Cancha. El viejo anfiteatro se usa como campo de juego./MARIO QUINTEROS
“Los problemas se fueron profundizando con el paso del tiempo. Lo que sucede en el Parque Lezama es una vergüenza”, le dijo a Clarín Patricia Barral, una vecina que durante años estuvo al frente de una asociacion barrial. Se cansó de pelearla para cambiar algunas cosas y plantó bandera.
El parque es víctima crónica del vandalismo y de la inseguridad. Estatuas, bancos, monumentos, fuentes, árboles y farolas fueron destrozadas. Los caminos interiores y las veredas de todo el contorno son utilizados todos los fines de semana por una feria de artesanos (que están habilitados por la Ciudad), pero también por manteros y vendedores ambulantes ilegales. Según fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, los sobres de la licitación para reconstruirlo ya se abrieron y entre fines de enero y febrero comenzaría la obra. Por el momento no tendrá reja perimetral: un grupo de vecinos se opuso.
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