lunes, 30 de junio de 2014

Turbinas de alto vuelo

Por Matias Alonso - Gustavo Labala inventó un prototipo de motor a reacción con múltiples aplicaciones, entre las que se encuentran un turbofan y un turbohélice para aviación comercial. También propone reciclar turbinas de aviones en desuso para generar energía eléctrica.

Un motor a reacción es, básicamente, un motor en el que el aire es comprimido por unas hélices en el frente. Luego se inyecta combustible a ese aire para que suba mucho su temperatura y volumen e impacte contra otra hélice que está en la parte posterior del motor, obligándola a girar.

Las hélices delanteras y traseras están agarradas al mismo eje, por lo que la salida de mayor cantidad de gases hace girar más rápido al conjunto y, de esa forma, más gases entran y más fuerte es la reacción que se produce. Este tipo de motores tiene una serie de aplicaciones simples y confiables, pero deben estar muy bien construidos ya que, por ejemplo, el concebido por Gustavo Labala gira a unas 65.000 revoluciones por minuto, expulsa gases a 700 grados centígrados y produce 200 caballos de fuerza.

En un turbofan se pone el motor a reacción en el centro de una tobera más grande y se acopla adelante una hélice de gran tamaño que hace entrar parte del aire al reactor y otra parte es derivada por los costados. Esta característica hace que la columna de aire que es expulsada por la parte trasera sea de mayor tamaño, por lo que genera más empuje con menos combustible y por eso se usa en la aviación comercial.

Prototipo de motor a reacción con múltiples aplicaciones desarrollado por Gustavo Labala.

Pero Labala, que es piloto privado de multimotor y recibió un título honoris causa de ingeniero aeronáutico, afirma que no se ha hecho nunca un turbofan conectado directamente a un reactor como en el caso de su diseño. El fan, la hélice delantera de gran tamaño, tiene un embrague centrífugo que permite que la turbina arranque libre y en cuanto logra suficiente velocidad conecta a la turbina con el fan. Esto posibilita reducir cerca de un 30 por ciento el consumo de combustible frente a motores similares.

Además, los diseños comerciales de turbofan suelen tener unas 750 piezas, mientras que los 23 componentes del diseñado por Labala lo hacen más liviano, lo exponen a menor probabilidad de roturas y su producción es más económica, incluso que un motor a pistón. Además, el eje es hueco para que pase aire por su interior y sea expulsado en los rodamientos para dejarlo en suspensión y reducir el rozamiento y desgaste. En cuanto a consumo de combustible es similar a los motores de pistón. Según Labala, algunas de sus piezas exigirían un esfuerzo técnico por parte de la capacidad metalúrgica de la firmas locales, pero se lo podría producir en la Argentina.

“Puse la turbina (turboeje) en un Cessna 182, pude despegar en 45 metros y cuando lo nivelé estaba a 20.000 pies de altura con 210 nudos (388km/h)”, cuenta Labala. En este avión, el techo de servicio con motor a pistón es de 18.000 pies, aunque suelen volar en crucero a 6.800 pies a una velocidad de 268 km/h. “La turbina era una cosa chiquitita al lado del motor convencional, porque pesa 50 kilos contra los 230 kilos del motor a pistón, o sea que tenía unos 200 kilos de menos, que son unos tres pasajeros, y eso le daba unas prestaciones increíbles al avión por el menor peso”, agrega.

Labala desarrolló este motor en Estados Unidos para propulsar el misil Tomahawk del fabricante Raytheon. Ese misil usa un turbofan producido por Rolls Royce, pero cuando el fabricante supo de este desarrollo bajó un 35 por ciento el precio de su turbina. Eso hizo que se cancelara el programa y Labala volviera a la Argentina. Lo que aprendió en ese proyecto lo usó para desarrollar varias patentes para fabricar un motor de alta eficiencia y logró la primera patente argentina de un motor a reacción. Al tratarse de un motor para un misil estaba previsto que sirviera para un solo uso, por lo que si se lo quiere usar en aviación es necesario desarrollar ciertas partes para ganar en confiabilidad.
La turbina concebida por Labala gira a unas 65.000 revoluciones por minuto, expulsa gases a 700 grados centígrados
y produce 200 caballos de fuerza.

Labala afirma que este proyecto solamente puede progresar de la mano del Estado, porque un emprendedor particular no puede soportar las presiones económicas de su desarrollo y por parte de las empresas internacionales fabricantes de turbinas. “Con apoyo e interés es suficiente, pero no hubo. Con un millón de dólares ya se pone en marcha el proyecto; es poco dinero para un país”, sostiene.
El especialista vivió durante 13 años en Estados Unidos, donde trabajó para Raytheon con un contrato en el que, como contraparte, debía recibir el dinero para montar una fábrica para producir estos motores en serie, pero eso nunca sucedió. “Yo fabriqué 12 motores en serie pero ellos los compraron todos para sacarlos de circulación”, afirma.

Este tipo de motores se podrían usar también para la generación de energía eléctrica. Labala le presentó un proyecto al secretario de Energía de la Nación, Daniel Cameron, para reciclar y transformar las turbinas de aviones Boeing 737 en desuso de las Fuerzas Armadas y convertirlas en turboeje, aunque todavía no ha tenido respuesta. “Son turbinas a las que se les podría sacar 20 megawatts si se les quita el ventilador del fan. Se puede usar un generador de potencia con una caja reductora y se lo acopla a un alternador. Hoy están tiradas”, asegura. Labala dice que también ha tenido conversaciones con autoridades brasileñas interesadas en que empiece a producir en el país vecino, por lo que a sus 60 años podría dejar su espacio de trabajo en uno de los hangares del Centro Universitario de Aviación de Esteban Echeverría, en la provincia de Buenos Aires.

Fuente:  http://www.unsam.edu.ar/tss/turbinas-de-alto-vuelo/

Putin viene a la Argentina y se reunirá con Cristina


El presidente ruso, Vladimir Putin, llegará a la Argentina el 12 de julio próximo y se reunirá con Cristina Kirchner para reforzar lo que ambos llaman una "alianza estratégica".

"La Argentina es uno de nuestros socios clave en América latina", dijo ayer Putin, al confirmar su visita. Fue durante la presentación de las cartas credenciales de 14 embajadores en Moscú, entre los que estaba el nuevo jefe de la delegación argentina, Pablo Tettamanti.

La visita de Putin -que llega dos días antes de asistir, en Fortaleza, a la cumbre de los Brics- forma parte de una estrategia de Moscú de contrarrestar los avances de Estados Unidos y de China en la región. Por eso, cinco días después, arribará el presidente de China, Xi Jinping.

La relación bilateral pasa por su mejor momento. El jefe del Kremlin llamó a Cristina hace un mes para agradecerle el apoyo en el conflicto con Ucrania. Cristina le agradeció el gesto de avalar el reclamo de la Argentina por la soberanía de las islas Malvinas. Y en la última Asamblea General de la ONU, la Argentina se abstuvo de cuestionar la anexión de Crimea a Rusia.

Además, Putin apoyará la posición de la Argentina contra los fondos buitre y profundizará la denominada "alianza estratégica": ésta incluirá acuerdos en proyectos de energía nuclear; una incursión rusa en yacimientos mineros de Mendoza y San Juan; la construcción de las represas hidroeléctricas Cepernic y Néstor Kirchner, y la venta de barcos militares rusos..

Humam al-Balawi. El agente triple

Por Javier Jordán - Mosaico

Acabo de terminar una lectura apasionante: The Triple Agent. The al-Qaeda Mole who Infiltrated the CIA, escrito por Joby Warrick, un reportero del Washington Post especializado en inteligencia y seguridad nacional, galardonado con el Premio Pulitzer por trabajos anteriores.

El libro narra una historia trágica. Humam al-Balawi, médico jordano, introvertido y de complexión frágil, que en su tiempo libre se transformaba en Abu Dujana al-Khurasani un comentarista muy seguido en foros web relacionados con Al Qaeda. Una especie de doctor Jekyll y Mister Hyde en versión ciberyihadista.

Al-Balawi fue detenido por los servicios de inteligencia jordanos en 2008 y puesto en libertad pocos días después, tras confesar en los interrogatorios la escasa información que poseía sobre otros compañeros de chat. La inteligencia jordana trató de reclutarlo como informador. El responsable de la operación era un funcionario de inteligencia llamado Ali bin Zeid, miembro además de la familia real jordana.

