Por Pablo Fernández Blanco - LA NACION
Cederá su 33% a Ghella, la socia italiana en el proyecto; el Gobierno debe aprobar la operación.
Odebrecht se va del Sarmiento: le vendió su parte a una empresa italiana. Foto: Archivo
Odebrecht, la empresa más cuestionada de América latina luego de haber admitido el pago de coimas millonarias en varios países, incluidos US$ 35 millones en la Argentina, tiene todo acordado para desprenderse de su participación en el soterramiento del tren Sarmiento, el proyecto de infraestructura en marcha más grande del país, con un presupuesto de US$ 3000 millones.
De esa manera, espera deshacerse de las críticas que despertó en distintos sectores su permanencia en la iniciativa pese al escándalo que surgió en torno del Lava Jato, la megainvestigación de corrupción que se lleva adelante en Brasil, con ramificaciones en varios países.
Según las últimas modificaciones accionarias del proyecto, que informó ayer LA NACION, Odebrecht tiene hoy el 33% del consorcio que ganó la construcción del soterramiento del Sarmiento. Esa parte pasará a la constructora italiana Ghella, que ya tiene el 37,4 por ciento. De manera que la firma europea se quedará con el 70% del consorcio. El resto será para Sacde, la empresa de Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía, que se quedó con los activos que pertenecían a Iecsa, la empresa de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri.
Ghella y Odebrecht presentaron ayer la documentación con los cambios accionarios en la UTE al Ministerio de Transporte, que maneja Guillermo Dietrich. Esa cartera tiene aproximadamente 25 días para dar su opinión con respecto a las modificaciones, dado que es la entidad a cargo de supervisar la obra.
La firma del acuerdo entre las compañías privadas, en tanto, se hizo la semana pasada. Ante la consulta de LA NACION, voceros de Ghella prefirieron no hacer comentarios.
Odebrecht no es la única firma que emprendió el éxodo del mayor proyecto local de infraestructura. A principios de año, la española Comsa pidió reducir su participación a un 1 por ciento. Además, pidió dejar de ser representante del consorcio y quedó sin cargos ejecutivos en el consorcio.
La salida de Odebrecht fue también celebrada por el Gobierno. Si bien se trató de una negociación entre privados, la administración de Mauricio Macri comenzó a gestar los argumentos para defenderse de las críticas de quienes cuestionaban la presencia de la empresa brasileña en la obra.
Aunque su sombra golpea la gestión actual, la mayor parte de esa historia se escribió durante el kirchnerismo. La apertura de ofertas para soterrar el Sarmiento se hizo el 24 de mayo de 2006. En enero de 2008, la entonces presidenta Cristina Kirchner le adjudicó el proyecto al consorcio integrado por Odebrecht.
Fuentes oficiales explicaron a LA NACION que la futura salida de Odebrecht no exime a la empresa de responsabilidades civiles o penales si se demuestra que pagó coimas para quedarse con la obra.
Si bien Odebrecht reconoció el pago de coimas por US$ 35 millones, no especificó quién recibió esos fondos, algo que exigieron varios funcionarios del Gobierno.
Anteayer, la Corte Suprema autorizó a los jueces Sebastián Ramos, Daniel Rafecas, Sebastián Casanello y Marcelo Martínez de Giorgi a viajar a Estados Unidos para buscar información relacionada con las causas por presunta corrupción de la multinacional brasileña Odebrecht con funcionarios argentinos.
Pese a la incomodidad por las denuncias de corrupción, el Gobierno sostiene que el consorcio a cargo del soterramiento trabaja a un ritmo acorde con los plazos de ejecución, algo que no ocurrió en el kirchnerismo, según sostiene. LA NACION informó días atrás que en la administración anterior no se hizo ni un solo metro de túnel en ocho años, pero las empresas recibieron $ 865 millones. Y recibió otros $ 1086 millones desde octubre del año pasado, cuando Macri definió un nuevo presupuesto para la obra.
En el marco del Lava Jato, un ex ejecutivo de Odebrecht reveló que la empresa había pagado sobornos a funcionarios en el marco de la ampliación del sistema argentino de gasoductos, el sector del cual surgió el denominado caso Skanska, el primer gran escándalo de corrupción del kirchnerismo.
También se sospecha del pago de coimas para quedarse con la ampliación de la Planta Potabilizadora Paraná de las Palmas, en Tigre, y la construcción de la Plante Depuradora del Bicentenario, en Berazategui, que realizó AySA.
En ambos casos, se coló el nombre del ex ministro de Planificación Julio De Vido, que fue mencionado en el marco de la mega investigación brasileña.
Un proyecto polémico
Lejos y hace tiempo - En 2006 se recibieron las ofertas para el soterramiento del ferrocarril Sarmiento. En enero de 2008, la ex presidenta Cristina Kirchner le adjudicó el proyecto a un consorcio integrado por la empresa brasileña Odebrecht
Mucha plata, poco avance - El kirchnerismo le giró al consorcio $ 865 millones, pero en ocho años el túnel por donde debería pasar el ferrocarril no avanzó ni un solo metro. Macri redefinió el presupuesto de la obra, que en los últimos meses avanzó 800 metros
Lava Jato - Odebrecht reconoció el pago de coimas en el país por US$ 35 millones. El escándalo creció y aumentó la presión sobre el Gobierno, que tenía contratista a una empresa de ese tipo. Odebrecht acordó la semana pasada la venta de su parte en el proyecto a su socia, la empresa italiana Ghella. Debe esperar la aprobación de Transporte
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