Por MATTHEW MOSS - War Is Boring
Desde hace más de 40 años, la ametralladora de 30 milímetros GAU-8 Avenger, de la casa General Electric, constituye la principal arma del avión de ataque a tierra del Ejército del Aire estadounidense A-10 Thunderbolt II. También forma parte del sistema naval de defensa cercana [Close-In Weapon System (CIWS)] Goalkeeper.
Se trata de un arma enorme e impresionante. La GAU-8 tiene siete cañones independientes con cierres de acerrojamiento giratorio que se accionan mecánicamente. El arma se sirve de un par de motores hidráulicos para su funcionamiento y en teoría puede vomitar hasta 4.200 proyectiles contracarro de uranio empobrecido por minuto.
En los años 1960 el Ejército del Aire estadounidense planteó la necesidad de un avión de ataque a tierra dedicado y asequible capaz de destruir vehículos acorazados y posiciones enemigas en apoyo cercano de las tropas terrestres aliadas. La amenaza de una ofensiva acorazada soviética masiva sobre Europa Occidental requería de un sistema de arma y aeronave que pudiera batir y destruir carros de combate y vehículos acorazados de transporte de personal.
En septiembre de 1966 el Ejército del Aire estadounidense puso en marcha el programa de Ataque-Experimental [Attack-Experimental], o A-X, para desarrollar el nuevo avión de apoyo aérea cercano [Close Air Support (CAS)]. El programa A-X demandaba un aeronave de bajo coste con una buena maniobrabilidad a baja velocidad, un prolongado tiempo de sobrevuelo y una acentuada supervivencia y potencia de fuego. Los diseñadores consultaron a pilotos de A-1 Skyraider con experiencia operativa en Vietnam y revisaron sus propuestas en el verano de 1970.
La propuesta resultante consistía en una ametralladora rotativa de 30 milímetros con una cadencia de fuego de 4.000 disparos por minuto. El Ejército del Aire estadounidense seleccionó dos diseños de armas, uno de General Electric, que previamente ya había desarrollado el M61 Vulcan, y otro de Philco-Ford, diseñador de la infructuosa ametralladora de 25 milímetros GAU-7.
Ganó el diseño de General Electric. El Ejército del Aire estadounidense denominó a este diseño GAU-8 o, más técnicamente, “A/A49E-6 Gun System” [Sistema de Armas A/A49E-6].
General Electric no se limitó simplemente a agrandar su sistema M61 Vulcan de 20 milímetros, lo que habría dado lugar a un arma que superaría con creces el requisito de peso máximo establecido por el Ejército del Aire estadounidense. En lugar de eso diseñaron un nuevo sistema más ligero al que le acoplaron el mecanismo de alimentación de munición sin eslabones del Vulcan.
El Ejército del Aire estadounidense preseleccionó dos posibles diseños de avión sobre los que montar el nuevo arma, el YA-10 de Fairchild Republic y el YA-9 de Northrop. Ambos diseños tomaron como punto de partida la GAU-8. Fairchild montó la ametralladora ligeramente a babor en el YA-10, con el cañón que dispara alineado en el lado de estribor, en la posición de las nueve en punto (visto de frente).
De esta forma la fuerza de 45 kN de retroceso de la GAU-8 discurre a lo largo de la línea central del avión y se evita que al disparar el A-10 se desvíe fuera del blanco. Unos amortiguadores de retroceso reducen la cantidad de retroceso que se transfiere al fuselaje del avión.
Las pruebas empezaron a finales de 1972 y en enero de 1973 el Ejército del Aire estadounidense seleccionó definitivamente el YA-10. El A-10 es una aeronave robusta y resistente que requiere relativamente poco mantenimiento e incluso puede operar desde bases avanzadas que suelen carecer de muchos sistemas de apoyo y pistas de aterrizaje totalmente preparadas.
Fairchild diseñó la aeronave para que gozara de una gran capacidad de supervivencia con un fuselaje que puede soportar impactos de ametralladora de 23 milímetros y una cabina blindada que ofrece protección frente a proyectiles de 57 milímetros. Los depósitos de combustible del A-10 son auto-sellantes y el aparato se puede pilotar en el llamado “modo de reversión manual” [manual reversion mode] si resulta dañado el sistema hidráulico o la aviónica.
Solo la ametralladora GAU-8 pesa 280 kilos, mientras que todo el sistema de armas A/A49E-6 pesa 1.830 kilos, lo cual supone aproximadamente el 16 % del peso total del A-10. La GAU-8 cuenta con siete cañones y en un principio era capaz de disparar hasta 4.200 disparos por minuto, pero el Ejército del Aire estadounidense limitó la cadencia de fuego a unos nada desdeñables 3.900 disparos por minuto.
A esa cadencia de fuego cada uno de los siete cañones dispara 557 proyectiles por minuto. En la práctica los pilotos disparan en ráfagas de entre uno y dos segundos para ahorrar munición y prolongar la vida útil de los cañones. El Ejército del Aire estadounidense estima que los cañones tienen una vida útil de un mínimo de 20.000 disparos. Cada cañón dispone de un mecanismo de suelta rápida para facilitar su mantenimiento o sustitución.