Al-Balawi aceptó la oferta y se mostró dispuesto a marchar a Pakistán con el fin de infiltrarse en Al Qaeda. Si la operación (dirigida a partir de entonces por los jordanos y por la CIA) tenía éxito y proporcionaba información de calidad, la recompensa económica sería cuantiosa. Una vez en Pakistán, Al-Balawi estableció contacto con los talibán y éstos a su vez le permitieron llegar hasta Al Qaeda.

El supuesto espía mantenía informado por e-mail a su controlador en la inteligencia jordana, en algunos casos aportando como prueba testimonios gráficos de sus encuentros con líderes destacados de Al Qaeda y, en otros, confirmando los daños causados por los ataques con drones en el área fronteriza de Pakistán. Aparentemente la escasez de médicos y la reputación on-line que había logrado forjarse con anterioridad convertían a al-Balawi en un activo apreciado, con acceso a los grupos militantes de la zona.

Finalmente, al-Balawi consiguió su objetivo y, según sus informes, logró atender médicamente al mismísimo Ayman al-Zawahiri, por entonces número dos de Al Qaeda. Los responsables de la CIA no disimularon su entusiasmo y solicitaron un encuentro personal para dotarle de medios con los que transmitir las coordenadas exactas de al-Zawahiri (que posteriormente recibiría la visita de robots armados).

Tras un forcejeo sobre el lugar de encuentro (al-Balawi quería que fuese en Pakistán y a solas con bin-Zeid) la reunión se acabó fijando en una de los puestos avanzados de la CIA en la frontera de Afganistán: Camp Chapman. En su afán por mostrar su hospitalidad con su infiltrado estrella, la jefa de estación de la Agencia (con el visto bueno de la burocracia de Langley) organizó un comité de bienvenida al que al-Balawi tuvo acceso sin someterse a los controles de entrada. Un error de consecuencias fatales pues nada más bajarse del coche que le había recogido en la frontera, al-Balawi detonó su chaleco explosivo matando a cinco miembros de la CIA, a dos guardias de seguridad norteamericanos, a bin Zeid (su controlador de la inteligencia jordana), y al conductor afgano al servicio de la CIA. Era el 30 de diciembre de 2009.

En su libro Warrick ofrece un relato pormenorizado del que se pueden extraer diversas lecciones. De entrada, se me ocurren las tres siguientes:
  • Las prisas son malas consejeras. Tanto bin Zeid, el controlador de la inteligencia jordana, como Darren LaBonte, case officer de la CIA en Amman, muerto también en Camp Chapman, expresaron sus dudas sobre la rapidez con que se estaban desarrollando los acontecimientos y la facilidad con que al-Balawi había penetrado en los círculos internos de Al Qaeda. La gestión de fuentes humanas requiere tiempo y paciencia y, en este caso, el ansia por ofrecer objetivos de alto nivel a los drones que sobrevuelan Pakistán aceleró desastrosamente el proceso. Según cuenta un amigo de bin Zeid, tras ver juntos Red de mentiras (de Ridley Scott, protagonizada por Russell Crowe y Leonardo DiCaprio, buena película, donde también se entrecruzan la inteligencia jordana y la estadounidense), bin Zeid comentó: “los norteamericanos son así. Siempre quieren que las cosas sucedan lo antes posible”.
  • A un auténtico radical no se le compra con dinero. En los entornos yihadistas se pueden encontrar individuos que militan por el deseo de ser aceptados por el grupo, por afán de aventura o simplemente porque les permite canalizar su natural violento (de modo que en otras circunstancias, encajarían a la perfección en una banda de hooligans). La lealtad de este tipo de sujetos es quebradiza. Sin embargo, al-Balawi creía firmemente en su causa y aprovechó la oportunidad que le ofrecieron la inteligencia jordana y la CIA para convertirse en un muyahid en el mundo real y no sólo en los foros virtuales.
  • En consecuencia, la gestión de infiltrados terroristas a partir de ciertos niveles entraña peligros difícilmente eludibles. La información y la oportunidad que al-Balawi estaba brindando convertían el encuentro cara a cara en algo necesario, y dicha coincidencia iba a acabar mal para quien tuviera que aproximarse. En este caso el error estuvo en que tantas personas se dieran cita en el mismo lugar.

    Fuente: http://www.seguridadinternacional.es/blog.mosaico/?q=es/content/humam-al-balawi-el-agente-triple

¿Son eficaces las campañas de bombardeo contra infraestructuras civiles?


¿Es posible vencer desde el aire? Como sabemos, en el periodo comprendido entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial los principales teóricos del poder aéreo respondían afirmativamente a este interrogante.

Desde el italiano Giulio Douhet, que proponía el bombardeo estratégico de ciudades con el fin de que la población exigiera la rendición inmediata de sus gobiernos, y como un mal menor para acabar rápidamente los conflictos, evitando así la sangría de la guerra de 1914; pasando por Sir Hugh Trenchard, que no aceptaba el ataque directo a las ciudades, pero sí a las instalaciones militares cercanas a ellas para que la población fuera testigo de la lluvia de destrucción; hasta la Escuela norteamericana de Cuerpo Aéreo Táctico, que apostaba por el bombardeo selectivo de ciertos nodos críticos de la infraestructura civil e industrial del enemigo, cuya destrucción provocaría el colapso de su sistema económico y político.

La pregunta sigue manteniendo su vigencia, aunque los bombardeos ya no se dirijan de manera directa contra la población civil (algo que cada vez más se considera inaceptable). Para contestar a esta cuestión, voy a utilizar como plantilla –añadiendo algunas consideraciones propias– las respuestas que ofrece Ward Thomas en un interesante artículo publicado en la revista científica Security Studies, con el título “Victory by Duress: Civilian Infrastructure as a Target in Air Campaigns”.

Conviene aclarar que en este breve análisis sólo nos referimos a las campañas que tienen como principal finalidad desmoralizar a la población para que ésta exija la rendición de su gobierno. Como es lógico, las infraestructuras civiles son bienes de doble uso y tienen también utilidad militar, por lo que en ocasiones su bombardeo puede estar motivado fundamentalmente por razones estrictamente operativas. En esos no se aplicaría necesariamente todo lo que aquí planteamos.

