(defensa.com) A la Unión Cívica Radical
le llamó la atención en el Boletín Oficial la resolución que aprueba dos
contratos con la empresa china Norinco para la compra de nuevos
uniformes para el Ejército Argentino, por un monto que, en su totalidad,
supera los 16 millones de dólares.
El punto que cuestionan los senadores
del radicalismo, que se incluirá en un pedido de informes que
presentarán esta semana, son las razones de este contrato, habida cuenta
que el Gobierno definió dentro de su modelo económico la prioridad para
la compra nacional en el Estado y el incentivo en la industria textil
para afrontar la dura competencia con el exterior, especialmente con la
industria china, a la que ahora se le contratan los nuevos uniformes.
El contrato y sus anexos, firmados por Agustín Rossi como Ministro de Defensa, más allá de describirle a los chinos, como en un figurín de moda, los colores de cada uno de los tipos de uniformes que utilizarán los oficiales de soldados, la banda de tonos de los colores patrios y la aplicación de la bandera, enumera los elementos a comprar como camisas, fundas para cascos comunes y de combate, medias, pantalones, fundas y trajes de protección térmica.
El contrato con la firma extranjera -facilitado por un acuerdo de asociación estratégica entre los gobiernos de Buenos Aires y Pekín- se firmó para adquirir equipos de vestuario y otras prendas que componen el uniforme personal del soldado. El 19 de diciembre de 2013, el ministro Agustín Rossi, se reunió con la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), para rubricar un convenio de cooperación que impulsa la participación de empresas locales como proveedoras en materia de producción para la Defensa, "iniciativa que se inscribe en una política de impulso al Compre PYME (Pequeña y Mediana Industria) y Compre Nacional", decía la gacetilla de prensa. Lo que desconocían los representantes que rubricaron el acuerdo en el Salón Belgrano del Ministerio de Defensa es que seis días antes, el 13 de diciembre, Rossi había firmado el millonario contrato con el grupo privado asiático Norinco que una vez más dejaba fuera del negocio a los fabricantes nacionales.
Un empresario de la cámara APYME que asistió al encuentro dijo a este diario: "Es una señal de vuelta atrás en el proceso que habíamos intentado de incorporarnos paulatinamente como proveedoras en las compras públicas". También se registraron quejas entre proveedores habituales que son convocados cada dos años al Simposio de Producción para la Defensa con el propósito de explorar oportunidades de abastecer las fuerzas.
En aquel acto Rossi afirmó: "Buscamos potenciar la relación con el sector privado, y lograr que aquellas PYMES que puedan convertirse en proveedoras de los desarrollos de la industria para la Defensa tengan un marco de colaboración y de complementación".
La iniciativa de renovar el vestuario del Ejército fue impulsada por el titular de la fuerza, teniente general César Milani, quien "militó" la operación durante toda la gestión de Arturo Puricelli y coronó el acuerdo comercial a poco de la asunción de Rossi. Milani festejó mucho antes de que se conociese la decisión administrativa avalando el contrato que fue publicada en el Boletín Oficial.
Lo hizo en agosto de 2013 cuando el decreto Nº 1.170/2013 otorgó 148.000.000 de pesos a la Dirección del Servicio Logístico de la Defensa (DGSLD) para la adquisición de prendas de vestir. Testigos involuntarios contaron que ése día el mandamás del Ejército acudió al despacho de Lucía Kersul, jefa de la DGSLD, y reclamó para sí la partida. La demanda de Milani generó una cumbre con el secretario de Ciencia Tecnología y Producción, Santiago Rodríguez, encargado de los números grandes del ministerio, palabras más o menos Rodríguez manifestó que era atribución de su oficina y de la DGSLD a quién asignar el dinero.
El 17 de enero la Decisión Administrativa Nº 123/2013 le dio el triunfo a Milani: aprobó los contratos para el uniforme del Ejército con cuatro variantes verde oliva para el vestuario de combate y de combate en la selva y arena nutria para los uniformes de combate multicamuflaje y de combate patagónico. El gobierno hasta un día antes de la contratación a los chinos, había continuado con su línea de exaltar la industria nacional. El 16 de enero se reunieron en la Casa de Gobierno ministros y representantes de las cámaras de textiles, calzado y marroquinería, en el marco de los encuentros con integrantes de las distintas cadenas de valor productivas de todo el país. "En cumplimiento de la política de precios, aumento del empleo y de las exportaciones, se promoverá la regularización en esos sectores, por lo que se pueden alcanzar los 300.000 puestos de trabajo", decía el comunicado oficial.
