Por Ernesto Azarkevich - Clarin.com
La Policía de Misiones descubrió que el 90% de los vehículos incautados a narcos son brasileños. Les sacan los asientos para llenarlos y los traen incluso por agua.
El momento en el que una camioneta robada en Brasil es cruzada cargada de droga desde Paraguay rumbo a Misiones.
La permeable frontera es aprovechada al máximo por las bandas narco que operan en Misiones. A la facilidad del ingreso de marihuana desde Paraguay, ahora se suma un método novedoso: la provisión de cientos de vehículos robados en Brasil que son utilizados para mover la droga desde la costa del río Paraná hacia los centros de acopio.
En la Policía de Misiones establecieron que el 90% de los vehículos incautados en causas vinculadas al tráfico de estupefacientes tenían pedido de secuestro en Brasil, principalmente en el Estado de Santa Catarina y en menor medida, Paraná.
Los vehículos, muchas camionetas y combis, son cruzados a la Argentina principalmente en los 30 kilómetros de frontera seca ubicados entre Bernardo de Irigoyen y San Antonio. En los últimos tiempos y como consecuencia de los controles policiales, el cruce de esos vehículos se trasladó más al sur. Sobre lanchas de aluminio unidas con tablones y utilizando motores náuticos de baja potencia son cargadas las camionetas que en pocos minutos llegan a territorio argentino a través de pasos clandestinos. Las bandas luego canjean esos vehículos por drogas o los venden por sumas que oscilan entre 20.000 y 30.000 pesos.
El año pasado, la Policía de Misiones reintegró a Brasil 104 vehículos que fueron hallados principalmente en la zona más caliente del narcotráfico: Jardín América, a 100 kilómetros de Posadas. A casi todos les habían quitado los asientos traseros y la butaca derecha para maximizar la capacidad de carga. Y les habían colocado matrículas de vehículos argentinos para no despertar sospechas.
En esa zona fueron decomisados 41 coches, dos camiones, 23 camionetas, ocho combis y 31 motos. Estas últimas generalmente son entregadas por las bandas a quienes deben “barrer” los caminos secundarios para descartar la presencia de patrullas de las fuerzas federales o de la propia Policía de Misiones.
Una de las principales organizaciones que operan en esa zona es el “Clan M”. Se trata de una familia que empezó traficando cigarrillos desde Paraguay y rápidamente incursionó en el narcotráfico, negocio donde las ganancias se multiplican.
El clan tejió vínculos con el poder político y hasta con un juez de Instrucción, que en varias ocasiones se interesó por la suerte que corrieron sus integrantes en las refriegas con integrantes de la Prefectura.
Las poderosas camionetas Hummer empezaron a formar parte del paisaje y el pago de las cuentas con billetes de cien dólares parecieron no llamar la atención de nadie. La ostentación del grupo fue cada vez más evidente, a tal punto que mandaron a construir en Colonia Oasis la réplica de un salón de eventos que no quisieron alquilarles para una fiesta familiar.
En Jardín América cuentan que un ministro provincial solía compartir habitualmente asados con el “Clan M”, una muestra más de los vínculos entre la política y el narcotráfico.
“Buena parte del dinero lo blanquearon en farmacias, supermercados, ferreterías, lavaderos, hoteles y otros emprendimientos que son manejados por testaferros”, cuenta un policía que conoce como pocos la ciudad de Jardín América.
Los últimos decomisos de grandes cargas realizadas por la Policía y fuerzas federales obligaron a los narcos a cambiar de estrategia: el acopio de la marihuana que ingresa desde Paraguay ya no se hace en la costa del río Paraná. Ahora tienen sus depósitos sobre el margen derecho de la ruta 12, más hacia el centro de la provincia.
“Compran aserraderos quebrados y campos para convertirlos en búnkers donde se oculta la droga para luego enviarla a Buenos Aires, principalmente disimulada en cargas de madera. Siempre buscan una fachada legal”, dice un oficial.
En Misiones, después de muchos años de sólo combatir el narcomenudeo, la Policía provincial se sumó en 2016 a la investigación y combate de los narcos. En 2015 la Fuerza había decomisado 1.027 kilos de marihuana en 60 procedimientos; mientras que cerró 2017 con 21 toneladas en 282 intervenciones. Todo con una dotación de apenas 59 agentes antidrogas y escasa tecnología.
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