De entrada, señalamos algunas razones que favorecerían las campañas de bombardeo contra infraestructuras civiles.
  • Son congruentes con el enfoque de las operaciones basadas en efectos, según el cual serían los resultados finales –antes que los objetivos inmediatos– quienes deberían guiar las decisiones estratégicas y operacionales. Por tanto, la selección de blancos a destruir ha de hacerse con la vista puesta en los objetivos finales que se pretenden alcanzar. A partir de este marco conceptual –aunque no necesariamente– podría deducirse que la destrucción de las capacidades militares del gobierno adversario es menos importante que la quiebra de su voluntad de lucha, y que esto último podría alcanzarse desmoralizando a la población mediante el bombardeo de infraestructuras civiles.
  • Encajan bien en la práctica de la diplomacia coercitiva. Es decir, con las acciones políticas, económicas, diplomáticas y militares dirigidas a que un país que ha violado el statu quo, regrese a la situación anterior, pero sin tener que forzarle mediante una derrota militar completa. En el contexto de la diplomacia coercitiva las acciones militares son por naturaleza limitadas. Y, por ello, la opción de bombardear los puentes, centrales eléctricas y refinerías del adversario se considera preferible a una invasión o un choque frontal entre ejércitos.
  • El desarrollo de municiones inteligentes (misiles de crucero, bombas guiadas por láser y por GPS) que permiten destruir ese tipo de blancos sin causar –a priori– un número elevado de víctimas civiles.
  • La doctrina de cero bajas (propias) tan en boga en las intervenciones militares de los 90, y que a día de hoy continúa vigente sobre todo en aquellos conflictos cuyo sentido es difícil de explicar convincentemente a nuestras sociedades.
  • El caso histórico de la guerra de Kosovo (operación Allied Force), librada en la primavera de 1999, que se saldó con la aceptación por parte del régimen de Milosevic de las condiciones establecidas por la Alianza Atlántica sin necesidad de recurrir a una intervención militar terrestre. Ello además con una campaña aérea de dos meses y medio de duración en la que ningún piloto de la OTAN perdió la vida por la acción del enemigo, pero en la que se logró dejar al 85% de Serbia sin electricidad.
  • Y, por último, sería aceptable según los parámetros de una ética consecuencialista. Aunque la campaña provocase algunas víctimas civiles y graves perjuicios al resto de la población, los costes humanos sería significativamente menores a otros modos mucho más cruentos de hacer la guerra.
Como suele suceder tras una enumeración de argumentos positivos, a primera vista la opción por las campañas aéreas de este tipo parecería justificada. Sin embargo, son varias las razones que ponen en cuestión su conveniencia:
  • Los resultados del bombardeo de ciudades durante la Primera y –muy especialmente– Segunda Guerra Mundial no doblegaron la voluntad de lucha de la población civil. Ward Thomas cita la conclusión alcanzada por la unidad de investigación del bombardeo británico, en referencia a la campaña de los 40: en la medida en que la ofensiva contra las ciudades alemanas estaba diseñada para quebrar la moral de población civil alemana, puede decirse que falló con toda claridad. No deja de ser un revelación demoledora si tenemos en cuenta las decenas de miles de vidas de no combatientes –en su mayoría mujeres, ancianos y niños– sacrificadas a partir de una premisa errónea. Por tanto, si campañas de bombardeo que han causado daños tan atroces no lograron su propósito, ¿en base a qué cabe esperar que otras campañas menos destructivas sean capaces de minar la moral de la sociedad?
  • De hecho, el caso de estudio de Kosovo –además de ser un caso aislado– tampoco constituye una prueba tan evidente. Además de los bombardeos aéreos, también influyó la amenaza de una intervención terrestre y, sobre todo, el fin del apoyo de Rusia al régimen de Milosevic y la presión de Moscú para que éste se rindiera. En opinión del Teniente General británico Mike Jackson (jefe del Cuerpo de Reacción Rápida de la Alianza durante la contienda), fue precisamente el cambio de postura de la diplomacia rusa la que motivó el término favorable de la guerra.
  • Por otra parte, aunque las campañas contra infraestructuras civiles afecten a la moral de la población, es muy difícil predecir en qué dirección lo harán. Edward Luttwak, que considera que el sentir de la opinión pública serbia fue una variable crucial en el éxito de la operación Allied Force, reconoce que el bombardeo de Bagdad durante la guerra del Golfo de 1991 tuvo probablemente el efecto contrario, al fortalecer el apoyo social a Sadam Hussein.
  • Al mismo tiempo, este tipo de campañas plantean serios problemas éticos. Para algunos ciudadanos –especialmente los de clase media y acomodados– los apagones de larga duración y la destrucción de los sistemas de transporte pueden suponer una molestia importante pero llevadera. Para otros, sin embargo, sería cuestión de vida o muerte. No todos los hospitales del mundo cuentan con grupos electrógenos fiables, ni las plantas de potabilización de agua que abastecen las ciudades funcionan sin electricidad. Al mismo tiempo el deterioro de la economía golpea con particular dureza a los más pobres. Se da así una proporcionalidad inversa. Cuanto más se prolonga la campaña de bombardeos, más sufren los sectores sociales (niños, enfermos, ancianos) que menos influyen en las decisiones políticas de sus gobernantes.
  • Por último, este tipo de campañas también suponen costes políticos para los gobiernos que las ordenan. Costes que aumentan conforme se producen errores en los bombardeos, que causan víctimas civiles y que son hábilmente explotados por la propaganda adversaria. Los daños de esa naturaleza son especialmente notorios en unos campos de batalla que internet y las cámaras digitales hacen cada vez más transparentes. Al mismo tiempo, los costes en política interna incrementan su trascendencia internacional cuando las campañas de bombardeo se realizan en el seno de coaliciones; creando fisuras entre los aliados. Así sucedió, de hecho, en las últimas semanas de los bombardeos de Kosovo.
En definitiva, la decisión de embarcarse en una campaña de bombardeo estratégico de finalidad política conlleva de entrada más contras que pros. Esto no es sin embargo un absoluto, pues en las Ciencias Sociales no existen apenas leyes y las que hay son probabilísticas. Pero las razones que hemos considerado son de tal gravedad que quienes deban tomar las decisiones llegado el caso, harían bien en sopesarlas contemplando con escepticismo la eficacia política de dichos bombardeos.  

Fuente: http://www.seguridadinternacional.es/blog.mosaico/?q=es/content/%C2%BFson-eficaces-las-campa%C3%B1-de-bombardeo-contra-infraestructuras-civiles

sábado, 28 de junio de 2014

El Vicepresidente Boudou fue procesado por cohecho y negociaciones incompatibles

Por Hernán Cappiello  | LA NACION
Es el primer vicepresidente en ejercicio inculpado; el juez Lijo consideró que aceptó como soborno acciones de la imprenta Ciccone; también procesó a Núñez Carmona, Vandenbroele, Ciccone y un alto jefe de la AFIP; el fallo se difundió a las 22.50

Amado Boudou se convirtió anoche en el primer vicepresidente argentino en ejercicio en ser procesado por un acto de corrupción. Según la Justicia, aceptó como soborno el 70% de las acciones de la imprenta Ciccone para hacer negocios para sí, y se interesó en los trámites para levantar su quiebra.

Por eso el juez federal Ariel Lijo lo procesó por los delitos de cohecho pasivo (que implica recibir coimas) y negociaciones incompatibles con su función, delitos que se castigan con una pena de seis años de cárcel como máximo.

Esta decisión implica un fuerte impacto político para el Gobierno, en el momento en el que enfrenta una delicada situación por el fallo de la justicia de Estados Unidos que obliga a pagarles a los holdouts.

Según el juez Lijo, Boudou actuó con su socio y amigo José María Núñez Carmona , y se valió del contador Alejandro Vandenbroele como su testaferro, según escribió en 333 carillas. Todos quedaron procesados como partícipes del delito de cohecho y negociaciones incompatibles.

También quedaron procesados los empresarios que ofrecieron el 70 % de las acciones de Ciccone Calcográfica como coima para salvar la firma de la quiebra y generar nuevos negocios con el Estado. Nicolás Ciccone fue procesado por cohecho activo y su yerno Guillermo Reinwick, como partícipe del delito. Asimismo, fue procesado el ex jefe de asesores de la AFIP Rafael Resnick Brenner como partícipe por facilitar el plan de pagos para levantar la quiebra de la imprenta, en ese momento acosada por deudas fiscales.

Lijo aceleró los tiempos y firmó los procesamientos anoche al filo de las 23. Tenía previsto resolverlos en 15 días, pero los imputados buscaron dilatar las indagatorias con sus pedidos de prórroga, y ayer Boudou pidió ampliar nuevamente su indagatoria.

Lijo les prohibió a todos la salida del país, sin autorización judicial, excepto a Boudou. Y no les impuso prisión preventiva porque dijo que no hay motivos para pensar que entorpezcan la causa. Aunque no descartó hacerlo si ocurre en el futuro. Con respecto a Boudou, sus fueros no impiden procesarlo, aunque sí arrestarlo.

El juez tuvo en cuenta como una de las pruebas clave que permitieron llegar al procesamiento la evolución patrimonial de los acusados principales: mientras Boudou y Núñez Carmona se hacían millonarios, Vandenbroele perdía plata. En 2011 Vandenbroele tuvo un patrimonio neto negativo de $ 235.324, en tanto Núñez Carmona declaró más de 9 millones y Boudou más de un millón.

"Vandenbroele se trataba de un empleado y no de un empresario con capacidad económica para adquirir empresas, invertir dinero y contratar con el Estado nacional", señala el escrito. El juez postergó una decisión sobre el director ante el Banco Mundial, Guido Forcieri, y excluyó de sus consideraciones al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.

