Por Daniel Santoro - diario Clarín
Relaciones públicas. Efectivos del Ejército, en una escuela en la Puna.
Efectivos de Inteligencia del Ejército patrullan las fronteras del NOA “aportando mapas de riesgo
y modelos de simulación ... para la evaluación de los daños y para
señalar el lugar más necesario y efectivo del empleo de los medios”. No
es una denuncia de un político opositor, es un discurso del general Milani.
Lo hacen los espías del Ejército para que las tropas de combate se desplieguen después en el marco del llamado operativo “Fortín II” y “Escudo Norte”. Hacer un “mapa de riesgo” del movimiento de narcos es una tarea de inteligencia policial prohibida a las Fuerzas Armadas por las leyes de Seguridad Interior y de Defensa Nacional, tal como denunció el senador radical Gerardo Morales.
Por su parte, las tropas de combate hacen tareas de patrullaje en la frontera con Bolivia y Paraguay en caminos que usan los narcos, así como relaciones públicas con los pueblos donde se desplegaron (Ver foto).
Ahora en el caso que descubran un narco, deben llamar a efectivos de la Gendarmería. ¿Cómo van a hacer para detener a un civil mientras llega la Gendarmería, sin violar la ley?
Otra pregunta: ¿por qué Milani creó una sección de Inteligencia el Ejército en Tartagal? No fue para espiar a Bolivia que no es un hipótesis de conflicto. Fue porque esa ciudad está en el paso más “caliente” del ingreso de la cocaína boliviana a la Argentina.
Los militares que trabajan en estos operativos no están buscando aviones británicos por el conflicto de Malvinas. Están ayudando a una tarea policial. Y lo más paradójico es que las FF.AA. hacen este tipo de tareas desde hace 3 años y medio.
Y esta misión ha sido redoblada por el impulso de Milani, que actúa en los hechos como el verdadero ministro de Defensa.
Entonces, hay una diferencia entre el discurso del ministro Rossi y las acciones de las FF.AA. En temas doctrinarios, Rossi se alinea con el núcleo duro del kirchnerismo –encabezado por la ex ministra de Defensa Nilda Garré– que niega esa posibilidad.
En la realidad, el ministro de Defensa permite que Milani involucre cada día más en estas tareas policiales al Ejército y arrastre a la Fuerza Aérea y a la Armada en la misma dirección. El debate no lo abrió Scioli. Ya lo había abierto Cristina Kirchner en la cena de camaradería de las FF.AA. cuando anunció el redespliege del Ejército hacia el NOA y dijo que las Fuerzas Armadas debían enfrentar “los nuevos problemas en la frontera sin intervenir en asuntos internos”.
Lo hacen los espías del Ejército para que las tropas de combate se desplieguen después en el marco del llamado operativo “Fortín II” y “Escudo Norte”. Hacer un “mapa de riesgo” del movimiento de narcos es una tarea de inteligencia policial prohibida a las Fuerzas Armadas por las leyes de Seguridad Interior y de Defensa Nacional, tal como denunció el senador radical Gerardo Morales.
Por su parte, las tropas de combate hacen tareas de patrullaje en la frontera con Bolivia y Paraguay en caminos que usan los narcos, así como relaciones públicas con los pueblos donde se desplegaron (Ver foto).
Ahora en el caso que descubran un narco, deben llamar a efectivos de la Gendarmería. ¿Cómo van a hacer para detener a un civil mientras llega la Gendarmería, sin violar la ley?
Otra pregunta: ¿por qué Milani creó una sección de Inteligencia el Ejército en Tartagal? No fue para espiar a Bolivia que no es un hipótesis de conflicto. Fue porque esa ciudad está en el paso más “caliente” del ingreso de la cocaína boliviana a la Argentina.
Los militares que trabajan en estos operativos no están buscando aviones británicos por el conflicto de Malvinas. Están ayudando a una tarea policial. Y lo más paradójico es que las FF.AA. hacen este tipo de tareas desde hace 3 años y medio.
Y esta misión ha sido redoblada por el impulso de Milani, que actúa en los hechos como el verdadero ministro de Defensa.
Entonces, hay una diferencia entre el discurso del ministro Rossi y las acciones de las FF.AA. En temas doctrinarios, Rossi se alinea con el núcleo duro del kirchnerismo –encabezado por la ex ministra de Defensa Nilda Garré– que niega esa posibilidad.
En la realidad, el ministro de Defensa permite que Milani involucre cada día más en estas tareas policiales al Ejército y arrastre a la Fuerza Aérea y a la Armada en la misma dirección. El debate no lo abrió Scioli. Ya lo había abierto Cristina Kirchner en la cena de camaradería de las FF.AA. cuando anunció el redespliege del Ejército hacia el NOA y dijo que las Fuerzas Armadas debían enfrentar “los nuevos problemas en la frontera sin intervenir en asuntos internos”.
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