(LPO) - La derrota de Aníbal le costó caro a la agrupación de Máximo. Y a Cristina le complicó la relación con Francisco.
Aunque logró meter a varios diputados, algunos intendentes y quedarse con la gobernación de Santa Cruz, La Cámpora perdió su mayor apuesta en la elección del domingo pasado: Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete había prometido entregarle a la agrupación de Máximo Kirchner buena parte de la estructura del gobierno bonaerense, con lo que les garantizaba asilo para la militancia.
Ese habría sido el punto clave para que La Cámpora se definiera -casi sobre el cierre de la campaña para las primarias- a apoyar a Aníbal. El jefe de Gabinete habría prometido a “la orga” unos 30 mil lugares en la planta de empleados del gobierno bonaerense, un tercio de lo que se estimaban ocupar. Además, claro, de puestos claves en el gabinete y organismos provinciales.
Actualmente, La Cámpora tiene copada gran parte de la administración nacional, organismos judiciales, Aerolíneas Argentinas y organismos como Anses, Pami y el Inadi, que a partir de la creación de delegaciones le permiten tener presencia territorial en todo el país. Sin Cristina, eso está en riesgo por lo que la promesa de Aníbal le aseguraba a la agrupación de Máximo su futuro post 10 de diciembre.
Para llegar a ese acuerdo hubo otro hecho que cambió el parecer de Cristina. Fue la denuncia de Jorge Lanata contra Aníbal por su presunta participación en la autoría ideológica del triple crimen de General Rodríguez y en el tráfico de efedrina.
El jefe de Gabinete y José Ottavis, el camporista que más empujo el acuerdo, convencieron a Cristina de que detrás de ese informe había un complot de Clarín y el sciolismo contra el entonces precandidato a gobernador bonaerense. Ottavis ya había operado para bajar a Diego Bossio, entusiasmado por la promesa de ser ministro de Gobierno bonaerense.
Fue entonces que Cristina ordenó el respaldo a Aníbal y dejó desamparado a Julián Domínguez, quien no había cerrado con La Cámpora pero también tenía intenciones de ofrecerles lugares.
La decisión tuvo un costo muy alto para la Presidenta. Al parecer, Cristina se habría comprometido de alguna manera con el Papa Francisco para respaldar -o al menos no boicotear- a su protegido Domínguez. Se sabe que Bergoglio no quería saber nada con Aníbal en la Provincia. Cuando Cristina fue a Cuba por la gira papal, el ex arzobispo porteño le hizo saber de su enojo: no la recibió personalmente y apenas la saludó por protocolo.
A oídos del Papa habían llegado los lamentos y las sospechas del entorno de Domínguez. Los allegados del presidente de la Cámara de Diputados creen que La Cámpora hizo algún tipo de maniobra que terminó definiendo la interna bonaerense. La agrupación maneja el Correo Argentino y a muchos lugares no habría llegado la boleta de Domínguez.
Pero también en el dominguismo le atribuyen al camporismo -a través del Correo- algún tipo de fraude con las actas. Cuentan que el ex precandidato bonaerense guardaría todavía los telegramas que lo dan como claro ganador de la pelea con Aníbal.
La Cámpora maneja el Correo a través de su vicepresidenta, Vanesa Piesciorovski. Se trata de la pareja de Juan Manuel Pignocco, mano derecha de Ottavis en la Legislatura bonaerense. Esa empresa estatal está hoy en el centro de las sospechas por el escándalo en Tucumán, por las sospechas de Domínguez y por su papel en la elección del domingo pasado en Entre Ríos y Santa Cruz, donde hay denuncias de maniobras en la carga de los votos.
La derrota de Aníbal en Provincia complicó los planes futuros de La Cámpora, pero también dejó sospechas de una devolución de gentilezas de parte del PJ, de “fuego amigo”. Según sospechan en la agrupación y cerca del jefe de Gabinete, algunos caciques como Fernando Espinoza le facilitaron la elección a María Eugenia Vidal. Llamó la atención, por ejemplo, que esta vez no hubo denuncia de robo de boletas ni irregularidades en los distritos más calientes del Conurbano. Es más, cuentan que la boleta de Vidal era “facilitada” en algunas zonas.
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viernes, 30 de octubre de 2015
La traición al Papa y los 30 mil cargos que perdió La Cámpora
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