El sistema tiene una longitud total de 9,5 metros y el tambor de munición tiene un diámetro de casi 1 metro. El cargador de la GAU-8 puede albergar hasta 1.174 cartuchos, pero el Ejército del Aire estadounidense suele cargar sólo 1.150. Dos motores hidráulicos independientes, que en conjunto generan 77 caballos de potencia, accionan el tambor de alimentación de munición y el propio arma.
Estos motores giran los siete cañones de la GAU-8 casi instantáneamente. El sistema de armas A/A49E-6 no expulsa fuera de la aeronave las vainas de los proyectiles que dispara, sino que las vuelve a introducir en el cargador de tambor y posteriormente el personal de tierra las descarga. Esto evita el peligro de que las vainas puedan ser ingeridas por los motores u ocasionar daños en el fuselaje.
Al principio el personal de tierra municionaba manualmente el cargador del A-10. Las recargas podían llevar horas. Sin embargo, en 1976 el Ejército del Aire estadounidense solicitó propuestas para un sistema de recarga automático. La empresa Coloney Engineering Company resultó ganadora del contrato con un diseño que permitía retirar las vainas de los cartuchos disparados al mismo tiempo que cargaba cartuchos nuevos.
General Electric diseñó los cartuchos de 30 milímetros de la GAU-8 al mismo tiempo que diseñaba el arma. Para poder penetrar el blindaje de un carro de combate la munición tenía que montar un proyectil perforante de un metal duro. El material ideal para ello era el tungsteno, pero la mayor parte de la producción mundial de tungsteno se encontraba en China y la Unión Soviética.
Por lo tanto se buscó una alternativa, el uranio empobrecido, un derivado del enriquecimiento de uranio para reactores nucleares. Éste emite aproximadamente el 60 por ciento de la radiactividad del uranio natural. Como ventaja añadida los fragmentos se incendian cuando se desprenden del proyectil. En la información publicitaria de General Electric se toman la precaución de describir genéricamente el uranio empobrecido como un “metal pesado”.
General Electric diseñó dos tipos de munición basándose en el cartucho de 30 por 173 milímetros de la ametralladora Oerlikon 304 RK (también llamada Oerlikon KCA): el cartucho incendiario perforante PGU-14/B [Armor-Piercing Incendiary (API)] y el cartucho incendiario de alto explosivo PGU-13/B. Los A-10 llevan cinco cartuchos PGU-14/B por cada cartucho PGU-13/B. En ambos cartuchos las vainas son de aleación de aluminio para reducir el peso al mínimo y así aumentar la carga útil del avión.
La munición PGU-14/B API puede penetrar hasta 55 milímetros de blindaje a una distancia de 1.220 metros y hasta 76 milímetros de blindaje a distancias más cortas de hasta unos 300 metros. Durante las pruebas realizadas en 1979 los A-10 efectuaron varias pasadas contra carros M47 Patton que simulaban carros soviéticos T-55 y T-62. El informe posterior describió los daños producidos como “severos”, a lo que se añadió que las pasadas a baja cota resultaron “muy exitosas”.
Un carro de combate quedaba destruido con entre 11 y 27 disparos. A 1.200 metros de distancia el 80 por ciento de los proyectiles disparados por el A-10 impactaban dentro de una zona de 12 metros de diámetro.
A mediados de los años 1970 el fabricante de armas holandés Hollandse Signaalapparaten BV seleccionó a la GAU-8 como el sistema de armas para su sistema naval de defensa cercana Goalkeeper. El Goalkeeper defiende buques de superficie contra misiles, aeronaves y embarcaciones de alta velocidad a 2.000 metros de distancia. Numerosas Armadas montan este sistema en sus buques, entre las que se incluyen las de Holanda, Reino Unido, Corea del Sur, Portugal y Bélgica.
El A-10 también puede cargar hasta 7.250 kilos de otras municiones en los puntos de anclaje bajo las alas, lo que incluye cohetes, misiles como el AGM-65 Maverick y una amplia variedad de bombas. El A-10 entró en acción por primera vez durante la Guerra del Golfo en 1991, en la que acabó con una cantidad estimada de 3.000 vehículos iraquíes entre los que se encontraban 900 carros de combate. En un sólo ataque dos A-10 acabaron con 23 carros de combate iraquíes.
Mientras que el F-111 fue el avión del Ejército del Aire estadounidense que acabó con más carros de combate a lo largo de la Guerra del Golfo, el A-10 fue el principal avión de apoyo aéreo cercano [Close Air Support (CAS)]. Desde 1991 el A-10 ha prestado sus servicios en Afganistán, en la Guerra de Irak de 2003 y en las operaciones de la coalición en Libia en 2011. Más recientemente los A-10 han atacado al Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS).
En la actualidad 283 A-10C modernizados continúan en servicio en el Ejército del Aire [Air Force] y la Guardia Nacional del Aire [Air National Guard] estadounidenses. General Electric ha fabricado 770 ametralladoras GAU-8 tanto para los A-10 como para los sistemas Goalkeeper.
Traducido por Jorge Tierno Rey, autor de El Blog de Tiro Táctico.
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