quiere completar un inventario de las propiedades inmuebles del Estado, me dijo que ya individualizaron alrededor de 50 terrenos con posibilidades de mejorar igual cantidad de localidades.
Como te contaba, en la Argentina, la mancha urbana está creciendo más que la población y cuando la ciudad consume más tierra, menos queda para la producción agropecuaria. También, como me aclaró el licenciado Fernando Alvarez de Celis, hay costos ambientales y sociales: “Además de la pérdida de suelo absorbente y productivo en el entorno inmediato y el mayor consumo de energía para acceder a lugares cada vez más lejanos, va tomando forma una ciudad fragmentada socialmente, que dificulta cada vez más que los sectores de menos ingresos puedan acceder al suelo urbanizado”.
El estudio que realizó la Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública que dirige Celis descubrió que en las ciudades de la Patagonia y del NOA la gente vive menos apretada que en las del Centro, NEA y Cuyo. Ojo, nadie vive tan apretado como en el Conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires, pero desde los 90, la trama urbana no deja de crecer y cada vez se desconecta más de la ciudad original. Sobre todo porque los nuevos conjuntos de vivienda social se hacen alejados de los pueblos.
La solución parece estar en utilizar grandes terrenos que están en lugares céntricos. Según los funcionarios, en provincias como Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y Neuquén existen oportunidades urbanas dormidas y lo que buscan es que aparezca el actor local que puede ser un intendente y que los concejos deliberantes definan usos y normas.
En Mendoza capital, según explicó Lanús, el taller ferroviario está a ocho cuadras del centro. “Se podrían trasladar las instalaciones ferroviarias a 30 kilómetros de la ciudad y desarrollar un proyecto urbano que valorice la tierra”, dijo.
Al caso de Mendoza se suma el de la estación Rosario Norte, frente al Paraná; o el área ferroviaria de la zona norte de Campana, única con acceso al río; o en Rufino, la estación Central que corta en dos la ciudad; o en Neuquén la vieja Cárcel y en Quilmes la zona costera. En los casos de terrenos de menor tamaño y complejidad, los equipos técnicos del AABE ya están desarrollando proyectos urbanos: para predios grandes como el de Mendoza, se piensa en un concurso a nivel nacional.
La pregunta es cuánto de esta tierra se usará para vivienda sociales, no sea cosa que pase como en Puerto Madero en el que toda la tierra fiscal fue para construir un barrio fashion y exclusivo: “Eso lo definirá cada plan”, me aseguraron los funcionarios de hoy.
La idea de Alvarez de Celis y Lanús es aumentar la densidad de las ciudades, no seguir construyendo vivienda social en lotes retirados del ejido urbano. Y si es posible, ocupar los grandes vacíos. “Tenemos que llevar la infraestructura dónde hay gente y llevar la gente a dónde haya infraestructura”, me aclaró De Celis.
La voluntad de vender está. Cómo y cuándo, depende de las intendencias y los concejos deliberantes. Lanús asegura que la venta de lotes debe ser posterior a la fijación de normas para asegurar un mayor valor, y que los dividendos deberían financiar la infraestructura (calles, cloacas, agua e iluminación). “Hoy, los terrenos vacantes son una papa caliente para el intendente, obstáculos urbanos con riesgo latente de intrusión”, piensan desde el Gobierno.
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miércoles, 3 de agosto de 2016
Un aluvión de proyectos urbanos para el interior
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