Por Justo Urbieta
A principios de marzo se hará la primera cosecha de la fruta producida en Misión Tacaaglé con novedosas tecnologías del exterior; el objetivo, sustituir en el mercado interno parte la importación, que llega al 75% del consumo
FOTO GENTILEZA JOAQUIN RAVE
Para principios de marzo, a más tardar, el Centro de Validación de Tecnologías Agropecuarias (Cedeva), de Misión Tacaaglé, en el noroeste de esta provincia, realizará la primera cosecha de bananas que forma parte de un novedoso programa integral encarado para reposicionamiento de la provincia como abastecedora importante de esta fruta en el país, que en la actualidad la importa en poco más de un 75% de Ecuador, Bolivia, Brasil y Paraguay.
Se trata de la culminación de un proceso que comenzó hace cuatro años y que incluyó desde la importación de meristemas de Israel -y un sistema de riego por goteo para 60 hectáreas- hasta la incorporación de un invernáculo francés, una biofábrica con equipos de los Estados Unidos y Alemania, un cablevía colombiano y un galpón de empaque -el más moderno que existe aquí- a lo que se suma un programa de extensión y capacitación de transformación frutícola. "De a poco queremos impactar en el mercado y que la gente empiece a ver que Formosa tiene una banana de altísima calidad y de un gusto exquisito", comentó a LA NACION el coordinador ejecutivo de los Cedeva (uno de los tres institutos provinciales inspirados en el INTA), Jorge Balonga.
El especialista confirmó que a fines de febrero o marzo comienza la cosecha y marzo-abril será el grueso de tres variedades propias: Gran Enano, Williams y un biotipo de la zona. Adelantó que con esta primera cosecha, además de la calidad, se podrán comparar rendimientos y todas las medidas que se toman en el cacho y el racimo y en el fruto. Balonga dijo que en cuanto a las expectativas de rendimientos se calcula un piso de 40 toneladas por hectárea, que duplican los actuales. Se pretende llegar a los centros de venta del país con la mejor calidad y con el sello distintivo de Formosa.
Para remitirlas al mercado se han diseñado cajas de cartón de 22 kilogramos cada una que saldrán de Tacaaglé con el nombre institucional de "Pacová porá" -banana linda en idioma guaraní- y la referencia de Formosa como punto de procedencia. "Lo que nosotros pretendemos demostrar es que estamos en condiciones de producir una banana de alta calidad comercial, con un aspecto parecido al de la fruta traída desde el exterior", consignó el profesional.
Puntualizó Balonga que todos estos pasos están orientados a ponerle límites a las situaciones que impiden que se consigan mejores precios porque generan que la banana formoseña llegue a los mercados muy deteriorada. "Es que la banana formoseña tiene mayor tenor de azúcar que la importada y sin embargo se la sigue madurando con las mismas dosis que se emplean para las frutas que llegan de afuera lo que hace que nuestra banana se deteriora mucho más rápido en las góndolas por lo que se hace necesario apelar a otras dosis", propuso.
"¿Como será la banana formoseña de ahora en más? De excelente calidad sin ninguna duda. Es el objetivo nuestro", ratificó con entusiasmo el funcionario quien confía en que una de las variedades que más va a jugar en Formosa es la banana Williams que se hace mucho en Bolivia y es la de mayor ingreso y distribución en el mercado argentino. De todos modos, reconoció que la tarea de los componentes genéticos y tecnológicos apenas comienza ya que lo que se pretende ahora es definir el cultivar más conveniente para Formosa.
En tal sentido comentó que el Cedeva de Misión Tacaaglé ganó un proyecto de marcadores moleculares para banana para ir definiendo a través de exámenes de ADN qué tipo de cultivares existen para poder diferenciarlos. "Cualquier productor que cultiva maíz, por ejemplo, sabe qué variedad, de qué grupo, qué calidad y cuándo lo tiene que sembrar. Acá los materiales de multiplicación se han traído de cualquier lado. Los conseguían, veían una linda banana en determinado lugar, la traían, la plantaban y después se perdía esa historia esa porque no se sabía de dónde ni cómo se los trajo", expuso Balonga. "Ahora podemos decir qué planta de banana es y el modo cómo se las debe manejar", agregó el especialista de Cedeva.
Por último Balonga consideró que la variedad Williams es el caballito de batalla porque ha soportado las heladas, la sal y la sequía mucho mejor que otras variedades. "La planta ha tenido mayor sobrevivencia en el campo y ha dado mejor producción", concluyó.
Fuente: Diario LA NACION
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