martes, 21 de enero de 2014

La Armada Española contaría con su primera fragata F-110 dentro de ocho años

(Infodefensa.com) G. S. Forte, Madrid – El futuro gran programa de la Armada, la construcción de cinco fragatas versátiles, preparadas tanto para las operaciones litorales de baja intensidad –al estilo de las actuales BAM–, como para las misiones mar adentro de alta intensidad –papel encomendado a las F-100–, debería ser una realidad en 2022. Esa es la fecha prevista de entrega de la primera unidad. Las siguientes llegarán en años sucesivos, hasta que la última lo haga en torno a 2030.

El calendario coincide con el de las bajas previstas de las fragatas de la clase Santa María (F-80), unos buques que derivan de la clase norteamericana Oliver Hazard Perry, de la que operan decenas de unidades en distintas armadas del mundo. Esta circunstancia ofrece una singular oportunidad para la comercialización de la nueva embarcación en el mercado internacional, ya que los demás usuarios de los buques de este tipo también deberán buscarles un sustituto durante el mismo periodo que España. En ese momento estará disponible la F-110 como una solución idónea.

De momento el horizonte 2022-2030 es una estimación aproximada revelada a Infodefensa.com por fuentes de la Armada conocedoras de un proyecto que aún se encuentra en una etapa preliminar a la del diseño propiamente dicho. Ahora aún está inmerso en la fase conceptual, en la que básicamente se trata de despejar tres puntos básicos: “qué queremos que lleve el buque, qué tamaño deberá tener y qué precio podrá alcanzar”, en palabras de un alto mando de la fuerza naval.

Actualmente, según la información facilitada por el Estado Mayor de la Armada, ya se tiene un primer borrador de los requisitos con el que la Armada trabaja junto a la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), organismo del Ministerio de Defensa, y la industria española naval y de alta tecnología, sobre todo Navantia e Indra.

Ultimada esta fase, se habrán cimentado los pilares con los que comenzar a delinear las verdaderas capacidades con las que contarán las fragatas.

Un innovador mástil integrado
Lo que ya apunta la Armada es que se tratará de unos barcos con unas características y un tamaño a medio camino entre los actuales Buques de Acción Marítima (BAM), de algo más de 93,9 metros de eslora y 2.670 toneladas de desplazamiento, y fragatas F-100, cuyo desplazamiento es de 5.800 toneladas repartidas en sus 147 metros de eslora.
En su diseño destacará la innovación de contar con un único mástil en el que irán integradas todas las antenas y con apenas elementos rotatorios. El jefe de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada, el vicealmirante José Luis Urcelay Verdugo, explica que este “mástil integrado” es un concepto especialmente innovador. En él irán compactados los radares, los equipos de comunicaciones, los equipos de guerra electrónica y los sistemas optrónicos de cada nave.

Lo que aún no está decidido es si el cañón que montará el nuevo modelo será de 3 pulgadas (76,2 mm), como los que equipan los BAM, o de 5 pulgadas, como los de las F-100. Sí se da por seguro que dispondrá de un lanzador vertical y misiles SU-SU.

Además, cada buque contará con un sonar remolcado para su misión más destacada: la guerra antisubmarina. En este punto, cuenta el vicealmirante Urcelay, superará notablemente a la F-100, considerada como una de las mejores fragatas del mundo en activo, y la mejor de Europa, pero que apenas cuenta con elementos para hacer frente a los sumergibles.

También estará dotado especialmente para repeler amenazas asimétricas, un aspecto que hasta hace relativamente poco apenas se tenía en cuenta, como ejemplifica el dañino ataque –murieron 17 marineros– perpetrado en 2000 por una pequeña lancha cargada de explosivos al destructor norteamericano USS Cole en Yemen.

En general, buena parte de las misiones de las nuevas naves se desarrollarán previsiblemente en el litoral, donde ya tiene lugar la mayoría de las operaciones de las fuerzas navales hoy en día
En todo caso, para adecuarse a los objetivos de cada momento, las F-110, con las que la Armada espera contar hasta más allá del año 2050, dispondrán de un espacio multimisión modular. Así, según el caso, en este espacio se podrán alojar vehículos no tripulados, embarcaciones de operaciones especiales o contenedores para distinto uso, dependiendo de la naturaleza de las operaciones que se vayan a emprender.

“Grandes visos de exportación”

La F-110, explica el vicealmirante Urcelay en presencia del Jefe de Estado Mayor de la Armada, el almirante general Jaime Muñoz-Delgado, “tiene grandes visos de exportación. Es posible que muchas marinas en el mundo se fijen en ella para reemplazar sus tipo OH Perry”.

El nuevo buque español, de propulsión híbrida y concebido para operar tanto junto a otras naves como en solitario, llegará por tanto en el momento idóneo para atender las necesidades potenciales de unas armadas que estarán dejando de operar con una de las clases más numerosas construidas tras la Segunda Guerra Mundial

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