La otra evidencia clave fueron los cruces de llamadas telefónicas entre los números celulares de Boudou, de su novia Agustina Kampfer, de su secretario Eduardo Romano, del resto de los acusados y hasta de un número de Mar del Plata de una sociedad supuestamente ligada a una familiar del vicepresidente. Esas llamadas ocurrieron en días clave y en secuencia cuando se daban acontecimientos importantes del caso, como el traspaso de las acciones de Ciccone a The Old Fund y el ingreso de fondos que impidió la quiebra de la empresa. También coincidió con las reuniones que Lijo dio por probadas entre Boudou y los Ciccone en Telefé y en I Fresh Market de Puerto Madero, donde les garantizó que se haría el negocio y les ratificó la seriedad el asunto dado que él estaba detrás del negocio. Lijo argumentó que justamente se buscaba ocultar que esas llamadas estaban dirigidas a Boudou como indicio de la ilegalidad de la maniobra.

Las llamadas, cuando se cobró el dinero que se transformó en dólares entre Boudou, su secretario Romano, Núñez Carmona, Vandenbroele, se sucedieron en minutos y en secuencia. Se determinó que en varias comunicaciones de Núñez Carmona con Alejandro Vandenbroele, tanto los celulares de Núñez como Boudou detectaron la misma antena de tel fonía -Machaca Güemes 351- lo que permite, al menos, presumir que se encontraban juntos. En esa cuadra vive Boudou. El juez dio por probado que la maniobra de Boudou, como ministro de Economía, junto a Núñez Carmona, adquirieron el 70% de la firma Ciccone Calcográfica de parte de Nicolás y Héctor Ciccone. No sólo dijo probar el vínculo de Boudou y Núñez Carmona con Vandenbroele, sino que logró acreditar que ellos eran los verdaderos dueños de The Old Fund y de Ciccone.

"Se ha demostrado el papel que le asignaron a Vandenbroele de persona interpuesta en la maniobra", escribió el juez. Y describió que Boudou y Núñez Carmona se desdoblaron en sus funciones de modo que uno aportaba su condición de funcionario, primero como ministro de Economía y luego como vicepresidente de la Nación, ejerciendo toda la influencia que implicaban sus cargos; y el otro llevaba a cabo acciones que Boudou no podía realizar por su cargo.

Lijo dio por probado que con intervención de Boudou, y Núñez Carmona, The Old Fund, vía Vandenbroele, se convirtió en la consultora que cobró 7 millones de pesos para refinanciar la deuda formoseña. Fue el primer negocio del trío.

Luego The Old Fund se utilizó para apropiarse de Ciccone. Lijo probó que Nicolás Ciccone buscó el auxilio de Boudou, a través de su yerno Reinwick para salvar su empresa y le propuso el negocio ilícito a Boudou en dos encuentros realizados en Telefé y en I Fresh Market. A raíz de ese segundo encuentro las llamadas son reveladoras: "En horarios previos a que la reunión tuviera lugar, Amado Boudou, a través del teléfono de su novia, Agustina Kampfer, llamó a Núñez Carmona a las 08:47:04, a los tres minutos, Núñez Carmona llamó a Vandenbroele, a los cinco minutos, Vandenbroele llamó a Reinwick, a los cuatro minutos, Reinwick llamó a Olga Ciccone.

Y luego Núñez Carmona y Vandenbroele vuelven a hablar en dos oportunidades a los ocho minutos y cinco minutos: la reunión estaba arreglada y los involucrados ya estaban avisados. Es decir, la secuencia de llamadas detalladas entre los involucrados en un término de veinticinco minutos aproximadamente, y siendo sólo un rato antes del encuentro, corroboran que en esos llamados se acordó el punto de encuentro y horario en el que iban a reunirse con Amado Boudou", dijo Lijo. La tira de llamadas se inició con la de Kampfer, lo que "lo que permite inferir que el llamado fue realizado por Boudou. Fue la primera vez que utilizó ese celular para realizar una llamada vinculada al negocio de Ciccone", dijo el juez.

Lijo estableció que el acuerdo de cesión de acciones ocurrió entre el 1 y 2 de septiembre de 2010, a través de Núñez Carmona y Vandenbroele en el estudio jurídico de Eduardo Taiah. Ese día los llamados entre los participantes también arreciaron incluso con un número marplatense de una sociedad constituida por Rosana Lía Venturino. Esta mujer es hermana de Verónica, casada con Juan Bautista Boudou, hermano del vice.

Para Lijo esas llamadas fueron atendidas por alguien del círculo íntimo de Boudou. Lijo contó cómo se obtuvo un plan de pagos de la AFIP para saldar la deuda tras una carta de Boudou que recomienda salvar la empresa, los esfuerzos de Boudou por bloquear una licitación que favoreciera el reequipamiento de la Casa de Moneda y dejar sin competencia a Ciccone para imprimir billetes y describió el máximo negocio que obtuvo la firma controlada por el trío: imprimir papel moneda.

La resolución completa del juez Lijo: http://www.lanacion.com.ar/1705419-en-un-duro-fallo-boudou-fue-procesado-por-cohecho-y-negociaciones-incompatibles

La Foto: Nuevo Fusil Thales F90 de 5,56mm

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Versión Carabina
 La nueva generación del fusil Steyr AUG

La Foto: Kits Colt para el fusil de asalto M-16

ColtUppers

La Foto: Nuevo fusil y Carabina Colt Canada L119A2

 
Variante del L119 empleados por las fuerzas especiales del Reino Unido

Colt Canada L119A2

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 80
 
2 1
l119a2
Colt Canada is advertising an L119A2 variant of their L119 rifle intended for UK special forces.
- See more at: http://www.thefirearmblog.com/blog/2014/06/23/colt-canada-l119a2/#sthash.IbEa6BzD.dpuf

La Foto: Nuevo Fusil Bullpup K&M M17S556

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Parece un lindo "fierro", pequeño y estilizado...
New K&M M17S556 Bullpup

La Foto: Lanzagranadas S&S Precision Holster M320 de 40 mm

Cuando la pistola .45 ACP no es suficiente...
Grenade Launcher Holster from S&S Precision
 
 Nueva manera de cargar un lanzagranadas...

viernes, 27 de junio de 2014

Video: Jeep AMG 6x6 G-Class HD

Impresionante, lo máximo en jeep,  y es la versión comercial....

Video: Obús Hawkeye 105mm disparando desde una pick-up

Sumamente útil....


Introducción al análisis de Inteligencia

Por Javier Jordán - Análisis GESI
El análisis de inteligencia consiste en el proceso de evaluar y transformar la información bruta en descripciones, explicaciones y conclusiones destinadas a los consumidores de inteligencia. [1]

Por su peculiar naturaleza el análisis de inteligencia escapa a fórmulas preestablecidas; no es una actividad que pueda reducirse a la aplicación de métodos infalibles y rígidos. Esta afirmación puede resultar paradójica por el título del presente trabajo y, sobre todo, por la relevancia de la fase de elaboración dentro del ciclo de inteligencia [2], pero es una realidad que conviene asumir desde el principio.

Según Mark Lowentall, la mayor parte de los errores cometidos por la comunidad de inteligencia norteamericana durante de la década de los 90 estuvieron relacionados con el análisis. [3] A menudo los problemas de la fase de elaboración del ciclo de inteligencia no se deben a la falta de información sino a una interpretación equivocada de los datos: informaciones relevantes son ignoradas o inadecuadamente interpretadas por los analistas. Es cierto que otras veces la información es insuficiente, confusa, poco relevante y contradictoria, pero incluso en esas condiciones una buena capacidad de análisis permite sacar el máximo rendimiento a la información disponible aunque las conclusiones a que se llegue sean tentativas. [4]

La finalidad de este documento consiste en presentar y resumir algunos principios y técnicas que contribuyen a mejorar el análisis de inteligencia aplicada a la seguridad. No pretendemos realizar una aportación novedosa sino ofrecer en pocas páginas un resumen de contenidos expuestos por otros autores. Nuestro propósito es eminentemente didáctico e introductorio.

Pero antes de empezar conviene advertir tres cuestiones básicas.