El contrato y sus anexos, firmados por Agustín Rossi como Ministro de Defensa, más allá de describirle a los chinos, como en un figurín de moda, los colores de cada uno de los tipos de uniformes que utilizarán los oficiales de soldados, la banda de tonos de los colores patrios y la aplicación de la bandera, enumera los elementos a comprar como camisas, fundas para cascos comunes y de combate, medias, pantalones, fundas y trajes de protección térmica.
El contrato con la firma extranjera -facilitado por un acuerdo de asociación estratégica entre los gobiernos de Buenos Aires y Pekín- se firmó para adquirir equipos de vestuario y otras prendas que componen el uniforme personal del soldado. El 19 de diciembre de 2013, el ministro Agustín Rossi, se reunió con la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), para rubricar un convenio de cooperación que impulsa la participación de empresas locales como proveedoras en materia de producción para la Defensa, "iniciativa que se inscribe en una política de impulso al Compre PYME (Pequeña y Mediana Industria) y Compre Nacional", decía la gacetilla de prensa. Lo que desconocían los representantes que rubricaron el acuerdo en el Salón Belgrano del Ministerio de Defensa es que seis días antes, el 13 de diciembre, Rossi había firmado el millonario contrato con el grupo privado asiático Norinco que una vez más dejaba fuera del negocio a los fabricantes nacionales.
Un empresario de la cámara APYME que asistió al encuentro dijo a este diario: "Es una señal de vuelta atrás en el proceso que habíamos intentado de incorporarnos paulatinamente como proveedoras en las compras públicas". También se registraron quejas entre proveedores habituales que son convocados cada dos años al Simposio de Producción para la Defensa con el propósito de explorar oportunidades de abastecer las fuerzas.
En aquel acto Rossi afirmó: "Buscamos potenciar la relación con el sector privado, y lograr que aquellas PYMES que puedan convertirse en proveedoras de los desarrollos de la industria para la Defensa tengan un marco de colaboración y de complementación".
La iniciativa de renovar el vestuario del Ejército fue impulsada por el titular de la fuerza, teniente general César Milani, quien "militó" la operación durante toda la gestión de Arturo Puricelli y coronó el acuerdo comercial a poco de la asunción de Rossi. Milani festejó mucho antes de que se conociese la decisión administrativa avalando el contrato que fue publicada en el Boletín Oficial.
Lo hizo en agosto de 2013 cuando el decreto Nº 1.170/2013 otorgó 148.000.000 de pesos a la Dirección del Servicio Logístico de la Defensa (DGSLD) para la adquisición de prendas de vestir. Testigos involuntarios contaron que ése día el mandamás del Ejército acudió al despacho de Lucía Kersul, jefa de la DGSLD, y reclamó para sí la partida. La demanda de Milani generó una cumbre con el secretario de Ciencia Tecnología y Producción, Santiago Rodríguez, encargado de los números grandes del ministerio, palabras más o menos Rodríguez manifestó que era atribución de su oficina y de la DGSLD a quién asignar el dinero.
El 17 de enero la Decisión Administrativa Nº 123/2013 le dio el triunfo a Milani: aprobó los contratos para el uniforme del Ejército con cuatro variantes verde oliva para el vestuario de combate y de combate en la selva y arena nutria para los uniformes de combate multicamuflaje y de combate patagónico. El gobierno hasta un día antes de la contratación a los chinos, había continuado con su línea de exaltar la industria nacional. El 16 de enero se reunieron en la Casa de Gobierno ministros y representantes de las cámaras de textiles, calzado y marroquinería, en el marco de los encuentros con integrantes de las distintas cadenas de valor productivas de todo el país. "En cumplimiento de la política de precios, aumento del empleo y de las exportaciones, se promoverá la regularización en esos sectores, por lo que se pueden alcanzar los 300.000 puestos de trabajo", decía el comunicado oficial.
El instrumento permite acceder a bienes obviando el camino de la
licitación pública internacional. (Luis Piñeiro, corresponsal en
Argentina)
Por una cuestiòn de precios y por el volumen del pedido, una empresa argentina no tiene la capacidad la producciòn de los chinos, o no al menos al costo de los chinos. Cuando se le encargò a empresas nacionales, no hacian todos los talles o las primeras series venian bien y la segunda tanda ya entregaban incompletos o no eran del mismo cammo o color.
ResponderEliminarLos norteamericanos encargan a China parte de sus uniformes, este es Xinxiang Yijia Textiles Co., Ltd. de China y es un ACU 65 multicam para el US Army. Hasta los yankees encargan en China los uniformes
Bueno, con la transferencia de tecnología se aprenderá en el país a fabricar, entre otras cosas, medias, camisetas, botas, etc. Que vergüenza, predican una cosa y hacen otra. Un saludo
ResponderEliminarHomero