Por Rafael Mathus Ruiz - LA NACION
El canciller renovó el reclamo de soberanía, pero se encontró con una postura rígida de los isleños, que se consideran "un país" y cuestionan la falta de avances con la gestión de Macri
Foto: LA NACION
NUEVA YORK.- Los kelpers llevaron ayer a las Naciones Unidas una dura crítica al gobierno de Mauricio Macri, que renovó el reclamo sobre las islas Malvinas con gestos conciliadores para el Reino Unido y los isleños.
El ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Faurie, cumplió por primera vez con el ritual anual de defender los argumentos argentinos para demandar la soberanía de las Malvinas y los espacios marítimos circundantes en la reunión anual del Comité de Descolonización de la ONU. Faurie abogó, una vez más, por zanjar la disputa con el Reino Unido en una negociación.
Mike Summers, miembro de la Asamblea Legislativa de las "Falkland", defendió la postura de los kelpers por última vez: se retirará este año. Summers insistió en que su "país" no era una colonia del Reino Unido, sino una economía exitosa y autosuficiente, y que los isleños tienen derecho a la "autodeterminación", un principio respaldado por Londres que Naciones Unidas nunca les ha reconocido.
El histórico contrapunto surgió, esta vez, en un nuevo contexto: el acercamiento entre Buenos Aires y Londres trazado por Macri, que llevó a la firma del comunicado conjunto entre ambos gobiernos que le valió críticas a la ex canciller, Susana Malcorra. Ese acuerdo ha abierto una nueva etapa de diálogo y cooperación que ya ha dejado un resultado concreto: la misión actual de la Cruz Roja que trabaja para identificar los cuerpos de 123 soldados argentinos enterrados en 1982 en el cementerio Darwin.
Summers dijo que hubo un "muy bienvenido progreso" con la Argentina, y recordó que, entre otros temas, se había comenzado a discutir la restitución de los vuelos comerciales entre las islas y el continente. Pero advirtió que, tras esos primeros avances, ahora todo ha quedado parado. Además, acusó a la Argentina de ejercer "colonialismo económico" y socavar la economía de los isleños y presionarlos con sanciones.
"La Argentina ha fallado en honrar los acuerdos vigentes", disparó en su discurso Summers, quien culpó a la oposición en el Congreso y al Gobierno por el impasse.
Faurie optó por un tono conciliador. Reiteró que el Gobierno está convencido de que la relación con el Reino Unido "debe ser recuperada" y que quieren una "agenda amplia" con Londres; habló de un "nuevo marco", y de "avances" en comercio, inversiones, ciencia y tecnología, educación y cultura, seguridad y derechos humanos, y afirmó: "Creemos firmemente en el valor de sentarse a la mesa a discutir cualquier tema".
El canciller también brindó una señal a los kelpers: "La Argentina tiene la firme determinación de respetar y defender el modo de vida de quienes viven en Malvinas. Es un compromisos que ha sido asumido por todos los gobiernos democráticos". Luego, señaló que la resolución de la disputa deberá tener en cuenta como requisito indispensable los "intereses de la población de las islas". Al final de la sesión, Faurie se acercó hasta donde estaba sentado Summers y le estrechó la mano.
Como ocurre cada año, el Comité aprobó por unanimidad una resolución que reitera el llamado a buscar una "solución pacífica y negociada de la controversia sobre soberanía" que existe entre la Argentina y el Reino Unido. La resolución fue presentada por Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
Summers destacó el tono "discreto" y "conciliador" del canciller. Sin embargo, criticó la tarea del Comité de Descolonización, que siempre ha respaldado por unanimidad el reclamo argentino y ha abogado por una negociación con el Reino Unido, y lo acusó de desconocer el desarrollo en las islas y los derechos de los isleños. Le exigió que se "pusiera al día con la realidad", y en una de sus frases filosas, preguntó: "¿Quiénes son para decirnos que estamos equivocados?".
Rafael Darío Ramírez Carreño, embajador de Venezuela, presidente del comité y uno de los funcionarios más antiguos del chavismo, le respondió: "Es un ejercicio diplomático escucharlo".
Al finalizar la sesión Summers dijo a LA NACION que dudaba mucho que la disputa pudiera ser resuelta porque la Argentina y los isleños "vienen de direcciones muy distintas". Y afirmó: "Nada ha cambiado en todo el tiempo que he estado aquí, o en los diez años antes de que yo empezara a venir".
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