Primero, que la labor de análisis en materia de inteligencia, la metodología y los criterios aplicados no coinciden habitualmente con los empleados en la investigación científica. El análisis de inteligencia tiene mucho de intuición y sus conclusiones no requieren (o simplemente no son capaces de lograr) la misma robustez empírica y metodológica de los trabajos científicos. Esto es así porque la inteligencia está orientada a asesorar y a reducir la incertidumbre en procesos de toma de decisiones que siguen unos ritmos temporales marcados por los acontecimientos, y que no pueden esperar a que al analista sea capaz de explicar de forma exhaustiva y empíricamente fundada objetos de estudio que, en muchos casos, consisten o se contemplan en escenarios futuros y, por tanto, inaccesibles a la experiencia. Al tratarse más de un arte que de una disciplina científica, los principios, el método y las técnicas que se exponen en estas páginas no proporcionan una seguridad similar a la que otorgaría conocer y manejar con soltura la metodología científica en el estudio de un aspecto concreto de la realidad. A pesar de la ayuda que pueden prestar algunas técnicas y herramientas de aquella, el resultado final depende, en mayor medida, del criterio y buen juicio del analista. [5] Confiar en que se pueden reducir a cero los errores de análisis es sencillamente una aspiración ilusoria. [6]

En segundo lugar, la capacidad de análisis se mejora principalmente con la práctica. Como afirma Richards J. Heuer –un autor que hemos utilizado profusamente en la elaboración de este documento–, pensar analíticamente es una destreza similar al bricolaje o a conducir un coche. Se puede enseñar y se puede aprender pero uno no se convierte en un buen analista por el simple hecho de asistir a una clase donde se explique cómo se analiza. Los analistas aprenden analizando; con esfuerzo y práctica se puede alcanzar un grado de excelencia superior al simple talento natural. [7]

Por último, junto al desarrollo de la capacidad analítica es preciso convertirse en un auténtico experto en la materia objeto de análisis; es decir, dedicar años de estudio con el fin de alcanzar un conocimiento profundo de lo que se analiza: un país o región, un grupo terrorista o insurgente, un determinado movimiento político, etc.
La estructura del documento es la siguiente. En un primer apartado comentaremos algunas fuentes de error habituales en el análisis de inteligencia, y posteriormente expondremos una serie de principios básicos para mejorarlo

1. Trampas a evitar: sesgos comunes al procesar la información
Los errores en el análisis pueden tener su origen en diferentes causas: falsas presunciones, escasez de tiempo, orientación al consenso entre los analistas, disfunciones dentro de la organización, interpretaciones interesadas, etc. En este apartado sólo comentaremos aquellos que son consecuencia de simplificaciones cognitivas que se cometen involuntariamente al procesar la información, no por sesgos emocionales o ideológicos relacionados con el objeto de estudio. Se trata de trampas en las que es relativamente fácil caer por las limitaciones que experimentamos al conocer y comprender nuestro entorno. La realidad de las cosas y de las situaciones rara vez resultan evidentes. 

Los modelos y construcciones, los mapas intelectuales de la realidad, nos hacen pensar a menudo que entendemos la realidad más de lo que en realidad lo hacemos. El analista se encuentra, generalmente, ante datos, noticias e informaciones susceptibles de ser percibidas e interpretadas erróneamente. Por ello, un principio esencial es que el analista conozca su propio proceso mental y esté advertido de los errores que puede cometer al elaborar sus análisis.
Richards J. Heuer divide este tipo de errores en cuatro categorías: los que afectan a la evaluación de la evidencia, a la percepción causa-efecto, la estimación de probabilidades y la evaluación retrospectiva de los análisis de inteligencia. [8] 

Como se puede ver, hemos dejado de lado las fuentes de error externas al proceso mental de análisis, relacionadas muchas veces con el entorno organizacional donde trabaja el analista. Sería el caso por ejemplo de un acento excesivo en la inteligencia actual, por parte de la dirección del servicio o de los responsables políticos, que obligase a los analistas a tratar predominantemente temas de actualidad, privándoles de tiempo para analizar con sosiego asuntos de carácter menos urgente pero más estratégico; el énfasis en la cantidad sobre la calidad en la producción de informes; las deficiencias organizacionales que dificultan el trabajo cooperativo entre los diferentes analistas; escasez de recursos humanos, falta de tiempo y exceso de trabajo, etc. [9]

1.1. Sesgos en la evaluación de las evidencias
El analista suele encontrarse con un volumen considerable de información de diversa naturaleza que en ocasiones contiene datos ambiguos y contradictorios. Una primera tarea consiste en otorgar valor a aquellas informaciones que realmente lo merecen y no dejarse engañar por falsas evidencias. 

Algunas fuentes de error comunes en ese sentido son las siguientes:
  • Atribuir valor estadístico a las anécdotas. La información concreta, relatada por un conocido, cálida y humana, o resultado de una experiencia personal, tiene mucho más impacto en nuestra forma de pensar que la información abstracta e impersonal pero con mucho más valor empírico. Por ejemplo, un argumento del tipo: “he estado hace poco de misión en el país X y, por tanto, yo sí que conozco la situación real de dicho país” otorga un valor excesivo a la visión particular de un solo individuo, a no ser que éste tenga una capacidad de observación verdaderamente fuera de lo común (y aun así se reduciría al ámbito concreto donde ha actuado) o a que haya realizado un trabajo de campo suficientemente representativo, entrevistando a centenares de informadores clave, etc. Si este tipo de impresiones anecdóticas prevalecen, las teorías o las informaciones que contradicen las experiencias personales o relatadas por otros corren el riesgo de ser relegadas a un segundo plano de manera injustificada. Este riesgo se potencia grandemente cuando el analista asume, de forma más o menos habitual, tareas de obtención directa con fuentes e informadores propios. La mayor credibilidad, facilidad e inmediatez de acceso de las fuentes propias no sólo relega las que proporcionan información contradictoria, sino que inclinan a obviar el estudio y evaluación de las de otras procedencias.
  • No valorar la ausencia de evidencias. A menudo no se dispone de información clave para analizar en toda su profundidad una determinada cuestión. Lo importante en estos casos es detectar qué información nos falta, a qué variables afecta, y qué escenarios alternativos puede plantear la alteración de dichas variables. Esto nos llevará a estar menos seguros de nuestros juicios hasta que esa información se encuentre disponible. Una fuente de error común es que la información que esté fuera de nuestra vista, también quede fuera de nuestros cálculos, o incluso a considerar que la realidad a la que se referiría, simple y llanamente, no existe o no actúa en el escenario o lugar considerado (por lo que acabaríamos obviando la llamada "prueba invisible"). El auténtico experto sabe sentirse insatisfecho de sus propios conocimientos. Por el contrario, la arrogancia epistémica lleva a sobreestimar lo que sabemos y a infravalorar la incertidumbre, reduciendo engañosamente el espacio de lo desconocido.
  • Excesiva confianza en la congruencia de una muestra reducida. Cuando algo nos parece acorde con una determinada teoría y, además, se encuentra avalado empíricamente por algunos casos podemos correr el riesgo de generalizar prematuramente las conclusiones. Por esa razón, siempre es conveniente preguntarse cuál es la representatividad de la muestra. Un ejemplo de este error sería tomar por válida la teoría de que los terroristas suicidas suelen ser jóvenes con escasa educación, en paro y fácilmente manipulables, porque esas circunstancias explicarían fácilmente la falta de expectativas vitales y el atractivo de una conducta suicida con un premio posterior; y además, porque hay casos de terroristas suicidas que se ajustan a ese perfil. La realidad demuestra, sin embargo, que en otros casos el perfil es completamente distinto, por lo que la explicación teórica del fenómeno resulta mucho más compleja.
  • Obviar el carácter poco seguro de algunas informaciones. Muchas veces la información que se recibe está lejos de ser completamente exacta; sin embargo, la tendencia natural es darle una validez del 100% una vez que se decide aceptar su verosimilitud (aunque quizás su grado de exactitud sea de un 80%).
  • Dejarse influir por la impresión persistente de una evidencia desacreditada. Las primeras informaciones que se reciben tienden a orientar nuestros marcos cognitivos en una determinada dirección. Aunque más tarde se descubra que esas informaciones no eran ciertas o que una determinada fuente estaba intoxicada, continúa la inercia a seguir dando validez al enfoque inicial. En algunos casos esto podría afectar negativamente a la evaluación de evidencias que refutan la primera impresión equivocada, tratando de restar validez a dichas evidencias posteriores. Un ejemplo de ello sería la creencia ciega que mostraron muchos analistas del WINPAC de la CIA con respecto a la información proporcionada por 'Curveball' sobre unos supuestos laboratorios móviles de fabricación de armas biológicas antes de la invasión de Irak en 2003, y ello después de que cada vez existieran más dudas sobre la fiabilidad del defector iraquí que había proporcionado esa información. [10]
1.2. Sesgos en la percepción de la relación causa–efecto
Es muy difícil demostrar la existencia de una relación directa causa–efecto en los fenómenos sociales, a pesar de que en el lenguaje común utilicemos con asiduidad la conjunción causal ‘porque’. La percepción que tenemos de dichas relaciones se basa a menudo en un proceso de inferencia, estableciendo cadenas de causalidad que a menudo no tienen en cuenta todas las variables que intervienen en el proceso. De ahí que algunos de los errores más frecuentes a la hora establecer una relación de este tipo sean:
  • Atribuir causalidad a aparentes coherencias. A primera vista la coherencia transmite sensación de orden y esto puede llevarnos a pensar que detrás de una serie de hechos presuntamente ordenados –según una determinada teoría o explicación– se esconde una relación causal, cuando lo que está detrás es muchas veces el azar, la casualidad o factores sin relación entre sí. Por ejemplo, la colocación de explosivos en un tren con destino Chamartín por parte de ETA en la Navidad de 2003 o la detención de una furgoneta con varios cientos de explosivos camino de Madrid en febrero de 2004 eran, nada más producirse los atentados del 11-M, indicios que podían hacer pensar en ETA como autora de la masacre. Pero como se demostró poco después esa aparente coherencia no entrañaba una relación de causalidad. La falacia narrativa es consecuencia de buscar inmediatamente una explicación, un vínculo lógico, entre diversos hechos. Las explicaciones atan a los hechos, ayudan a recordar mejor, a darle sentido y a tener la impresión de que se comprende. Pero esa impresión a menudo se basa en una narración simplificada. La simplificación también nos lleva a pensar que el mundo es menos aleatorio de lo que realmente es. [11]

