viernes, 23 de junio de 2017

Marina de Brasil inicia proceso de adquisición de nuevos buques de guerra

Por Andréa Barretto/Diálogo - A partir de 2019, las corbetas de clase Tamandaré se construirán en Brasil en colaboración con un astillero extranjero.
El proyecto de las corbetas de la clase Tamandaré prevé el aumento del potencial de sigilo con respecto a radares enemigos, además de ofrecer mayor comodidad a los tripulantes y mitigar el impacto ambiental. (Foto: Marina de Brasil)

El 10 de mayo, la Marina de Brasil concluyó la primera etapa del proceso que culminará con la construcción de cuatro corbetas de la clase Tamandaré. El punto de partida fue una convocatoria pública que invita a empresas y consorcios nacionales y extranjeros a participar en el futuro proceso de licitación, a través del cual se escogerá al responsable de fabricar los buques.

Los interesados debían demostrar su experiencia en la construcción de embarcaciones militares de gran complejidad tecnológica y con potencial de despliegue de más de 2.500 toneladas. En el transcurso de un mes, 21 empresas y consorcios de distintos países respondieron la licitación inicial de la Marina dirigida al mercado. El siguiente paso se dará en el segundo semestre de 2017, momento en el que se difundirá un documento con las especificaciones técnicas del proyecto de los buques.

La obtención de las corbetas es una de las prioridades de la Marina junto con el desarrollo de nuevos submarinos convencionales y nucleares, tal como lo afirmó el Contraalmirante Petronio Augusto Siqueira de Aguiar, jefe de la Dirección de Gestión de Programas de la Marina, en una entrevista con Diálogo.

En la misma explicó que la decisión sobre las embarcaciones de la clase Tamandaré se fundamenta en el objetivo global de ampliar y modernizar la capacidad operativa de la Marina de Brasil. Posteriormente, está prevista la adquisición de distintos medios de navegación superficial, que comprende no solamente corbetas, sino también fragatas, navíos de apoyo logístico y anfibios.

“La ventaja primordial de la incorporación de las corbetas de la clase Tamandaré está en la flexibilidad que ofrece este nuevo medio, el cual podrá desempeñar diversas tareas tales como la protección de las unidades navales, ataque de submarinos, patrullaje en aguas territoriales brasileñas para brindar protección a las actividades económicas e inclusive actuar en zonas que se encuentren bajo protección de organismos internacionales, en apoyo a la política exterior”, declaró el Contralmte. Petronio.
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Seguridad y comodidad

La escuadra de la Marina cuenta con dos corbetas operativas, ambas fabricadas en el Arsenal de la Marina en Río de Janeiro y “empleadas en distintas misiones a lo largo del mar territorial brasileño [que abarca cerca de 22 kilómetros desde la costa] y en el exterior”, puntualizó el Contraalmirante Flávio Augusto Viana Rocha, director del Centro de Comunicación Social de la Marina.

La corbeta de la clase Barroso, utilizada en la misión de paz en el Líbano, no se desactivará con el arribo de las nuevas embarcaciones de la clase Tamandaré. (Foto: Marina de Brasil)
La primera que pasó a formar parte del cuerpo de buques de guerra brasileños fue la corbeta Inhaúma, incorporada en 1989. La corbeta Barroso, por su parte, se incorporó casi 20 años después, en 2008, y ha sido la protagonista de la misión de paz en el Líbano, en la cual ejerció la función de buque insignia hasta marzo. De acuerdo con el Contralmte. Rocha, las corbetas Inhaúma y Barroso continuarán en servicio incluso después de la incorporación de las corbetas de la clase Tamandaré.

El proyecto de las nuevas corbetas reviste distintos aspectos que apuntan a mejoras importantes con respecto a los medios navales que se encuentran en operación hoy en día. Entre estos aspectos está el ser más sigilosas, como resultado de la redefinición del diseño de las líneas del casco destinado a disminuir la visibilidad de la nave en las pantallas de los radares enemigos. “Ser sigiloso se relaciona con la indetectabilidad de las operaciones y la capacidad de ocultar el buque”, explicó el Contralmte. Petronio. De esta forma, “las corbetas podrán operar en zonas de interés de modo discreto y cumpliendo con el requisito del factor sorpresa en el desempeño de sus actividades en nuestro mar territorial”, señaló.

El proyecto de las corbetas de clase Tamandaré también expresa innovación en cuanto a aspectos de comodidad y seguridad militares, además de consideraciones medioambientales. Por consiguiente, la distribución interna del navío se orientó a ofrecer mejores condiciones para las personas que realizarán las actividades en su interior. Se prevé alojamiento para 136 personas, entre tripulación, buzos, infantes de marina, pilotos y mecánicos de una aeronave.

Con respecto a la seguridad de los militares, se busca aplicar mejores recursos para el monitoreo de las distintas zonas del buque e incorporar tecnologías que permitirán prescindir de mano de obra dedicada a los sistemas de protección contra inundaciones e incendios. Así mismo, algunas de las tecnologías que se emplearán en las corbetas disminuirán la emisión de gases contaminantes y mejorarán el tratamiento de aguas negras y líquidos aceitosos.

En cuanto a la configuración del sistema de combate de estos buques, conformado por armas, sensores, sistemas tácticos y de dirección para el disparo de armas, el Contralmte. Petronio afirmó que “contarán con los requisitos necesarios para lograr un desempeño óptimo en acciones superficiales, antiaéreas, de guerra electrónica y contra submarinos”.

Colaboración internacional

Se calcula que la inversión destinada a las cuatro corbetas de clase Tamandaré ascenderá a un total de US$ 1.800 millones. En el cronograma inicial del proyecto, el inicio de la construcción está programado para 2019, en tanto que las entregas deben ocurrir en el transcurso de un período de tres años, entre 2022 y 2025.

La construcción de las cuatro embarcaciones se realizará preferiblemente en Brasil, afirmó el Contralmte. Petronio, pero la Marina reconoce la necesidad de definir un astillero constructor extranjero con una trayectoria consolidada para la fabricación de este tipo de navío. De esta forma, se espera mitigar los riesgos en cuanto al desarrollo y el logro del rendimiento previsto de los navíos. “Mediante la participación de un astillero extranjero, los candidatos nacionales adquirirán las cualificaciones para la ejecución del proyecto, a través de la inevitable transferencia de tecnologías”, afirmó el Contralmte. Petronio.

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