  • Imaginar una centralización inexistente. Este es un error común al analizar la política exterior de los Estados: percibirlos como actores unitarios cuando en realidad son múltiples los individuos, grupos y facciones que participan en la elaboración de cualquier política, con intereses a menudo contrapuestos. Como consecuencia, el proceso de toma de decisiones no siempre está supeditado a una lógica coherente y racional. Se puede cometer el mismo error cuando se analiza, o se intenta prever, la conducta de actores no estatales como por ejemplo grupos insurgentes, organizaciones terroristas, grupos criminales, etc. Uno de los aspectos que más diferencian el análisis de inteligencia actual del de hace veinte años es que los actores objetos de estudio son mucho menos jerárquicos y estables en el tiempo que los que protagonizaron la guerra fría.
  • Equiparar la ‘magnitud’ del efecto a la de la causa. Este error se deriva del siguiente principio: las cosas grandes cuando caen hacen mucho ruido; o los grandes animales dejan grandes huellas. Razonamientos que pueden ser válidos al hacer inferencias sobre propiedades físicas pero que llevan al engaño cuando se analizan realidades más complejas: los grandes acontecimientos no siempre son resultado de grandes causas. Obviar esto es sesgo analítico propio de las teorías conspiratorias: ¿pudo un individuo solitario y patético como Lee Harvey Oswald marcar la historia asesinando al presidente de Kennedy?
  • Atribuir más importancia a las motivaciones internas que a las influencias externas. Un error común es sobreestimar los factores internos y subestimar los externos en la conducta de un gobierno o un actor no estatal. Al margen de las características personales y de las intenciones de los individuos, estos siempre actúan inmersos en entornos que influyen sobre su conducta. Un buen ejemplo de ello sería no tener en cuenta los factores que motivan el Dilema de seguridad: la situación que se produce cuando un determinado actor al tratar de mejorar su seguridad provoca que otros se sientan amenazados y respondan con medidas que perjudiquen la seguridad del primero
  • Exagerar la importancia de nuestro propio gobierno o institución sobre la conducta de los demás. Nuestra conducta es una variable más en un entorno complejo donde intervienen otros muchos factores.
  • Correlación espuria o sin sentido. Que dos fenómenos cambien al mismo tiempo únicamente significa que hay covariación pero es posible que no exista relación lineal con sentido (no sólo estadística) entre ellos. Se entiende como correlación espuria aquella que es consecuencia de un tercer factor y no a la existencia de una relación directa entre dos variables.
1.3. Sesgos al calcular probabilidades
Aunque resulte incómodamente comprometedor, es recomendable utilizar porcentajes, siempre que sea posible establecerlos con suficiente rigor, a la hora de estimar las probabilidades de un suceso o de valorar una determinada conclusión: los términos como ‘tal vez’, ‘es posible que’, ‘seguramente’, ‘quizás’, etc resultan excesivamente ambiguos cuando se trata de tomar decisiones y pueden ser voluntaria (haciéndolos coincidir con sus preferencias políticas) o involuntariamente malinterpretados por quienes leen el análisis de inteligencia. Es evidente que establecer las probabilidades con un grado absoluto de certeza sobre un fenómeno altamente complejo es una tarea prácticamente imposible, sobre todo si se trata de prever el comportamiento de seres humanos libres cuyo comportamiento no siempre es racional ni coherente. Sin embargo, existen algunos errores comunes que pueden enturbiar aún más dicho cálculo y que conviene evitar:
  • Sin precedentes = Improbable. Nassim Nicholas Taleb advierte lúcidamente sobre la importancia del Cisne Negro: un acontecimiento altamente improbable y de gran impacto. Nuestros marcos explicativos son útiles para predecir lo habitual, no lo irregular. La dificultad para obtener toda la información necesaria y los mapas mentales que simplifican la realidad para hacerla más comprensible son agujeros por los que se cuela la sorpresa estratégica. [12]
  • Anclarse en las estimaciones iniciales. Cuando un primer análisis fija una probabilidad las siguientes modificaciones tienden a tomarlo como punto de partida, de modo que, si la probabilidad que se establece inicialmente es alta, se tiende a mantener relativamente elevada y, si era baja, tiende a quedar reducida. Es conveniente reevaluar las probabilidades a la luz de las evidencias más recientes.
  • No tener en cuenta el carácter acumulativo de la improbabilidad. Cuando un escenario futuro depende de determinadas variables la probabilidad de que suceda disminuye conforme se van añadiendo otros factores susceptibles de cambio. Por ejemplo un previsible escenario definido en base a la coincidencia de tres sucesos cuya respectiva probabilidad de acaecer fuera del 0,70, no ofrecería la misma probabilidad de materializarse sino la probabilidad resultante del producto de ellas (0,70 x 0,70 x 0.70 = 0,24) (probabilidad compuesta)
1.4. Sesgos en la evaluación retrospectiva de los análisis de inteligencia
Se trata de los errores que se cometen cuando se evalúa un análisis de inteligencia propio o ajeno. Habitualmente la tendencia es la siguiente:
  • El analista normalmente sobreestima la exactitud de sus análisis anteriores y tiende a olvidar las valoraciones que más tarde no se han correspondido con la realidad
  • El lector, o receptor de inteligencia, piensa a veces que lo que lee es demasiado obvio o que ya lo sabía, de modo que subestima la calidad del análisis. Pero a menudo esto no se ajusta a la realidad: antes de leer el informe, no había llegado a esas conclusiones.
  • El análisis y evaluación de las causas, actores y circunstancias realizados tras un desastre tiende a examinar y juzgar los informes de inteligencia previos a los hechos, sin reparar que lo hace desde la posición del que ya conoce el desenlace y otorgando el valor que realmente merece a información que anteriormente estaba pendiente de confirmación
2. Principios para mejorar el análisis de inteligencia

2.1. Generar hipótesis explicativas o predictivas
A menudo el analista realiza su trabajo disponiendo de información incompleta, confusa y contradictoria. En esas circunstancias es importante ser capaces de generar y contrastar hipótesis que den sentido a la información, o que permitan anticipar escenarios futuros.

Hay tres estrategias que ayudan a proponer hipótesis: [13]
  • Aplicar un marco teórico. La generalización de conclusiones tras el estudio de muchos casos de un fenómeno similar conduce a la creación de teorías explicativas . Se trata de un medio utilizado asiduamente en la investigación científica que también puede servir en el análisis de inteligencia. La aplicación de un modelo teórico (por ejemplo, sobre las condiciones en las que un grupo terrorista abandona la violencia o sobre cómo colapsa un régimen político o culmina exitosamente un proceso de transición democrática) permite describir un fenómeno o prever un suceso trascendiendo los límites de la información disponible. Además, enriquece el proceso de generación de hipótesis sugiriendo explicaciones o escenarios futuros que van más allá de la mera intuición del analista. No obstante, como ya hemos señalado, los modelos teóricos son sólo un medio, no un fin: no deben encorsetar el análisis, ni llevar a que se minusvaloren evidencias que contradicen la teoría.
  • Comparación con otros casos históricos. Esta estrategia difiere de la aplicación de un marco teórico porque la comparación se realiza con un solo caso, o con un número pequeño de ellos, sin emplear un modelo explicativo. Su finalidad consiste también en estimular la imaginación del analista y ayudar a sugerir hipótesis a partir de experiencias previas, pero no permite adelantar conclusiones ni, mucho menos, trasladar acríticamente y en directo al objeto de estudio, líneas de actuación y procedimientos seguidos en el caso o casos elegidos como términos de comparación
  • Examinar la información disponible con una mente innovadora y abierta. Aunque esta estrategia parezca contradictoria con las dos anteriores, es complementaria a ambas. Ni los marcos teóricos, ni los ejemplos históricos (cuyo impacto cognitivo y emocional no se debe ignorar por cuanto puede sesgar el propio análisis) deben limitar los esquemas cognitivos. Tampoco deben sesgar el juicio del analista las ideas preconcebidas y el prejuicio. Más difícil es sustraerse a la influencia de las propias creencias, de los recuerdos y opiniones personales y de cuantos otros elementos informan y especifican la personalidad y el esquema mental de cada uno. No obstante, aun esto último deberá intentarse ejerciendo el autodistanciamiento y la empatía al servicio de la objetividad. Las técnicas y el bagaje intelectual pueden ayudar a dar con la solución de forma rápida pero también pueden convertirse en el peor enemigo del analista, si intoxican la comprensión de una nueva realidad. Este es el tema del siguiente epígrafe.
2.2. Pensar con una mente abierta
Una de las principales fuentes de error consiste en aproximarse a los datos con un modelo mental cerrado que no sepa descubrir las ‘señales’ que se esconden en el ‘ruido’ informativo, despreciando indicios tácticos que no concuerdan con las ‘ideas aceptadas’ del nivel estratégico.

El análisis de inteligencia se asemeja, en cierto modo, a la composición de un puzzle. En ambos casos se trata de configurar una imagen con las piezas disponibles. Los puzzles convencionales cuentan con un modelo cerrado (imagen que se trata de componer) y el número exacto de piezas –conocibles y verificables– necesario para reproducirlo. En el caso del análisis, el modelo no es cerrado: la imagen no está predeterminada; sólo se dispone de un marco de referencia en el que establecer las posibles relaciones (el encaje) existentes entre las piezas (informaciones) disponibles, a la espera de que de ellas emerja una imagen (o varias) coherente con el contexto y, por tanto, plausible. Como se ve, tanto la semejanza como la diferencia resultan significativas y ostensibles. En el caso del puzzle convencional, el encaje de una pieza determina la elección de la siguiente; en el análisis correctamente elaborado no. 

No obstante, el analista está, ciertamente, expuesto al riesgo de dejarse llevar por ideas preconcebidas (imagen previa) o de aferrarse a una prefiguración y de aceptar que ella determine, erróneamente la elección y encaje de las siguientes informaciones. En consecuencia, como la investigación empírica ha demostrado, en muchos casos, una mayor cantidad de información no garantiza la exactitud y calidad de un análisis, simplemente aumenta la confianza del analista en su propio informe. Cuanta más información se tiene peores resultados se obtienen, si esta se convierte en ruido y sólo sirve para confirmar mapas mentales erróneos. [14]

Desde esta perspectiva, pues, cabe decir que los problemas que ha de afrontar el analista suelen tener origen en: 1) la insuficiencia y/o errores de la información disponible (en gran medida responsabilidad de los órganos de obtención) y 2) del modelo mental que utiliza el analista para integrar aquella (responsabilidad de los propios analistas).

A continuación se señalan algunas herramientas que ayudan a que las ideas preconcebidas, la experiencia y los juicios previos del analista no se conviertan en un obstáculo para la calidad del análisis. Estas técnicas se basan en dos principios: cuestionar las ideas preestablecidas e incentivar la creatividad.
  • Evaluar la sensibilidad de las conclusiones. Es decir, preguntarse en qué medida se vería afectada la conclusión si alguna de las variables clave de las que depende el análisis se viese alterada; y preguntarse a continuación qué circunstancias podrían modificar dicha variable y cómo podríamos saber que se ha producido ese cambio.
  • Identificar modelos alternativos, examinando sin pasión los argumentos, la interpretación de los datos y los marcos teóricos de quienes mantienen opiniones diferentes a la nuestra. La disonancia cognitiva es incómoda y por ese motivo los ciudadanos de a pie suelen leer periódicos o escuchar emisoras de radio afines a sus preferencias políticas. Pero muchas veces hasta en los argumentos aparentemente más peregrinos se esconden elementos de verdad. Un buen analista debe tener la suficiente honestidad intelectual y grandeza de ánimo como para reconocer los juicios acertados de quienes juzgan con un enfoque diferente. La auténtica confianza en uno mismo es compatible con buscar ejemplos que demuestren que nuestra teoría es falsa.
  • Pensar con la mente de los otros actores. Cuando se analiza la conducta de actores que proceden de una cultura extraña es preciso evitar la ‘imagen de espejo’: proyectar sobre el otro nuestros valores, intenciones o intereses con vistas a comprender y anticipar su conducta. La imagen de espejo puede dar lugar a conclusiones erróneas e incluso peligrosas; por ejemplo, afirmar que un determinado actor es nihilista o irracional porque su lógica no coincide con la nuestra.
  • Pensar hacia atrás. Se trata de un ejercicio intelectual que consiste en imaginar un escenario que, de entrada, consideramos muy improbable pero que, de producirse, tendría consecuencias de gran calado (por ejemplo, el colapso de la monarquía saudí o un ataque nuclear de Israel contra el programa nuclear iraní). A continuación hay explicar cómo podría haberse llegado a esa situación. En este proceso lo más importante no es discutir si algo podría suceder sino el modo como llegaría a producirse. Podemos llevarnos la sorpresa de construir un escenario plausible para un acontecimiento que hasta entonces habíamos calificado de imposible.
  • Utilizar simulaciones. Las simulaciones políticas o los ‘juegos de guerra’ ayudan a asumir el rol de otros actores y a contemplar la realidad desde su punto de vista. También permiten anticipar escenarios futuros con los resultados de las interacciones que se producen durante el desarrollo de la simulación. Para realizarla se necesita un grupo más o menos reducido de analistas, pero no siempre es preciso elaborar un escenario ficticio (que muchas veces consume gran parte del tiempo de preparación) puede ser suficiente iniciar la simulación con el escenario actual, sin dedicar más de un día al desarrollo completo del ejercicio.
  • Emplear un abogado del diablo. Es decir, que una persona del equipo de analistas defienda una opinión minoritaria (sin que a lo mejor esté de acuerdo con ella) y que el resto justifiquen sus propios argumentos. Este sistema ayuda a descubrir vulnerabilidades en la línea de pensamiento mantenida.
  • Someter el análisis a la revisión por pares. Es una técnica común en el mundo académico. Consistiría en pedir a otros analistas que revisen de manera crítica nuestro trabajo. En su desarrollo es fundamental que prevalezca la honestidad intelectual y el buen talante hacia las correcciones. De lo contrario se puede acabar generando una competitividad que atrinchere a los diferentes analistas en posiciones irreductibles. [15]
  • Aprender de las sorpresas, entendiendo por sorpresas acontecimientos que no encajan con nuestros análisis previos. Muchas veces no son agradables porque denotan que algo en nuestro razonamiento estaba o está equivocado; pero con vistas a mejorar el análisis es preferible resaltarlas y extraer de ellas el máximo rendimiento, a negar su novedad o su carácter contradictorio con nuestros esquemas mentales.
  • Organizar ‘tormentas de ideas’. Esta herramienta se basa en cuatro principios: 1) No auto-imponerse limitaciones; es decir, pensar de manera libre sin condicionantes emocionales, sociales, de perspectiva, de hábitos analíticos, etc. Las ideas innovadoras suelen ser poco convencionales e incluso estrafalarias. 2) Diferir el juicio crítico: primero proponer las ideas y suspender su crítica hasta una fase posterior. 3) La cantidad puede ayudar a la calidad: inicialmente vendrán a la cabeza las ideas y planteamientos comunes; es preciso agotar ese nivel para que surjan ideas novedosas. 4) Construir en común: la combinación de ideas de unos y otros perfecciona el resultado final. Se construye y desarrolla sobre las propuestas de los otros, y se asocian ideas diferentes que una persona sola difícilmente habría tenido. Lógicamente, además de estos principios también hay otros elementos que cuentan para el éxito de la sesión: el rol del facilitador (la persona que dirige la reunión y hace la presentación inicial del problema a tratar), que todos los componentes se sientan cómodos e iguales entre sí, no repetir las ideas, establecer un tiempo límite, etc.
  • Organizar seminarios o grupos de trabajo con expertos procedentes de otras instituciones. Es una manera de evitar que se instaure y perviva el pensamiento cerrado dentro de un determinado departamento; y es coherente con la idea de las reservas de inteligencia y de una comunidad de inteligencia ampliada, donde participarían especialistas procedentes del mundo académico, empresarial, de ONGs, etc. Un buen ejemplo de ello es el modelo seguido por el National Intelligence Council a la hora de elaborar los documentos Global Trends.
  • Utilizar el método de competición de hipótesis. Es un método propuesto por Richards J. Heuer, que ayuda a elegir entre diversas hipótesis o a decantarse por escenarios futuros (con las limitaciones propias de la prospectiva ). El método trata de identificar todas las alternativas razonables y hacerlas competir unas con otras, en lugar de evaluar la plausibilidad de cada una por separado. Intenta evitar así la elección de una hipótesis inicial, aparentemente satisfactoria, olvidando otras alternativas quizás más acertadas. El principio fundamental de este método consiste en formular primero el mayor número de hipótesis plausibles y, después, tratar de refutarlas con la evidencia disponible para concentrar finalmente la atención en las que sobreviven; justo lo contrario de lo que se suele hacer de manera intuitiva: tratar de confirmar la hipótesis de entrada que nos parece favorita. La evaluación simultánea de múltiples hipótesis que compiten entre sí es un ejercicio mental exigente y difícil de realizar sin plasmarlo en un papel. Por ese motivo se ha desarrollado un software gratuito que facilita la aplicación del método. El programa informático permite la creación de una matriz donde primero se introducen las hipótesis y después las evidencias, con la posibilidad de valorar su credibilidad y relevancia. Conforme se introducen los datos, el programa va calculando la consistencia e inconsistencia de las distintas hipótesis. El programa incluye un manual de veinticinco páginas que explica su funcionamiento.
Todas estas técnicas, especialmente algunas de ellas como las simulaciones, las tormentas de ideas o el abogado de diablo, contribuyen a estimular la imaginación y a plantearse escenarios que rompen con lo convencional y que encajan con la naturaleza asimétrica de muchos de los riesgos y amenazas actuales.

Por último, Richards J. Heuer identifica una serie de condicionantes relacionados con el entorno organizacional del analista que también afectan a la apertura mental. Según el, los siguientes factores contribuirían a estimular la creatividad y la aparición de nuevas ideas. 

Por separado tienen escasa importancia, pero cuando coinciden contribuyen a la flexibilidad y a la innovación en los juicios:
  • Percibirse responsable a la hora de iniciar nuevas actividades
  • Disponer de un alto nivel de control sobre los diversos aspectos relacionados con el trabajo analítico: establecer objetivos, incorporar nuevos miembros al equipo, tener capacidad para decidir cómo se invierte el presupuesto asignado, etc.
  • Sentirse seguro y cómodo en el rol profesional. Las nuevas ideas son a menudo rompedoras y no están exentas de riesgo. Si uno sabe que su puesto no peligra si se equivoca, asumirá más fácilmente la posibilidad de fracaso. Por el contrario un ambiente que castiga en exceso los errores mina la creatividad: cuando el miedo entra por la puerta, el talento sale por la ventana. [16]
  • Contar con un superior administrativo que apoye y facilite el trabajo, dejando un amplio margen de maniobra
  • Formar parte de, o dirigir, un grupo pequeño. El tamaño reducido favorece la flexibilidad.
  • Combinar el trabajo analítico con otro tipo de actividades, pero sin que estas se conviertan en un elemento de perturbación y de distracción excesiva. En ocasiones, disponer de cierto tiempo de incubación y de alejamiento del análisis estimula el proceso creativo.

[1] Bruce Berkowitz & Allan E. Goodman, Strategic Intelligence for American National Security, (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1989), p. 85.
[2] Como es sabido la comunidad de inteligencia norteamericana divide el ciclo de inteligencia en cinco fases (Planeamiento y dirección, Obtención, Procesamiento, Análisis y producción, Difusión), mientras que el CNI español establece cuatro (Dirección, Obtención, Elaboración y Difusión).
[3] Mark M. Lowenthal, “Towards a Reasonable Standard for Analysis: How Right, How Often on Wich Issues?”, Intelligence and National Security, Vol. 23, No 3, (2008), pp. 303-315; John D. Stempel, “Error, Folly, and Policy Intelligence”, International Journal of Intelligence and CounterIntelligence, Vol. 13, No 3, (2000), 267-281.
[4] Noel Hendrickson, Critical Thinking in Intelligence Analysis”, International Journal on Intelligence and CounterIntelligence, 21, (2008), pp. 679-693
[5] Rob Johnston, “Developing a Taxonomy of Intelligence Analysis Variables”, Studies in Intelligence]], Vol. 47, No 3, (2003)
[6]Richard K. Betts, “Analysis, War and Decision: Why Intelligence Failures Are Inevitable,”, World Politics, Vol. 31, No. 1 (1978), pp. 61-89
[7] Richards J. Heuer, Psychology of Intelligence Analysis, (Langley: Central Intelligence Agency, 1999), p. 2.
[8] Ibid. pp. 111-172.
[9] Jeffrey R. Cooper, Curing Analytic Pathologies: Pathways to Improved Intelligence Analysis, (Langley: Center for the Study of Intelligence, 2005), pp. 29-39; Francisco Galvache, "La formación de la Comunidad de Inteligencia española. Un proceso en marcha", Arbor, Vol. 180, nº 709, pp. 183-205.
[10] Bob Droguin, Curveball, (London: Ebury Press, 2007), pp. 110-111.
[11] Nassim Nicholas Taleb, El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable, (Barcelona: Paidós, 2008).
[12] Ibid. pp. 117-123.
[13] Richards J. Heuer, Psychology of Intelligence Analysis, pp. 31-63
[14] Nassim Nicholas Taleb, El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable, p. 213.
[15] William E. Odom, “Intelligence Analysis”, Intelligence and National Security, Vol. 23, No 3, (2008), p. 327
[16] Juan Carrión, Organizaciones idiotas vs Organizaciones inteligentes, (Madrid: Pearson Educación, 2007), p. 29.

Fuente: http://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/introducci%C3%B3n-al-an%C3%A1lisis-de-inteligencia

La policía de Sao Paulo adquiere vehículos blindados israelíes

(defensa.com) - La policía de la ciudad brasileña de Sao Paulo ha adquirido seis vehículos blindados de la empresa israelí Plasan por un valor de 9,5 millones de dólares. Se trata de blindados 4x4 con capacidad para transportar 24 personas y con capacidad de movimiento todoterreno y a través de obstáculos.

Disponen de sistema de protección NBQ, sistema de extinción de incendios integrado, capacidad de visión nocturna, portón hidráulico trasero y puertas laterales de apertura hidráulica. Además puede recibir un accesorio frontal para apertura de brechas entre rutas llenas de obstáculos.

Los vehículos serán entregados en breve ya que la situación de inseguridad ciudadana que han sufrido las principales ciudades de Brasil antes del comienzo de la Copa del Mundo de Futbol no parece haber remitido totalmente. Las autoridades brasileñas se preparan para un posible repunte de estos altercados una vez terminado el evento o cuando se acerquen las olimpiadas que tendrán lugar en 2016. (J.N.G.)
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